El alerta nuclear por las fallas de la planta Fukushima en Japón, tras el devastador terremoto y tsunami, generó temor en algunos países por la posible contaminación con radiación nuclear de los alimentos procedentes del archipiélago. Incluso, la Unión Europea recomendó controlar radiactividad de todos los productos importados de ese país, destinados al consumo humano. Ante este panorama, un funcionario de la Organización Mundial de la Salud (OMS) explicó que el riesgo de contaminación por radiación nuclear para productos alimentarios procedentes del territorio japonés se encuentra específicamente en el área alrededor de la planta atómica dañada.

Como consecuencia de la catástrofe del viernes pasado, los sistemas de refrigeración de la planta de Fukushima comenzaron a fallar, lo que geenró explosiones y escapes radiactivos. Por esa razón, las autoridades decidieron evacuar a la población residente en un radio de 30 kilómetros.

Como la radiación pudo también afectar a los alimentos, el gobierno alemán ordenó realizar controles en las importaciones de alimentos japoneses para verificar si están afectados por niveles de radiactividad. "Según la recomendacón de la comisón de la Unión Europea, controlamos los productos alimentarios provenientes de Japón para comprobar que no tengan niveles de radiactividad", dijo un vocero del Ministerio para la Protección de los Consumidores.

Un portavoz del Ministerio de Economía alemán señaló que "la actividad comercial con Japón está casi detenida" a raíz de los daños provocados por el terremoto y tsunami del viernes. Italia, por su parte, prohibió la importación de productos procedentes de Japón, ante el temor de que puedan estar contaminados, informó el Ministerio de Sanidad italiano.

Sin embargo, Gregory Hartl, vocero de la OMS, remarcó que "si hay alguna contaminación sólo afectaría a productos a un radio de 30 kilómetros de la planta de Fukushima". El funcionario sostuvo que es "un riesgo específicamente local". Según Harlt, la OMS está trabajando con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para reunir más información sobre los riesgos.