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© DesconocidoSe hace el loco. Anders Behring muestra sus esposas durante el juicio en Oslo.
Noruega - Juicio al sicópata revela el horror que vivieron los jóvenes atacados por el extremista de derecha Anders Behring hace siete meses.

Exactamente 100 personas recibieron disparos, algunas de ellas hasta ocho veces antes de que el hombre armado se entregara a la policía noruega hace más de siete meses. De las 69 personas asesinadas, 56 recibieron un disparo en la cabeza, una se ahogó y otra calló de un precipicio en un desesperado intento por huir del caos.

Los cargos presentados oficialmente contra el asesino confeso y extremista de derecha Anders Behring Breivik describen el horror desatado en un campamento juvenil en Noruega el 22 de julio del 2010 con horripilante detalle.

"El pánico y temor a morir surgió entre niños, jóvenes y adultos durante el tiroteo, intensificado aún más por el hecho de que había posibilidades limitadas de escapar o esconderse", dijeron los fiscales en un documento de 19 páginas.

Breivik confesó haber perpetrado los ataques en la isla de Utoya y en Oslo que dejaron en total 77 muertos, pero niega ser penalmente culpable y tildó a las víctimas de "traidoras" por defender una política de inmigración que según él conllevará a la islamización de Noruega.

Los fiscales dijeron que consideran sicótico al acusado, de 33 años, y pedirán que sea recluido en una institución siquiátrica en lugar de ser encarcelado, a no ser que surja nueva información.

La fiscal Inga Bejer Engh dijo que 34 de las víctimas de Utoya tenían entre 14 y 17 años, 22 entre 18 y 20, seis entre 21 y 25 y siete tenían más de 25 años. Otras 33 personas heridas por las balas sobrevivieron.

Los cargos de terrorismo conllevan una pena máxima de 21 años de prisión pero la fiscalía presume que Behring tiene legalmente enajenadas las facultades mentales y por lo tanto no debe ser encarcelado, pero aclaró que esa opinión podría variar durante el juicio.

Una segunda evaluación siquiátrica de Behring, ordenada por un juez, sigue su curso pero su valoración preliminar fue que el acusado es un paranoico esquizofrénico, pero algunos especialistas se preguntaron si una persona aquejada de una grave enfermedad mental podría realizar ataques de esa magnitud y meticulosa preparación.

Behring rechazó el diagnóstico y la autoridad del sistema legal noruego, que tildó de instrumento de las élites izquierdistas que, según dice, han traicionado al país.

Claves

Los investigadores no han descubierto indicio alguno que respalde los alegatos de Behring de pertenecer a un movimiento secreto de resistencia antimusulmana que conspira para derrocar a los gobiernos europeos y reemplazarlos con regímenes "patrióticos".

Behring se infiltró vestido de policía en una reunión juvenil del partido socialdemócrata noruego e inició una masacre que conmocionó al mundo.