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El simulador podría predecir la propagación de enfermedades infecciosas.
Podría ser uno de los proyectos de informática más ambiciosos de la historia.

Un grupo de científicos internacionales se ha trazado como objetivo crear un simulador que pueda replicar todo lo que esté ocurriendo en la tierra: desde patrones del clima global y la propagación de enfermedades, hasta transacciones financieras internacionales o el tráfico de cualquier carretera del mundo.

Según el reportero de Tecnología de la BBC, Gareth Morgan, el "Simulador de la Tierra Viviente" (LES, por su siglas en inglés) pretende avanzar en la comprensión científica de lo que está ocurriendo en el planeta, encapsulando las acciones humanas que dan forma a las sociedades y las fuerzas ambientales que definen al mundo físico.

"Muchos de los problemas que tenemos hoy en día - la inestabilidad social y económica, las guerras, las enfermedades - están relacionados con el comportamiento humano, pero aparentemente no entendemos del todo cómo funcionan la economía y la sociedad", dice el Dr. Dirk Helbing del Instituto Federal Suizo de Tecnología, líder del proyecto que pretende crear el simulador (FuturICT).

Choque de conocimientos

Gracias a proyectos como el LHC, el acelerador de partículas construido por Cern - Organización Europea de Investigación Nuclear - , los científicos saben más acerca de los inicios del universo que sobre nuestro propio planeta, asegura Helbing.

Lo que se necesita es un acelerador de conocimiento, que pueda unir diferentes ramas del saber, dice.

"La revelación de las leyes y procesos ocultos de las sociedades constituye el desafío científico más apremiante de nuestro siglo".

El resultado sería el LES: un simulador capaz de predecir la propagación de enfermedades infecciosas - como la gripe porcina - identificar métodos para abordar el cambio climático o, incluso, detectar los síntomas de una inminente crisis financiera, afirma.

Pero, ¿cómo funcionaría este sistema colosal?

Según Helbing, para empezar, tendría que ser poblado por datos - muchos de ellos - que permitan cubrir toda la gama de actividad en el planeta.

También debería ser impulsado por un conjunto de supercomputadoras que sean capaces de realizar cálculos matemáticos a una escala gigantesca.

Aunque ese hardware todavía no se construye, mucha de la información ya se está generando, asegura.

Por ejemplo, el proyecto "La piel del planeta", dirigido por la agencia espacial de Estados Unidos NASA, observará la creación de una vasta red de sensores para recopilar datos climáticos del aire, tierra, mar y espacio.

Además, Helbing y su equipo ya han identificado más de 70 fuentes de datos en línea que ellos consideran que pudieran usarse, entre las que se encuentran Wikipedia, Google Maps y el banco de datos del gobierno británico.

Mar de datos

Integrar datos en tiempo real con millones de otras fuentes de información - mercados financieros, archivos médicos, redes sociales - le otorgaría al simulador el poder que finalmente necesita.

El siguiente paso sería crear un marco que permita convertir la maraña de datos en modelos que repliquen con exactitud lo que ocurre en la Tierra hoy en día, y eso sólo será posible al reunir científicos sociales e informáticos con ingenieros que puedan establecer reglas para definir cómo operará el LES.

Helbing resalta que esa labor no puede dejarse en manos de investigadores tradicionales de ciencias sociales que durante años de trabajo producen cantidades limitadas de datos.

Tampoco es algo que podría haberse logrado antes: la tecnología necesaria para ejecutar el LES -según Helbing- sólo estará disponible durante la próxima década.

Otros advierten que tener los datos no será suficiente.

Peter Warden, especialista en análisis de información apunta que "la economía y la sociología han fracasado consistentemente en producir teorías con poderes fuertes de predicción en el último siglo, pese a muchos esfuerzos de recopilación de información".

Sin embargo, Helbing insiste en que deben utilizarse las nuevas herramientas informáticas para mejorar la comprensión que tenemos de las tendencias socioeconómicas globales.