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La crisis económica está empeorando la salud de los españoles porque empeoran sus condiciones de vida y trabajo. Enmendar esta situación "no depende sólo ni fundamentalmente" de mejorar la asistencia sanitaria, con más hospitales o las últimas tecnologías, sino de que Gobierno y autonomías valoren el impacto de sus políticas sociales y laborales sobre la salud pública antes de ponerlas en marcha. Esta es la principal conclusión del Informe de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) 2010, un análisis bianual elaborado por 56 expertos de esta entidad científica que se presentará en el Congreso de los Diputados y ha hecho público este miércoles en Madrid el presidente de SESPAS, Andreu Segura, y sus editores Juan Oliva Moreno y Vicenta Escrbà-Agüir.

Según este informe, la actual "cultura del despilfarro" que existe en los servicios sanitarios, donde se abusa del uso de nuevas tecnologías y se da prioridad al incremento del número de nuevos hospitales o centros de salud, está "pasando por alto los auténticos determinantes de la salud", que son sobre todo las condiciones de vida y de trabajo, la educación, la vivienda y los hábitos de vida. Para el presidente de SESPAS, en estos momentos se está produciendo "un despilfarro económico con una presión asistencial muy grande, con muchas visitas de médicos y enfermeras y con un resultado sobre los determinantes muy escaso cuando no nulo" porque, pese a estos esfuerzos, aumenta el sedentarismo, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares, mientras se eleva la dependencia entre los mayores.

"La promoción de la salud y la prevención de las enfermedades cardiovasculares se enfoca como una tarea esforzada que consume muchos recursos y tiene muy poco rendimiento, porque la mayoría de la población sigue aumentando la proporción de obesidad, sobrepeso y sedentarismo y factores como la hiperensión arterial", dice. "Sólo en prescripción de medicamentos contra la hipertensión y el colesterol se va el 17 por ciento del coste público en farmacia, casi un cinco por ciento del gasto corriente que estamos evitando a la sanidad pública", añade Segura, recordando que España dedica a salud pública sólo un 1,3 por ciento del gasto en sanidad, "casi tres veces menos que lo que se gasta en fármacos para la tensión y estatinas en el sistema público".