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* Cada día son asesinadas dos mujeres en Guatemala | Otra más en Ciudad Juárez (México).
* La falta de interés de los Gobiernos por aplicar la ley, la corrupción, la militarización y el narcotráfico están detrás del incremento de la violencia contra las mujeres.
* Expertos internacionales analizan en Madrid las vías jurídicas para combatir la altísima impunidad de los feminicidios en áreas de Latinoamérica.
* Rashida Manjoo: "No hay ningún país en el mundo bueno para nacer mujer".

Si el mapa de los feminicidios tuviera forma de país, Ciudad Juárez sería la ciudad emblema, pero la capital estaría ubicada en algún punto de Guatemala o El Salvador -donde el número de asesinatos de mujeres violadas, mutiladas y semienterradas superan la media de una mujer muerta al día de la ciudad mexicana.

El denominado 'triángulo de la violencia', la zona más peligrosa para nacer mujer, está formado por Guatemala, Honduras y El Salvador (1.798 mujeres muertas en 2009). Las asociaciones de defensa de los derechos humanos denuncian en estos países un rampante incremento de los homicidios de mujeres por el hecho de ser mujeres y, lo que es aún peor, un desinterés institucional que deja impunes el 77% de estos crímenes.

"Es una pandemia", denuncia Graciela Atencio -editora del portal de Internet feminicidio.net-, "En Guatemala, cada día matan a dos mujeres" (610, en 2010). En El Salvador, país de 6 millones de habitantes, el año pasado murieron violentamente 560 mujeres. Como si en la Comunidad de Madrid aparecieran tiradas en las cunetas 560 muertas al año.

Por ser mujer

Feminicidio es el término que las activistas latinoamericanas han tomado prestado del inglés (femicide) para definir la proliferación de asesinatos de mujeres por el hecho de ser mujeres, ya sean perpetrados por extraños o por las parejas sentimentales. También incluye las violaciones que llevan a cabo efectivos de las fuerzas del orden público, policías o militares. También el tráfico de mujeres con fines sexuales.

En su orígen, la feminista mexicana Marcela Lagarde acuñó el término para describir unos asesinatos de idéntico patrón: "Ocurren en zonas francas, cuando las mujeres jóvenes van a trabajar y precedidos de agresiones sexuales y mutilaciones. No es que sean inéditos, han ocurrido antes, pero han crecido y se han extendido a otras zonas en las que las mujeres son vulnerables", explica Julia Tamayo, responsable de Violencia de Género de Amnistía Internacional.

Pero la grave situación ya no sólo afecta a Ciudad Juárez. En México hay otras diez localidades con más incidencia de feminicidios. Y las ONG denuncian que en Nicaragua, Brasil o Argentina se han disparado los crímenes de poso machista. En América Latina, "el cuerpo de la mujer se ha convertido en campo de batalla, en el territorio en el que los hombres establecen disputas y buscan representar el poder en relación a otros hombres", explica Tamayo.

Según las expertas, la alta militarización de la zona y el avance de las mafias del narcotráfico o las bandas callejeras son circunstancias que ponen aún más si cabe en peligro a las mujeres.

Impunidad

La Casa de América de Madrid reúne este martes y miércoles a juristas, políticos y miembros de ONG en unas jornadas que buscan precisamente diseñar herramientas para reducir la altísima impunidad de estos crímenes, que alcanza el 98% en países como Guatemala.

Si los crímenes quedan impunes se lanza el mensaje de que no hay castigo y se crea un caldo de cultivo para el delincuente En México, el 57% de los asesinatos de mujeres cometidos de 2005 a 2010 siguen sin estar resueltos, dijo recientemente Luz Estrada, del Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidios, al diario Reforma. "Si fuera el 57% de los casos de un año, sería aceptable, porque estas investigaciones son lentas, pero que después de cinco años las autoridades no sepan quién mató al 57% de las mujeres es muy grave. Significa que hay impunidad para estos crímenes".

"Los expertos creen que hay un fallo estructural del sistema judicial, corrupción de las fuerzas de seguridad, machismo y una sociedad que no presiona", resume Graciela Atencio. "Y si los crímenes quedan impunes se manda un mensaje de que no hay castigo y se crea un caldo de cultivo para los delincuentes", advierte esta periodista que pasó varios años reportando muertes salvajes en Ciudad Juárez.

Julia Tamayo insiste: "La base de todas las violencias está en las relaciones de poder, de desigualdad y de discriminación que han predominado en la administración de la Justicia. Para ellos, la vida de las mujeres no tiene valor y tienden a culpabilizar a las mujeres, que si salieron de noche, que cómo iban vestidas, y quien termina siendo juzgada es la víctima", critica.

Responsables

Los movimientos de mujeres en América Latina han conseguido ciertos logros en su lucha contra la violencia de género. Hace ahora un año que la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó a México por las muertes de tres jóvenes ocurridas en Ciudad Juárez en 2001. La sentencia detallaba la responsabilidad de México por no haber velado por la seguridad de las jóvenes y por la violencia estatal ejercida contra sus familiares.

Conocida como sentencia 'campo algodonero', en referencia al paraje en el que aparecieron los cuerpos de Esmeralda, Laura y Claudia, imponía al Estado mexicano reformas de cara a la erradicación de los feminicidios.Se cumple un año de la sentencia que condenó a México por tres feminicidios "Es la primera vez que una sentencia reconoce que hay crímenes por razón de género", explica Graciela Atencio. "Abre la puerta a otros casos similares en América Latina y ejerce presión sobre los estados para generar leyes protectoras de la mujer".

Sin embargo, según reconoce la portavoz de Amnistía Internacional, es "ostensible que México no está haciendo su mejor esfuerzo ni pone entre sus prioridades la lucha contra los feminicidios". El asesinato a tiros en diciembre de la activista y madre coraje Marisela Escobedo, mientras pedía justicia por la muerte de su hija Rubi, prueba que no se han puesto los medios adecuados para acabar con esta lacra en Ciudad Juárez.

Soluciones

A Fernando Mariño, catedrático de Derecho Internacional Público de la Universidad Carlos III y organizador de las jornadas de Casa de América, le gustaría que de Madrid "salieran conclusiones claras sobre los desafíos que plantea este tipo de crímenes para la acción internacional y para el propio estado que los sufre. Medidas para prevenir, cambiar leyes o modificar estructuras que acaben con la impunidad", explica.

El especialista en feminicidios del Consejo General de la Abogacía de España, José María Prat, ha asesorado a varios países latinoamericanos en la elaboración de leyes sobre la violencia contra la mujer. Prat está convencido de que sólo se erradicará esta violencia sistémica "mentalizando a los políticos y con leyes más duras".

Las activistas Graciela y Julia tienen otra receta: "Que los terceros países que suscriban acuerdos bilaterales económicos con países de esta zona exijan la lucha contra los feminicidios como parte de los contratos". Y urge. Cada día que pasa son asesinadas dos mujeres en Guatemala, otras dos en El Salvador, otra más en Ciudad Juárez... "La violencia contra la mujeres es el mayor escándalo mundial de incumplimiento de los derechos humanos y sus consecuencias sobre las sociedades es enorme", concluyen.