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© Jason Hollinger“Lecidea atrobrunnea” y “Acarospora contigua” dos líquenes crustáceos.
Los líquenes y las algas podrían ser las primeras formas de vida que encontremos en exoplanetas similares a la Tierra, observando sus firmas de luz en el color distintivo de un planeta.

Los astrónomos han descubierto varios mundos rocosos en la zona habitable, la región alrededor de una estrella donde podría existir agua líquida en la superficie de un planeta, y se sabe que existen muchos más. A medida que los telescopios se vuelven más sensibles, deberíamos ser capaces de capturar la luz reflejada por tales planetas y buscar pistas de sus condiciones superficiales.

Vista desde el espacio, la Tierra emite una gran cantidad de luz en infrarrojo cercano, que es reflejada por la clorofila de las plantas. Podríamos ver un "red edge" (un pico en la luz en infrarrojo cercano reflejada por el planeta) similar en los lejanos exoplanetas si también albergan vegetación verde.

Pero Siddharth Hegde y Lisa Kaltenegger del Instituto Max Planck de Astronomía en Heidelberg, Alemania, piensan que es posible que muchos mundos rocosos tengan calor extremo, sequedad o acidez, y que las formas de vida más resistentes dominarán sus superficies. Entonces, ¿cómo se verían estos organismos desde la distancia?

Patrones de vida

Para descubrirlo, los investigadores observaron la luz reflejada por algunas de las formas de vida más extremas de la Tierra: líquenes en regiones áridas, mantos bacterianos en agua muy caliente y algas rojas en los drenajes ácidos de minas. Calcularon que, vistos desde lejos, cada tipo de organismo crearía un patrón de color único. Los líquenes, por ejemplo, se ven más amarillos que las algas o las bacterias.

El hallazgo de estos patrones no significaría necesariamente que la vida está presente, pero podría ser un paso para definir los planetas para búsquedas más detalladas, dicen los autores.

Es una idea atractiva, dice Nicolas Cowan de la Universidad Northwestern en Evanston, Illinois, y es mucho más probable que un planeta dado albergase vida microbiana en lugar de árboles. Pero el trabajo tiene sus límites, advierte. Por ejemplo, las atmósferas de otros planetas pueden ser muy diferentes de la nuestra y podrían dispersar la luz de maneras que no esperaríamos.

"La naturaleza puede ser más creativa de lo que nuestro pequeño rincón del cosmos nos quiere hacer creer", dice Cowan.