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© DesconocidoFlujo de galaxias que derivan hacia un costado.
El universo observable al menos en parte no sería el único, junto a él habría otro u otros, según conjeturas algunos astrofísicos que han descubierto un enorme flujo de galaxias que derivan todas hacia un costado, como un río prodigioso atraído por una fuerza desconocida, literalmente "de otro mundo".

El hipotético "flujo oscuro" se advierte por el movimiento de cúmulos de galaxias que se desplazan a millones de kilómetros por hora respondiendo a una atracción gravitatoria inexplicable por interacciones con otras galaxias vecinas.

Las galaxias tienden a alejarse unas otras, pero como el espacio-tiempo se expande entre ellas.

Observaciones del movimiento de los cúmulos de galaxias fueron propuestas por el físico ruso que trabaja para la Nasa Sasha Kashlinsky en 2008 para indicar una región de flujo aberrante, incompatible con la tendencia general en el movimiento y la velocidad esperada por la expansión del universo.

Kashlinsky propuso que ciertas inhomogeneidades en el universo primitivo pudieron haber existido antes de la inflación cósmica - lo que representaría una violación de la norma a favor del modelo en la actualidad para la evolución del universo, conocido como el modelo de Lambda Materia Fría Oscura.

El gran flujo podría resultar de la fuerza gravitatoria producida por una gran concentración de masa más allá del borde del universo observable o tal vez sea otro universo adyacente al nuestro.

Se llama "flujo oscuro" al movimiento conjunto de más de mil cúmulos de galaxias en una dirección común, quizá atraídos por otro universo cercano al nuestro. La astrofísica ha encontrado en el flujo oscuro uno de sus más recientes y activos motivos de controversia en torno a la posibilidad de que el movimiento masivo de multitud de galaxias hacia una zona concreta del universo proporcione la evidencia de que existen otros universos, y que uno muy próximo al nuestro sea el que ejerce una influencia todavía indeterminada sobre esas galaxias en movimiento.

Los cúmulos galácticos se mueven a una velocidad de 1.000 kilómetros por segundo hacia un área del espacio donde no existe materia suficiente como para ejercer una atracción tan potente, por lo que algo fuera del universo observable puede estar influyendo en el universo observable. A partir de ahí sólo hay lugar para las especulaciones, una de ellas, la evidencia de un universo cercano.

Un equipo del Goddard Space Flight Center, dirigido por Kashlinsky identificó un patrón extraño en el movimiento de centenares de cúmulos de galaxias, gracias a los datos aportados por la Sonda de Anisotropía de Microondas Wilkinson, que analiza el fondo de microondas del Universo, "el eco del Big Bang".

El equipo confirmó que al menos 1.400 cúmulos galácticos forman parte de este flujo y que se extiende hasta los 3.000 millones de años luz de distancia de nuestro planeta.

Inmediatamente después del Big Bang debió crearse algo ahora fuera del universo observable, que sigue ejerciendo una influencia considerable.
Si el universo se creó hace 13.700 millones de años, desde nuestra posición no puede haber luz más allá de esta distancia, porque no ha habido tiempo para ello.

No obstante, pueden existir partes del universo que estén a una distancia mayor, puesto que la expansión del universo tras la explosión del Big Bang se produjo en todas direcciones.

Laura Mersini-Houghton, investigadora de la Universidad de Carolina del Norte, encabeza los científicos que sostienen que, efectivamente, el flujo oscuro podría estar causado por un universo vecino al nuestro.

Sostiene que si la región de vacío que dio origen a nuestro universo estaba cuánticamente relacionada con otras regiones similares, éstas pudieron originar otros universos que ejercen algún tipo de influencia en el nuestro.

En estas regiones, el espacio tiempo podría ser muy diferente, y hasta es probable que no contenga estrellas ni galaxias. Estas regiones podrían contener estructuras mucho más grandes que cualquier otra configuración de nuestro propio universo observable. Según sospechan algunos investigadores, estas estructuras son las que podrían estar arrastrando a los grupos de galaxias, y las causantes del flujo oscuro.

Claro que existen visiones diametralmente opuestas a las de Mersini-Houghton, como la de Charles Bennett, investigador principal del Wmap, que se sigue negando a aceptar, al menos de momento, la existencia del flujo oscuro aduciendo que el análisis de los cúmulos no es estadísticamente significativo, que no hay pruebas suficientes. "No hay evidencia del flujo oscuro a gran escala, aún usando los mejores datos disponibles", asegura.

Se ha conseguido seguir el movimiento de los objetos implicados en el flujo oscuro hasta una distancia el doble de lo que hasta ahora se había hecho. El efecto parece persistir.

Los cúmulos de galaxias se mueven a través de un sendero que atraviesa el espacio entre las constelaciones australes de Centaurus e Hydra.

Un estudio de la Nasa ha descubierto que este movimiento se extiende hasta el doble de la distancia determinada anteriormente. Las pruebas indican que los cúmulos de galaxias implicados están alejándose de la Tierra, desafiando la influencia que debería tener sobre ellos la distribución de materia observable. ¿Que está pasando en el Universo?

Los científicos creen que los objetos astronómicos lejanos deberían regisrse mediante las mismas leyes físicas que se aplican a los objetos astronómicos más cercanos a la Tierra.

La gravedad es la fuerza responsable de que las galaxias adopten la forma que acostumbramos a ver en las fotografías tomadas por los telescopios espaciales, y también de la forma en que se mueven unas respecto de otras. Sin embargo, a una escala mayor, los datos obtenidos a través de las observaciones no parecen respetar estas reglas.

Algunos cúmulos de galaxias, enormes estructuras compuestas por miles de galaxias como la nuestra, parecen estar siendo arrastrados por una corriente invisible, desafiando la fuerza gravitatoria ejercida por los objetos que los rodean.

El flujo oscuro constituye un problema controvertido, debido a que la distribución de materia en el universo observado no basta para que tal cosa tenga lugar. Su existencia sugiere que alguna estructura invisible, ubicada fuera de nuestro "horizonte", está "tirando" de la materia que se encuentra en nuestra vecindad.

Los cosmólogos consideran al fondo de microondas - la radiación que se originó hace unos 380 000 años después de la formación del universo - como el marco de referencia cósmico. Todos los movimientos a gran escala no deberían tener una dirección preferida respecto de este fondo, pero el flujo oscuro demuestra que esto no es así.

El gas caliente que existe dentro de un cúmulo de galaxias emite rayos-X que dispersa los fotones del fondo de microondas cósmico (CMB, o Cosmic Microwave Background). Debido a que los cúmulos de galaxias no siguen con precisión la expansión del espacio, las longitudes de onda de los fotones dispersados cambian, reflejando el movimiento individual de cada uno de ellos.

En la práctica, esto da como resultado una muy pequeña variación de la temperatura del fondo de microondas en la dirección del cúmulo. Este cambio, al que los astrónomos denominan "efecto cinemático Sunyaev-Zel'dovich" o KSZ (por kinematic Sunyaev-Zel'dovich), es tan pequeño que nunca ha podido medirse en un único cúmulo de galaxias.

Sin embargo, Kashlinsky junto a Fernando Atrio-Barandela de la Universidad de Salamanca (España), demostraron hace diez años que era posible captar la sutil señal a partir de las medidas del ruido si se estudiaba un gran número de cúmulos.

En 2008, con los datos de 700 cúmulos a disposición, los investigadores descubrieron por primera vez este misterioso movimiento. El nuevo estudio se basa en los anteriores, pero duplicando el número de cúmulos galácticos analizados.