Las acusaciones se basaron en:
- información publicada en 2015, como un artículo de Radio Free Europe, en ucraniano;
- varias entrevistas con la ex trol del Kremlin, Lyudmila Savchuk;
- los testimonios de los asesores de Facebook, Twitter y Google al Congreso en noviembre de 2017.
Al presentar el documento, el Procurador General Adjunto Rod Rosenstein enfatizó que no había evidencia de que estas acciones hayan cambiado los resultados de las elecciones. No se alteraron los votos reales, ni hubo indicios de ningún vínculo con el gobierno ruso ni con la campaña de Donald Trump. No se trataba de una "colusión" o del supuesto hackeo del DNC, sino de la manipulación de la opinión pública a través de la compra de anuncios en medios sociales y la creación de múltiples cuentas en medios sociales, a lo que ellos llamaron "trolling".