Hay contaminantes ambientales que se acumulan en los organismos, y es difícil que se degraden por su estabilidad química. Entre ellos se encuentra el mercurio; cuyo compuesto, el metilmercurio (MeHg), está presente en el ambiente, ya que se deposita en el agua y se bioacumula en los organismos, perdurando durante décadas. Luego se biomagnifica en la cadena alimenticia provocando efectos adversos sobre la salud y el medio ambiente, advierte la Dra. Gina Castro Sanguinetti en su investigación "Efecto del mercurio en los peces y la salud pública en el Perú".
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© ALEAIMAGEEspecialistas no recomiendan el consumo de atún y otros pescados para personas embarazadas, bebes y niños pequeños.
Según la Organización Mundial de la Salud, los metales como el mercurio, se encuentran en forma natural en la corteza terrestre y pueden provenir de la actividad volcánica, la erosión de las rocas, pero principalmente de la actividad humana: combustión de carbón en centrales eléctricas, calefacciones, cocinas, procesos industriales, incineración de residuos, extracción minera de mercurio, oro y otros metales.

Entonces, una vez liberado el mercurio al medio, ciertas bacterias pueden transformarlo en metilmercurio.

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© Infosur.infoDerrame de cianuro en la Provincia San Juan en Argentina. Septiembre de 2015. (Agustina López Oribe
En el volumen 142 de septiembre de 2014, de la Revista Médica de Chile, se aduce que los desechos de la minería y residuos industriales han contaminado los vertederos y suelos. La combustión del carbón, materiales de la corteza natural, de los residuos y elementos de la fundición se expanden en la atmósfera.

El metilmercurio (MeHg) que se encuentra en el ambiente, se deposita en el agua y, por el proceso de bioacumulación, llega a los organismos. Luego, mediante la cadena alimenticia -llamada biomagnificación- se concentra en los peces y animales marinos, refiere la mencionada revista.

Atún rojo
© NiCKAtún rojo.
Posteriormente -precisa la publicación- al ser consumidos por los humanos, se acumula en su organismo, llegando a ser un problema de salud pública ya que, dada su toxicidad, altera el desarrollo neurológico de fetos y niños.

"No solo los mares se contaminan, hay evidencias de toxicidad en medios acuáticos cercanos a botaderos de residuos tóxicos de las minas, afectando a los negocios de piscigranjas por ejemplo", expresa la Dra. Castro Sanguinetti.

"En la cadena alimentaria, las bacterias contaminadas por metilmercurio son alimento para el plancton el que a su vez es consumido por el siguiente nivel en la cadena trófica, y así sucesivamente se concentran cantidades mayores resultando nocivas para la fauna acuática y los seres humanos", explica la investigadora. "En sí, el metilmercurio es una amenaza para la salud humana", advierte la investigadora.

En la cadena alimentaria, la bioacumulación de metilmercurio (MeHg) en los seres humanos, por la ingesta de peces, aumenta el riesgo de la exposición crónica a este compuesto, sobre todo cuando hay alto consumo de productos pesqueros, detalla la especialista en base a estudios anteriores.

En investigaciones realizadas por científicos de la Universidad de Granada, han encontrado que debido al carácter acumulativo de la contaminación por metales pesados, los pescados y mariscos de mayor tamaño tienen una mayor concentración de ellos. A este grupo pertenecen el atún, pez espada, tiburón, pintarroja y panga, entre otros, describe la experta en nutrición y dietética, Olaya García Villafañe, en la página especializada en medioambiente, EcoAvant.com.

La especialista explica que, por ejemplo, los mariscos, sobre todo los mejillones y los berberechos, filtran el agua contaminada para alimentarse.

Algunos consejos para mitigar los efectos en la salud humana

Con respecto a la dieta de los humanos adultos, lo más adecuado es reducir el consumo o cambiar por aquellas especies de menor riesgo, que guardan relación con las de menor tamaño como la lubina, dorada, sardinas, lenguado, trucha, salmón, refiere García Villafañe.

En cuanto a la población más sensible: fetos, bebés, niños pequeños, mujeres embarazadas (o en edad de concebir), la Dra. Castro Sanguinetti destaca que el alto consumo de pescado se considera que puede ser perjudicial, por eso a este segmento poblacional le recomienda un consumo menor de 100 gr. a la semana.

Por su parte, el Dr. Andrei Tchernitchin, Presidente del Departamento de Medio Ambiente del Colegio Médico de Chile, aclaró -en una entrevista a La Gran Época- que "todos los atunes, igual que el albacora, el pez espada, y el tiburón, por ser carnívoros y estar al final de la cadena trófica, tienen mercurio, pero a niveles en que es inocuo comerlo una vez cada dos semanas".

Sin embargo, el doctor chileno coincidió en que "la mujer embarazada no debiera consumirlo por ningún motivo porque puede ser peligroso para el feto, por daños mediante el mecanismo del 'imprinting' (reprogramación celular)". El especialista también destacó que los niños pequeños (en tamaño y en años) tampoco deberían consumir estos peces.

En países donde la explotación de oro, plata, cobre, estaño, plomo y zinc se han acentuado, la contaminación por mercurio de los peces es evidente, afirma la Dra. Castro Sanguinetti, añadiendo que la carga tóxica recibida por los organismos acuáticos también ha crecido.

La especialista concluye que, ante este marco, es necesaria la evaluación del riesgo de las poblaciones que subsisten por el consumo de estos organismos, al tiempo que deben realizarse monitoreos, vigilancia y control de calidad, tanto del agua y del nivel productivo, que permitan tener productos acuícolas aptos para el consumo.