La verdadera amenaza para la hegemonía de Estados Unidos es la rápida innovación tecnológica en las finanzas. Países como Venezuela y Rusia ya planean lanzar sus propias criptomonedas con el objetivo de evadir las sanciones financieras de Washington. En Estados Unidos ya han comenzado a dar la alarma.
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Sin embargo, más que en el bitcoin, la verdadera amenaza está en el desarrollo tecnológico del sector financiero y en que este se le escape de las manos a Estados Unidos, publica el portal Foreign Policy.

Eso incluye nuevas formas de llevar a cabo transacciones financieras, incluyendo aquellas a través de 'blockchain', la tecnología de contabilidad distribuida -o DLT (Distribuyed Ledger Technology)- en la que se sustenta el bitcoin pero que se está utilizando ahora cada vez más en transacciones regulares por parte de bancos, entre otras grandes empresas.

"Así como EEUU acabó obteniendo los mejores beneficios tras la creación de internet, la pregunta ahora hay que hacérsela a EEUU: ¿cómo podemos seguir siendo relevantes en un mundo descentralizado?", se pregunta Yaya Fanusine, un ex analista de la CIA.

Y es que, tal y como Foreign Policy explica, gracias al espectacular aumento del valor del bitcoin -actualmente en unos 200.000 millones de dólares de capitalización bursátil- y al claro interés de Estados como Venezuela y Rusia en crear sus propias alternativas al dólar, ha crecido la preocupación por parte de EEUU de convertirse en un país mucho menos relevante.

Esquivar el dólar

Los esfuerzos de Rusia, China y de otros Estados para crear una arquitectura financiera paralela que pase por alto el sistema existente -lo que permite a los legisladores de EEUU y de Europa mantener el control sobre quién está enviando dinero y a dónde- preocupa y mucho.

"Por ejemplo, en 2015 Rusia buscaba desarrollar su propia alternativa al SWIFT, la plataforma de pago de Bruselas que conecta Europa al sistema financiero internacional", explica Foreign Policy.

"Pero también China. El gigante asiático y Moscú han discutido crear un sistema de pagos alternativo al servicio de las economías emergentes en el marco de los BRICS, en el que están Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica".

Así que no es de extrañar que los deseos de crear todo un sistema alternativo, al margen de Occidente, preocupe a los expertos. "Eso podría ponerle las cosas fáciles a personas y a empresas para seguir haciendo negocios a pesar de las sanciones estadounidenses", advierten.

"Que acabe surgiendo una alternativa al SWIFT que pase por encima de Europa y de Estados Unidos es un gran desafío para el financiamiento terrorista, el lavado de dinero y la evasión de sanciones", considera Richard Nephew, quien participó en la adopción de sanciones contra Irán durante la Administración Obama.

Tecnología de contabilidad distribuida

Rusia y China no han evitado que sí se suban al carro de la tecnología de contabilidad distribuida, también conocida como 'blockchain'. "Agiliza todo tipo de transacciones financieras y reduce drásticamente los costes", señalan expertos. Y lo mejor es que no se han de utilizar obligatoriamente monedas virtuales. Sin ir más lejos, gigantes como IBM y Maersk utilizan la tecnología de contabilidad distribuida para ahorrar costes utilizando dólares, euros y yenes.

"Hay gigantes bancarios internacionales que están diseñando plataformas tipo blockchain para hacer todo tipo de transacciones financieras de manera más rápida y barata", advierten desde el portal. Y es que la tecnología de contabilidad distribuida no tiene como único objetivo el evadir sanciones, sino más más bien lograr reducir costes, subraya Elisabeth Rosenberg, quien trabajó en el Tesoro estadounidense durante la Administración Obama.

Dejar de ser el centro del Universo

La dependencia de Estados Unidos de sus sanciones para contener a terceros Estados por sus políticas -Irán, Corea del Norte, Rusia, Venezuela- es mayúscula y es el primer recurso de los legisladores estadounidenses.

El hecho de que el dólar y la bolsa de Nueva York sean el epicentro de las finanzas mundiales le otorga al país una ventaja que podría verse amenazada por una innovación financiera que pase por encima del Washington.