Fuerzas de seguridad de Bahrein mataron este viernes al menos a dos personas e hirieron a varias más cuando regresaban del entierro de dos víctimas de la represión desatada el jueves. Los manifestantes se desplazaban voceando "ni sunitas ni chiitas, unidad nacional" y "el pueblo quiere la caída del régimen".

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© Suha Mohammed/IPS. Manifestantes reunidos en el centro de Manama antes de la represión policial.
El pequeño reino de Medio Oriente, gobernado por musulmanes sunitas, pero de población mayoritariamente chiita, se vio sacudido esta semana por protestas populares que reclaman cambios políticos.

Este país, con alrededor de 70 por ciento de chiitas, está gobernado por la dinastía sunita Al Jalifa, por el nombre del rey Hamad ibn Isa al Jalifa, consagrado como tal en 1999, antes de lo cual era emir.

Bahrein, de un millón de habitantes, posee limitados recursos petroleros en comparación con sus vecinos, pero tiene políticas de mercado abiertas y un clima de inversiones atractivo. Además se considera la economía más libre de Medio Oriente, aunque tiene una gran cantidad de desempleados.

El malestar estalló en la víspera del décimo aniversario del referendo de la Carta de Acción Nacional, el 14 de febrero, un marco legal promovido por el rey en 2001 y que, entre otras cosas, convirtió a este país en una monarquía.

La policía logró dispersar el jueves a los manifestantes que dormían en una plaza del centro de esta capital. La represión fue ordenada por temor a las consecuencias económicas de la concentración, pues la gente ocupó una zona cercana al centro financiero.

Pero las fuerzas de seguridad encontraron una fuerte resistencia. Según Ali Salman, secretario general del opositor partido Al Wefaq, cuatro manifestantes fallecieron y cientos quedaron heridos.

El portavoz del Ministerio del Interior, general de brigada Tariq al Hassan declaró que 92 manifestantes y 50 policías resultaron heridos.

Además, el canal de televisión estatal mostró armas presuntamente confiscadas a los militantes sociales que, según Al Hassan, fueron provistas por el libanés Hezbolá (Partido de Dios), pero Salman lo niega.

La mención del movimiento chiita Hezbolá refuerza el origen religioso de la revuelta, como pretende presentar la situación el gobierno. Pero los manifestantes insisten en que reclaman el respeto de sus derechos políticos y humanos.

En el entierro de Ali Jodeir y Mahmoub Mekki este viernes se escucharon varias consignas de unidad entre las dos facciones musulmanas.

El príncipe Jalifa bin Salman al Jalifa, tío del rey, ocupa el cargo de primer ministro desde hace 37 años. Los militantes sociales reclaman una reforma constitucional y mejorar la representación de los chiitas.

También aspiran a desarticular la cámara alta, cuyos integrantes son designados por el rey.

Al Wefaq se consolidó como fuerza de oposición al obtener 18, de los 40 escaños de la cámara baja, en las elecciones de febrero de 2010. El partido se retiró del parlamento tras la muerte de los manifestantes, lo que supone un gran problema para el gobierno porque, entre otras cosas, impide que se apruebe el presupuesto anual.

Bahrein es el único país de la región, con Kuwait, en tener un parlamento elegido por la población y sindicatos. También se lo conoce por el respeto a los derechos políticos. Pero las concesiones de la Carta no bastan.

En las protestas de esta semana también murieron Ali Mushama y Fadhel Matrook. Ambos, musulmanes chiitas, quienes se había servido de medios de comunicación electrónicos para convocar las protestas.

El rey Hamad ordenó una investigación sobre lo ocurrido y anunció que seguirán habiendo reformas, pero no logró calmar a los manifestantes ni apaciguar a la oposición.

El ministro de Relaciones Exteriores, Jeque Jalid al Jalifa, remarcó que las reformas garantizarán el respeto de los derechos humanos y la libertad de expresión.

Bahrein alberga a la Quinta Flota de la Marina de Estados Unidos.