(España) Ni en Tenerife ni en Gran Canaria se sintió nada, pero el Instituto Geográfico Nacional (IGN) sí detectó la noche del lunes y en apenas una hora y media 12 terremotos justo entra ambas Islas, en el lugar conocido como el Volcán de Enmedio. Este enjambre se produce tras un año en el que la actividad sísmica de Tenerife se duplicado respecto a años anteriores.

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La noche del lunes fue movida entre Tenerife y Gran Canaria. Entre las 21.00 y las 22.30 horas se localizaron 12 terremotos agrupados a una profundidad entre 30 y 40 kilómetros y con magnitudes entre 1,8 y 2,4.

El enjambre sísmico se situó a unos 20-25 kilómetros al este de la costa de Arico y a 30-35 kilómetros al este de la costa de La Aldea de San Nicolás, en la zona conocida como Volcán de Enmedio, en la falla que coincide con la alineación en la que se produjo el terremoto del 9 de mayo de 1989, el más importante de cuantos se han registrado en Canarias, cuya magnitud fue de 5,4.

La directora del Instituto Geográfico Nacional en Canarias (IGN), María José Blanco, calificó el evento del lunes como un «cambio temporal del nivel de actividad sísmica» que, a su entender, «no va más allá de lo normal». El enjambre sísmico se produjo, explicó, en un lugar donde «siempre, desde que hay instrumentación, se han registrado terremotos».

Blanco indicó, además, que no se puede determinar si estos terremotos, tanto por su número, como por su caracterización, tienen un origen tectónico como sostienen trabajos de oceanografía y geofísica marina de hace años, que afirman que los provoca la falla de algo más de 30 kilómetros situada entre Gran Canaria y Tenerife, o sí, por contra son de origen volcánico.

El coordinador del Instituto Vocanológico de Canarias (Involcan), Nemesio Pérez, no niega la existencia de la falla entre ambas Islas, ni que los terremotos pudieran tener un origen tectónico, dada la profundidad a la que se han localizado, pero advierte de que hay que estar vigilantes porque el comportamiento geodinámico de Canarias «ha cambiado», lo que se evidencia en la crisis sísmicas de Tenerife del año 2004 o en la erupción volcánica de la Restinga de octubre de 2011.

Además, llama la atención sobre el hecho de que la actividad sísmica localizada en 2014 en Tenerife y alrededores ha duplicado los valores medios registrados en los últimos seis años, pasando de 50 eventos anuales a más de 150 el año pasado.