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Las protestas sociales y sindicales contra los gobiernos aliados o pro-EEUU inspiradas en las revueltas populares que derrocaron a los presidentes en Túnez y Egipto están cobrando impulso en todo Medio Oriente y África del Norte pese a las concesiones políticas y económicas anunciadas por los regímenes amenazados.

Por primera vez se registraron enfrentamientos en Libia, situado entre Egipto y Túnez, mientras que nuevas protestas estallaron en Bahréin y Yemen el miércoles.

Las manifestaciones se precipitaron luego de que el presidente de EEUU, Barack Obama, comentando el derrocamiento del presidente egipcio, Hosni Mubarak, afirmara que "El mundo está cambiando (...) Si estás gobernando estos países, tienes que adelantarte al cambio, no se puede estar detrás de la curva".

Con los activistas organizandose en las redes sociales, la situación de torna difícil de controlar para la policía y los militares, y los gobiernos de la región temen un contagio generalizado.

La policía en el reino de Bahréin, un archipiélago del Golfo Pérsico, atacó a los manifestantes acampados en la capital el jueves, matando a tres personas, en un intento por sofocar las protestas a favor de la democracia inspiradas en movimientos parecidos en todo Oriente Próximo.

Después de las protestas en Túnez y Egipto que fueron ganando fuerza y terminaron por deponer a sus respectivos veteranos presidentes, la familia real de Bahréin - aliada de Arabia Saudí -, consciente del descontento, parece haber decidido reprimir y cortar de raíz el último desafío a su autoridad.

El derramamiento de sangre de la noche en Bahréin se produjo mientras los libios preparan un "día de la ira" contra su afianzado dirigente Muamar Gadafi.

A primera hora del jueves había pocas señales de que la campaña en las redes sociales para sacar a los libios a las calles hubiese tenido una gran respuesta en el fuertemente controlado país norteafricano donde Gadafi, al igual que los presidentes ahora depuestos, el egipcio Hosni Mubarak y el tunecino Zine al-Abidine Ben Ali, han gobernado durante décadas.

En los últimos días también se han visto protestas en las calles de Yemen, Irak y en Irán, con EEUU alentando a los opositores al régimen de los ayatolas.

Líderes, la mayoría aliados de Israel y EEUU, desde el Golfo, en el este, hasta el Atlántico, en el oeste, han tratado de introducir una serie de medidas para aliviar la difícil situación económica, que conllevaba una subida del precio de los alimentos y el desempleo entre los jóvenes, así como el reforzamiento de la seguridad.

Cientos de opositores del líder libio Muamar Gadafi, que está en el poder desde hace más de 40 años, se enfrentaron con la policía y partidarios del Gobierno en la ciudad oriental de Bengasi por la noche, dijeron un testigo y medios locales.

Noticias desde la ciudad portuaria, situada a 1.000 kilómetros al este de la capital Trípoli, indicaron que manifestantes armados con piedras y cócteles molotov incendiaron vehículos y se enfrentaron con la policía en un inusual brote de violencia en el país exportador de petróleo.

La televisión estatal libia informó que durante la mañana del miércoles se realizaron manifestaciones en todo el país en apoyo de Gadafi, el mandatario que lleva más años en el poder de África.

Los disturbios en la segunda ciudad libia surgieron tras la detención del activista de los derechos humanos Fethi Tarbel, quien ha trabajado en pro de liberar a presos políticos, según el diario Quryna.

En una posible concesión a los manifestantes, Libia liberará a 110 miembros de la ilegalizada organización integrista Grupo Islámico Libio de Combate de la célebre prisión Abu Salim, en Trípoli, el miércoles, dijo otro activista.

En Yemen, un joven de 21 años murió por heridas de bala tras feroces enfrentamientos entre la policía y los manifestantes en la ciudad portuaria de Adén, en el sur, informó su padre. Las protestas se están expandiendo por todo el Estado de la Península Arábiga.

Mohamed Ali Alwani fue una de las dos personas que recibieron impactos de bala después de que la policía disparara al aire para dispersar al grupo de cerca de 500 manifestantes.

El presidente Ali Abdulá Saleh, aliado de EEUU en la lucha "antiterrorista" contra Al Qaeda que está en el poder desde hace más de 30 años, se ha comprometido a renunciar cuando termine su mandato en 2013 y ofreció un diálogo con la oposición, pero los manifestantes radicalizados exigen que se vaya ahora.

En Bahréin, los manifestantes avanzaron a la capital del reino, Manama, para lamentar la muerte de un manifestante en enfrentamientos contra las fuerzas de seguridad, en el tercer día de protestas.

El emirato productor de petróleo tiene antecedentes de protestas y la actual manifestación fue impulsada por demandas vinculadas a las dificultades económicas, la falta de libertad política y la discriminación sectaria de los gobernantes suníes contra la mayoría chií.

Alrededor de 2.000 personas acampaban en el centro de Manama, esperando emular las manifestaciones en la plaza Tahrir en El Cairo y demandando un cambio de Gobierno.

Gobernantes en varios países, asumiendo las lecciones de los sucesos en Túnez y Egipto, han anunciado cambios políticos, recortes de los precios de los productos básicos y aumentos del gasto para la creación de empleo, en un intento de evitar la propagación de los disturbios.

Los precios mundiales de los alimentos continuaron aumentando fuertemente en los últimos meses, arrastrado a millones de personas a la pobreza y podría influir y exacerbar las criticas condiciones políticas y sociales de Medio Oriente, afirmó el martes el presidente del Banco Mundial.

El índice de precios de los alimentos del banco aumentó un 15% entre octubre de 2010 y enero, un alza de cerca del 30% frente al mismo lapso de un año antes y sólo un 3% por debajo del máximo de 2008.

Los aumentos, que han incluido fuertes alzas en el costo del trigo y el maíz, arrastró a un total estimado de 44 millones de personas a la pobreza desde junio del año pasado, señaló el Banco Mundial.

El presidente del banco, Robert Zoellick, dijo a la prensa en una conferencia telefónica que los precios de los alimentos se encuentran en "niveles peligrosos" y que hay razones para pensar que esto podría provocar nuevos disturbios en países como Egipto o Túnez, donde existen conflictos políticos.

Zoellick dijo que le preocupa que los mayores precios de los alimentos aumenten las tensiones y eleven la fragilidad que existe cada vez que hay revoluciones y transiciones, y reconoció que funcionarios del banco están en contacto con las autoridades interinas de Egipto.