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© NASAUna sonda de la NASA ha conseguido captar todo el recorrido del agujero, de 65 metros, situado en las Colinas de Marius
La sonda Lunar Reconnaisance Orbiter (LRO) de la NASA, destinada a la exploración de la Luna, ha obtenido unas fascinantes imágenes del fondo de un enorme agujero de 65 metros en la superficie de nuestro satélite natural; el interior, nunca antes visto, de lo que parece una cueva subterránea en la región de las colinas de Marius.

Esta es la cuarta vez que esta fosa ha sido fotografiada. La LRO está constantemente en órbita alrededor de la Luna y realiza un ciclo completo de imágenes cada vez, de forma que el equipo pueda hacer un seguimiento de los descubrimientos anteriores bajo diferentes condiciones de iluminación. En esta ocasión, un pertinente ángulo de incidencia solar, la iluminación adecuada y a la rotación de la cámara de la nave permitieron a la cámara de la LRO descubrir todo el recorrido de la fosa hasta el fondo. Las imágenes revelan un agujero cavernoso de unos 65 metros, seguramente excavado por un antiguo río de lava. Nunca antes se había visto con tanto detalle esta cueva de las colinas de Marius, una de las zonas preferidas por los astrónomos aficionados a las observaciones selenitas.

La NASA también ha capturado la naturaleza de las capas de roca madre en las paredes del pozo. Estas capas darán a los científicos importantes pistas sobre cómo fueron depositadas y cómo se formó la arrugada superficie lunar. Este tipo de agujeros puede ser la entrada a túneles de lava, semejantes a las estructuras de la Tierra que se crean cuando una roca fundida se solidifica y la lava se escurre, dejando un hueco en la roca. De esta forma se originan amplias redes de galerías.

Hogar para exploradores

Las nuevas imágenes completan la colección de fotografías de un mundo geológico desconocido, en el que existen agujeros del tamaño de rascacielos y puentes naturales. Hasta que los agujeros fueron descubiertos por la sonda japonesa Kaguya, todas las pruebas de este entramado eran indirectas. Los investigadores sospechaban de su existencia desde los años 60, al observar en fotografías orbitales cientos de canales largos y angostos sobre las planicies lunares.

No solo tiene interés el pasado de estas fosas, también su futuro. Estos tubos podrían proteger a los exploradores humanos de los peligros de la Luna, como los rayos cósmicos, los impactos de meteoritos o las diferencias extremas de temperatura entre el día y la noche.