Las mismas instituciones que exigen recortes y reformas estructurales a países como España o Grecia, felicitan a Portugal por mejorar su economía con recetas totalmente opuestas.
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Los indicadores económicos de Portugal siguen apuntando hacia una mejora. Desde que llegó al poder del país luso, en noviembre de 2015, el actual primer ministro socialista Antonio Costa ha implementado medidas que huyen de las recetas de austeridad normalmente impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea (CE).

La coalición de izquierdas que lidera Costa, llegó a las elecciones con un programa político y económico que rechazaban de pleno las medidas que se estaban imponiendo desde organismos supranacionales y desde Bruselas. Mientras Grecia aceptaba el tercer memorándum, que no ha hecho más que agravar su situación de endeudamiento y de alarma social, en el país luso se han aplicado medidas expansivas, al mismo tiempo que se aumentaban los salarios y pensiones.


Comentario: Un comportamiento muy distinto al empleado por Tsipras en Grecia.

Según publicaba Nikos Mottas en In Defense of Comunist:
El «juego de culpables» entre Tsipras y Varoufak, dos políticos cuyo papel de sirvientes de la burguesía ha sido indudablemente probado, no tiene nada que ver con los intereses reales del pueblo griego. Ambos comparten una inmensa responsabilidad por engañar al pueblo, tanto antes como después de las elecciones de enero de 2015.

Respecto al papel de Alexis Tsipras y Yanis Varoufakis, recordemos lo siguiente:

Como partido de oposición, SYRIZA había prometido romper los memorandos de austeridad, que los gobiernos anteriores habían firmado con los prestamistas extranjeros (la UE, el BCE y el FMI) y que contenían las medidas contra los trabajadores y la gente común. Fue en febrero de 2015, unas pocas semanas después de la victoria electoral de SYRIZA, cuando el entonces ministro de Finanzas Varoufakis reveló que el gobierno estaba de acuerdo con el 70% de las "reformas" incluidas en los memorandos y en desacuerdo con el 30%, que fue descrito como 'tóxico'.

Como partido de la oposición, SYRIZA había establecido una feroz retórica contra las privatizaciones. Después de ser elegido en el gobierno, según la declaración del entonces ministro de Hacienda, Yanis Varoufakis, la posición había cambiado:
"Queremos pasar de la lógica de reducir los precios de venta a la razón de su desarrollo en asociación con el sector privado e inversores extranjeros"
Por lo tanto, el gobierno de Tsipras y Varoufakis había adoptado privatizaciones para reforzar el sector privado, pero también trató de presentar otras formas de privatizaciones como, por ejemplo, asociaciones público-privadas y concesiones a grupos empresariales, etc.

Las "negociaciones" entre el gobierno griego y los acreedores tenían un contenido específico que no estaba relacionado con el "fin de la austeridad", como afirmaban SYRIZA y otros partidos oportunistas o socialdemócratas. Ese contenido específico era -y sigue siendo- un juego interburgués, relacionado con las necesidades de los grupos monopolistas que surgen de las consecuencias negativas de la profunda crisis capitalista.
Y según el Partido Comunista griego KKE:
"Si el resurgimiento de la discusión sobre el 2015 demuestra algo, es que los círculos dominantes del sistema y de la UE 'utilizaron' a SYRIZA y a su falso radicalismo para continuar con la política antipersonas que Nueva Democracia y el PASOK no terminaron, así como sembrar la frustración en la gente.

También demuestra que una alternativa real a favor del pueblo no existe en los diversos sectores del capital que llevan a la gente a la quiebra, dentro o fuera de la eurozona, en aras de la rentabilidad capitalista, alejándose de un modo radicalmente diferente de desarrollo que esté a favor de las necesidades populares." (23/7/2017)
"La transformación de SYRIZA en un partido socialdemócrata burgués de 'pura cepa' no puede explicarse ni con las declaraciones de arrepentimiento del señor Tsipras ni con 'thrillers políticos' como los de Varoufakis. Ese fue el final especificado de un partido que emprendió la gestión del capitalismo antipersonas y al servicio de las necesidades del capital, algo que el KKE predijo desde el primer momento." (24/7/2017)
Y es que, por muy doloroso que resulte aceptarlo, parece que Tispras se viste con el mismo traje que Pablo Iglesias, el de la disidencia controlada:

En 2014, la cifra de desempleo era superior al 15% y su PIB decrecía -o como dicen muchos economistas: crecía negativamente-. Pero las cifras han cambiado drásticamente. Portugal lleva tres años con un crecimiento del PIB positivo. Ha reducido su déficit fiscal a la mitad, que actualmente se sitúa en el 2,1% del PIB. La mitad del déficit español.

Pero el dato portugués que más ha gustado, a las mismas instituciones que exigen e imponen la austeridad, es la reducción de la deuda. La deuda externa lusa, que se encontraba entorno al 70% al comienzo de la crisis de 2008, no había dejado de subir desde entonces. Tras el rescate al que se vio obligado a acudir en 2011, y por el que se le obligó a implementar reformas estructurales y recortes en gastos públicos, la deuda se incrementó del 111,4% en ese año al 130% que alcanzó en 2014, cuando Costa entró en la presidencia. Pero las propias previsiones de crecimiento del FMI, que ha revisado un punto y dos décimas al alza su anterior estimación, hasta el 2,5% a final de año, sumado a las previsiones de que la deuda se reduzca al 126% del PIB en los próximos tres meses, han gustado mucho a las agencias de calificación.

La agencia Standard & Poor's (S&P), que rebajó la calificación de la deuda portuguesa a bono basura en enero de 2012, ha levantado la presión sobre el país subiendo dicha nota a BBB, un escalón por encima. Las otras dos grandes empresas de calificación, Fitch y Moody's, no han rebajado su nota, pero mejoraron su perpectiva a "positiva". Lo que indica que posiblemente sigan el camino de S&P en un futuro próximo.

El encargado de controlar la economía lusa por parte del FMI, Subir Lall, ha felicitado a las autoridades portuguesas y ha declarado que "la deuda portuguesa es más sostenible ahora que en 2011". El jefe de misión de la entidad que preside Christine Lagarde no ha dado muchas explicaciones en cuanto a los motivos de esta mejora, ni de por qué los indicadores económicos han empezado a mejorar en el momento en el que una coalición de partidos de izquierda ha tomado un rumbo político y económico totalmente contrario al que su institución impone a otros países, como a Grecia o España.

Desde la CE también se han escuchado felicitaciones hacia el Gobierno de Costa. El vicepresidente de la Comisión Europea (CE), Valdis Dombrovskis, ha declarado, desde la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea que ha tenido lugar en Estonia, que considera muy positiva la rebaja en la calificación de la deuda lusa por parte de S&P. Tampoco se ha pronunciado ni ha hecho referencia a las políticas de gasto, totalmente contrarias a las exigidas por la CE, que ha aplicado el Gobierno luso.