Imagen
© Desconocido
El cerebro que está bajo anestesia general no duerme, sino que entra en un estado de coma reversible.

El equipo de neurólogos estadounidenses formado por Nicholas D. Schiff, del Colegio Médico de Weill Cornell en Nueva York; Emery N. Brown, del Hospital General de Massachusetts, y Ralph Lydic, de la Universidad de Michigan, afirma que un cerebro sumergido en la anastesia entra en un estado profundamente inconsciente. La actividad cerebral en este caso está totalmente suprimida y no tiene nada que ver con un estado de sueño.

En cambio, se parece mucho al coma. La única diferencia es que en el caso de una anestesia el coma está provocado por unos medicamentos y el cerebro tarda tan solo unos minutos u horas en recuperarse. Y cuando se trata de una verdadera muerte clínica, los períodos suelen ser mucho más largos: meses o años, y en ocasiones uno jamás se recupera.

Los científicos concluyen que en el momento de entrar y salir del estado de sueño, así como del de anastesia o coma, actúan los mismos instrumentos: los ganglios basales. Son acumulaciones de cuerpos de células nerviosas ubicadas cerca de la base del cerebro, dentro del telencéfalo, el sector más delantero del cerebro. Están interconectados con la corteza cerebral, el tálamo y el tallo cerebral. Su responsabilidad son dos mecanismos principales: el primero suprime reacciones del comportamiento y permanece activo durante todo el período de 'descanso' del cerebro (en particular, gracias a este mecanismo la gente no suele caminar físicamente cuando duerme y sueña con que está caminando); el segundo, en cambio, quita ese 'freno'.

Los neurólogos opinan que la existencia de estos dos mecanismos puede explicar muchos fenómenos relacionados con el funcionamiento de la anestesia. Algunos anestésicos destinados a influir el primer mecanismo son capaces de activar también el segundo, sumergiendo a una persona en un estado bastante desagradable denominado 'excitación paradójica'. En este caso las personas, a pesar de estar inconscientes o semiconscientes, son capaces de realizar acciones físicas bastante complicadas. Por otro lado, para algunos pacientes con el celebro parcialmente dañado este efecto puede ser útil, ya que contribuye a recuperar algunas de las funciones perdidas. Otro problema es que después de una anestesia general el cerebro puede empezar a 'actuar a plena velocidad', pero permaneciendo desorganizado.

Al final de su informe los científicos se dirigen a los médicos que se dedican a desarrollar tratamientos para trastornos del sueño y métodos para aliviar la salida del coma y de la anestesia general, pidiéndoles que presten atención a la actividad de los ganglios basales.