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La hipótesis de que hace unos 635 millones de años la Tierra estuvo completamente cubierta de hielo, como si fuera una inmensa bola de nieve, ha recibido un duro golpe. La concentración atmosférica de dióxido de carbono durante ese período fue mucho menor de lo que se pensaba, según las conclusiones de una nueva investigación que ponen en tela de juicio una parte de la hipótesis de la Tierra Bola de Nieve y reaviva el debate sobre las raíces del mecanismo de desglaciación.

La Tierra ha experimentado varias glaciaciones extremas, dos de las cuales ocurrieron durante el Período Criogénico (hace entre 710 y 630 millones de años). En 1992 y 1998, unos científicos propusieron que hace alrededor de 635 millones de años, nuestro planeta experimentó una era hiperglacial que lo dejó completamente cubierto de hielo.

En la hipótesis de la Tierra Bola de Nieve, se supone que esas eras hiperglaciales terminaron debido a que en la atmósfera se había acumulado el suficiente dióxido de carbono (CO2) de origen volcánico como para que este gas de efecto invernadero calentara la superficie del planeta e hiciera que el hielo se derritiera. Asumiendo que este escenario sea correcto, las concentraciones de CO2 debieron fluctuar hasta alcanzar un valor que es 300 veces mayor que el de las concentraciones de CO2 actuales y del pasado cercano.

A fin de evaluar la concentración atmosférica de CO2 de aquella época lejana, unos investigadores franceses del Instituto de Física del Globo de París (CNRS / IPGP / Universidad de París Diderot), en colaboración con científicos de Brasil y Estados Unidos, estudiaron carbonatos depositados hace 635 millones de años en un yacimiento geológico. Estos sedimentos coronan los depósitos glaciales de ese periodo. El estudio se basa en la diferencia de composición isotópica del carbono entre los carbonatos y la materia orgánica de organismos fosilizados, que refleja las concentraciones atmosféricas de CO2.

Los resultados muestran que las concentraciones de CO2 de aquella época eran muy cercanas a las actuales, las cuales están lejos de ser lo bastante grandes como para dar fin a una era glacial de aquella magnitud.

Por tanto, a fin de hallar una explicación para el cese de esa supuesta era hiperglacial, los científicos tendrán que estudiar la posibilidad de que actuasen en aquella época mecanismos alternativos de desglaciación o que fuera mayor de lo creído el papel desempeñado por gases distintos al CO2, como por ejemplo el metano, el cual ya ha sido incluido en la hipótesis.

Otra posibilidad, la más sólida según los autores del estudio, es que, simplemente, esas eras hiperglaciales no fueron tan intensas como se sugirió en su día.