Seamos sinceros por segunda vez, sabíamos que nuestra decisión no sería un jardín de rosas, que Oriente Medio no es precisamente Escandinavia, y que el precio a pagar podría ser demasiado caro. Más de uno - yo entre ellos - tuvo la desgracia de medirse con la temprana pérdida de seres queridos en guerras o atentados terroristas. Ello aparte de los problemas naturales de adaptación a la sociedad.
Pero seamos sinceros por tercera vez. Si en el momento de decidir nos hubieran dicho que dentro de tantos o cuantos años, por cuestión de orden de prioridades, intereses políticos y decisiones propias, el Estado de Israel, con 8 millones de habitantes, tendría que medirse con la calamidad de más de 800.000 de sus niños que viven por debajo del umbral de la pobreza, no lo admitiríamos. Es más, lo consideraríamos un hecho antijudío y antisionista.
Comentario: Lo que resalta a la vista, según denuncia fundadamente este hombre decente, es que estamos llegando al "final del juego" sionista psicopático. Esto significa que la elite está asaltando y despojando completamente a la clase media y baja, quedándose con todos los recursos (y la información) para su beneficio, antes de la llegada de la gran tormenta. No era tan obvio, quizás. Pero podríamos decir que la mitad de los Israelíes (patológicos y psicópatas) utilizó a la otra mitad de israelíes (normales) para que los apoyen en su cacería de palestinos y anexión de territorios. Los judíos normales se callaban porque, en general, las cosas "iban bien", sólo tenían que acallar su voz interna y no seguir a su empatía que gritaba para que pararan de matar palestinos. Y así fue por muchas décadas. Pero se ve llegar el final, donde corruptos psicópatas mandan, las cosas no pueden durar. La idea de Israel sólo era real para una élite criminal, psicopática y ladrona que piensa nada más que en sí misma y para quienes los demás (TODOS los demás, el resto de los israelíes también) no son más que cosas que manipular y hacer sufrir para el propio disfrute.