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Al menos 17 manifestantes murieron este lunes por disparos del Ejército y de la policía en Taez, al sur de Yemen, durante una marcha de protesta contra el régimen, informó a la AFP un médico de un hospital donde ingresaron los heridos.

"El número de muertos llegó ahora a 17, y tenemos decenas de heridos", declaró el médico Sadok Chujaa. Anteriormente había dado la cifra de 15 víctimas mortales.

"La situación es muy mala. Soldados y miembros de la policía siguen disparando contra los manifestantes" que piden la renuncia del presidente Alí Abdalá Saleh, añadió la fuente.

Según algunos testigos, las primeras víctimas cayeron bajo las balas del ejército y las fuerzas de seguridad.

Los manifestantes llegaron luego a la sede del gobernador de la provincia y pudieron ingresar en el patio del inmueble, pero fueron recibidos por salvas de disparos de hombres armados, algunos de ellos apostados en los tejados.

En Hodeida, en el mar Rojo, los enfrentamientos se reanudaron el lunes entre manifestantes y fuerzas de seguridad. Unos 200 manifestantes resultaron afectados por el uso masivo de gases lacrimógenos, informaron fuentes médicas.

En esta misma ciudad, al menos 13 personas resultaron heridas el domingo por la noche por disparos de la policía, en una manifestación en la que pedían la salida del presidente Saleh.

Cientos de mujeres tomaron las calles: Desobediencia civil, represión, balas reales, gases y dos nuevos muertos. Al menos 409 manifestantes han resultado heridos en la madrugada de este lunes durante un enfrentamiento con la policía mientras intentaban llegar al palacio presidencial de la ciudad de Al Hudaida, ubicada en el oeste de Yemen, según informan fuentes médicas.

Algunos testigos afirman que las fuerzas de seguridad han usado munición real y gases lacrimógenos para dispersar la marcha, convocada para protestar por la represión de las manifestaciones de ayer contra el presidente yemení, Ali Abdalá Saleh, que dejó dos nuevos muertos y decenas de heridos en Taiz, a 250 kilómetros al sur de Saná.

Ni ese incidente ni la desobediencia civil que desde el sábado tiene paralizada la ciudad portuaria de Adén hicieron mella en Saleh. El presidente pidió a la oposición que cese sus protestas para negociar "un traspaso pacífico del poder".

"Pedimos a la coalición opositora que ponga fin a la crisis terminando con las sentadas, el bloqueo de carreteras y los asesinatos, además del estado de rebelión en algunas unidades militares", declaró Saleh a un grupo de simpatizantes de Taiz.

Mientras estos le jaleaban al grito de "No más concesiones a partir de hoy", centenares de mujeres tomaban la calle principal de Taiz para pedirle que se vaya. La intervención policial -disparos al aire incluidos- atrajo a numerosos hombres a la manifestación. Los dos muertos estaban entre los diez heridos de bala.

"Nos han rodeado con vehículos acorazados y tanquetas. Durante tres horas han disparado y lanzado gases lacrimógenos para disolver la protesta", relató la activista Bushra al Maqtari a Reuters.

La población de Taiz, considerada la capital cultural de Yemen, fue de las primeras en movilizarse contra el régimen de Saleh siguiendo el ejemplo de Túnez y Egipto. Desde mediados de febrero, un grupo de jóvenes organizó una acampada en la plaza de la Libertad, antes incluso de que la protesta de Saná alcanzara una masa crítica.
Desobediencia civil

A la vista de que las manifestaciones no logran el efecto deseado, los grupos de oposición en Adén han lanzado una campaña de desobediencia civil. Por segundo día consecutivo, la capital del sur del país permaneció casi desierta y con la mayoría de los comercios cerrados. Muchos sureños se quejan de que su región ha quedado marginada desde la unificación del país en 1990 y algunos no esconden sus simpatías con el movimiento separatista que quiere recuperar la independencia para la antigua República Democrática de Yemen.

Hace dos semanas, tras la matanza de 52 personas en Saná, pareció que Saleh estaba dispuesto a irse e incluso se empezó a negociar las condiciones. Sin embargo, desde entonces, el presidente se ha dedicado a movilizar a sus simpatizantes, dejando claro que no tiene previsto dimitir.