Sifilis aragon
Aragón registra un nuevo caso de sífilis cada dos días y medio. Esta es la nueva tendencia que se está implantando en la comunidad aragonesa, donde cada vez es más habitual que contabilicen enfermedades de transmisión sexual (ETS). Según los últimos datos publicados en el Boletín Epidemiológico de Aragón, este problema ha ido avanzando desde principios del siglo XXI y en 2017 ha registrado las cifras más altas desde que se tienen datos detallados. En concreto, un total de 145 personas fueron diagnosticadas con sífilis durante el pasado año y en las dos primeras semanas de 2018 ya se han acumulado tres casos más.

"La percepción que tenemos es que este incremento (tanto de la sífilis como de otras ETS) está ligado al menor temor a contraer el VIH, ya que en estos momentos no es una enfermedad mortal, sino crónica", explica la doctora María José Crusells, del servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Clínico de Zaragoza. Desde su punto de vista, al perder ese miedo, se ha relajado el uso del preservativo, lo que ha permitido este repunte de las ETS no solo en Aragón, sino a nivel mundial. Prueba de ello es que la gonorrea también se encuentra en su punto más álgido, con 125 diagnosticados al año. Una tendencia que se mantiene durante las primeras semanas de 2018, con un total de seis infecciones, cuando lo habitual en este periodo hubieran sido dos.

También están en aumento las infecciones por Hepatitis A. En 2017 se han registrado 57 enfermos; casi el doble de los que se notificaron en 2016. Todas las hepatitis junto al VIH son las dolencias que más peligro entrañan a largo plazo, especialmente, por su cronicidad y por las evoluciones desfavorables que pueden tener. "Por el contrario, la gonorrea, una vez que ha sido tratada, ya no deja secuelas. Aún así, la prevención es igual de importante en todas las situaciones, puesto que casi siempre se desconoce si la otra persona tiene una ETS", recalca Crusells. De hecho, tras sus años de experiencia, recuerda que hay gente que contrae en el mismo acto varias enfermedades de transmisión sexual. "Además, haber sufrido cualquiera de estas patologías, no nos hace inmunes a ellas. Es decir, aunque se haya tenido sífilis, ésta se puede volver a contraer", recalca.

Para revertir esta nueva tendencia, Crusells considera que lo ideal sería poner en marcha campañas de concienciación. Por un lado, unas dirigidas a la población en general, llevadas a cabo a través de los medios de comunicación u opciones similares. Por otro lado, unas específicas para la población más joven. "No son conscientes del riesgo que conlleva mantener relaciones sexuales sin protección. Por ello, es fundamental realizar charlas y talleres en los institutos y en los campus universitarios. En ellas se les pueden explicar los distintos tipos de ETS, sus consecuencias, cómo prevenirlas...", sostiene.

Dada su experiencia en el servicio de enfermedades infecciosas, apunta que los jóvenes tienen un gran desconocimiento en cuanto a este tipo de patologías; independientemente de su nivel social y educativo. "Se presupone que un universitario debería conocer estas cuestiones, pero en la actualidad no es así. Los jóvenes de hoy en día son diferentes a nuestros padres (tanto por personalidad como por forma de vida) y, por ello, debemos utilizar otras formas de información y concienciación", subraya.

Una consulta especializada

A mediados de 2015, el Gobierno de Aragón puso en marcha una consulta especializada en la atención de personas con enfermedades de transmisión sexual. "Participamos tanto especialistas en enfermedades infecciosas como dermatólogos para ofrecer una atención completa al paciente", detalla.

Según los resultados del control de calidad, que se realizó en 2016, el perfil de los atendidos es: varón (67%), de entre 26 y 52 años (90%) e inmigrante (64%). Además, según se desprende de los resultados obtenidos, los principales motivos de consulta son condilomas (enfermedad causada por el virus del papiloma humano) y sífilis. La principal forma de transmisión es entre heterosexuales (64,3%). "No existe un perfil concreto de personas que acuden a la consulta, ya que hay una variedad importante. Sin embargo, los datos que más nos preocupan son los relacionados con la población joven", puntualiza Crusells, quien detalla que en 2016 se atendieron a unas 150 personas.

"La gran mayoría vienen derivadas desde el servicio de Urgencias, aunque cada vez llegan más a través de los centros de Atención Primaria", explica. También les derivan desde asociaciones como OMSida o Somos. "Intentamos llegar a todas las personas, pero los recursos humanos que tenemos son limitados, por lo que la consulta solo funciona una vez a la semana", reconoce. No obstante, el objetivo a largo plazo es que las personas participantes puedan dedicar más horas o que se puedan incorporar otros al proyecto.

En esta consulta, además de tratar a los pacientes, se les aconseja avisar a su pareja o a las personas con las que han mantenido relaciones sexuales recientemente y utilizar preservativos en el futuro. "Informar y concienciar a las personas contagiadas es positivo; pero lo ideal es hacerlo con aquellas que no lo están, para evitar que en un futuro puedan contraer cualquiera de estas enfermedades", puntualiza.

Síntomas y tratamientos de las ETS más frecuentes
  • Sífilis. Esta enfermedad, que se transmite principalmente por contacto sexual, se produce por una espiroqueta (bacteria) que penetra en la piel o en las mucosas. Su principal síntoma es la aparición de una llaga en las zonas de contacto (el pene, la vagina, el ano, el recto o la boca). Esta llaga, que no produce dolor, aparece tras el contagio y desaparece alrededor de tres semanas después sin dejar rastro. Al cabo de unos meses, la sífilis vuelve a manifestarse, pero en forma de manchas por todo el cuerpo. Al igual que en el síntoma anterior, la erupción se cura sola. El problema se encuentra en que esa enfermedad se queda en estado latente y puede ocasionar dolencias más graves como la meningitis o mielitis. Se puede diagnosticar a través de un análisis de sangre y se trata con antibiótico.
  • Gonorrea y clamidia. Estas infecciones por bacterias pueden causar inflamaciones en el recto, la uretra o el cuello uterino. Uno de los síntomas más claros es la aparición de un flujo parecido al pus, que suele ser más abundante en la gonorrea. También son típicos los picores y dolores al orinar o defecar. Uno de los efectos más importantes es que la mujer puede llegar a tener problemas de fertilidad. Para saber si se tiene gonorrea o clamidias es necesario analizar el pus, bien a través de un análisis de orina o con un hisopo. El tratamiento consiste en un antibiótico.
  • Herpes genital. Un virus es el causante de este herpes en la zona genital. En este caso, al ocasionar ampollas dolorosas, es muy fácil de distinguir tanto para el paciente como para el médico. El herpes no tiene una cura propiamente dicha. Existen pastillas y cremas secantes que hacen que desaparezcan las ampollas, pero posteriormente pueden seguir apareciendo. Si los episodios de reactivación son muy frecuentes, existe una medicación diaria que reduce su frecuencia.
  • Condilomas. El virus del papiloma humano (VPH) es el causante de estas verrugas genitales. Existen más de 100 tipos diferentes y algunos de ellos están relacionados con la aparición de cáncer de cuello de útero (aunque son poco frecuentes). Hay numerosos tratamientos disponibles, que varían dependiendo del tamaño de las verrugas, su localización o el estado de las defensas del paciente. El tratamiento suele eliminar las verrugas pero no cura la infección por lo que puede reaparecer en cualquier momento.
  • Tricomoniasis. Esta ETS está producida por un protozoo y afecta especialmente a mujeres. El síntoma más claro es un flujo vaginal parecido al pus. Al mismo tiempo también se pueden sentir molestias en las relaciones y existir inflamación de la vulva. En otros casos, puede no tener síntomas y detectarse en una citología habitual. Para tratarlo, lo más habitual son cremas vaginales o pastillas.
  • VIH. El virus de la inmunodeficiencia humana es asintomático durante un tiempo. Los síntomas aparecen cuando disminuyen las defensas, hecho que provoca que se adquieran infecciones más graves como neumonías, tuberculosis o herpes. El diagnóstico de la infección se puede realizar a través de un análisis de sangre o de orina y en la actualidad existen tratamientos muy efectivos para evitar la disminución de las defensas. No obstante, todavía no hay cura ni vacunas efectivas.