La corteza orbitofrontal es una de las áreas cerebrales más interesantes. Se relaciona con nuestra personalidad, nuestras emociones y ante todo con la conducta social. Si bien es cierto que aún nos quedan muchas incógnitas por resolver sobre esta región, lo que se sabe hasta el momento resulta sin duda muy revelador y explicaría muchas cosas sobre el comportamiento humano.
cerebro
Estamos seguros de que gran parte de nuestros lectores conocen el curioso caso de Phineas Gage. Este operario de los ferrocarriles sufrió en 1848 un violento accidente con curiosos resultados. Tras una explosión, una barra de hierro quedó hendida en su cráneo. Esa incisión atravesó precisamente la corteza orbitofrontal, y aunque Gage no perdió la consciencia en ningún momento y su historia fue descrita como un milagro médico, cabe decir que este joven operario no volvió a ser el mismo.

Este curiosísimo caso fue uno de los más valiosos para la neurociencia debido precisamente a que se conoció por primera vez lo relevante que puede llegar a ser esta área de nuestro cerebro. Tras el accidente, Phineas Gage se volvió descarado, impulsivo, irresponsable y hasta agresivo. Sus relaciones sociales se vieron duramente alteradas, perdió su trabajo y aunque llegó a formar parte de un circo durante un tiempo, cabe decir que murió a los pocos años debido a las graves crisis epilépticas que sufría.

Antonio Damasio, conocido neurólogo, es uno de los científicos que más han estudiado el caso Phineas Gage, concluyendo algo esencial: el lóbulo orbitofrontal se relaciona de forma directa con nuestras emociones y la toma de decisiones.

¿Dónde está la corteza orbitofrontal?

Tal y como la propia palabra indica, la corteza orbitofrontal se encuentra en la parte frontal del cerebro. Está justo encima de nuestras órbitas o cuencas oculares y tiene a su vez conexiones directas con las áreas sensoriales y con las estructuras del sistema límbico relacionadas con la emoción y la memoria.

Funciones de la corteza orbitofrontal

La mayor parte de aspectos que conocemos sobre la corteza orbitofrontal se deben básicamente al estudio de pacientes que sufren lesiones cerebrales o diversas afecciones relacionadas con esta región. El caso de Phineas Cage fue sin duda el más relevante, pero cabe decir que a día de hoy aún hay muchas incógnitas, muchas dudas a las que los neurólogos intentan dar respuesta para desentrañar un poco más los grandes misterios del cerebro humano.

Veamos a continuación algunas de las funciones que se localizan en la corteza orbitofrontal.

El procesamiento de las emociones sociales
  • Paul. D MacLean, un conocido fisiólogo y neurólogo de principios del siglo XX, ya advirtió en su día de la relación existente entre la corteza orbitofrontal y nuestras emociones. No podemos olvidar que esta área está conectada el sistema límbico y también con la amígdala. Ahora bien, la particularidad de esta área es que articula esas emociones relativas a nuestras conductas sociales: la agresividad, la falta de respeto, el saber convivir favoreciendo unos adecuadas interacciones con los demás...
  • Esta estructura alberga también un "sistema de vigilancia". Es decir, gracias a ella intentamos comportarnos en base un contexto, adecuándonos a un equilibrio social donde controlar nuestros impulsos más básicos.
El sistema de recompensa
  • La corteza orbitofrontal se relaciona también con esas conductas que llevamos a cabo los seres humanos en base a las recompensas o castigos que recibimos.
  • Algo que se ha visto por ejemplo es que pacientes con una lesión en esta área, pueden dejar de ser sensibles a los castigos. No les importa las consecuencias de sus actos, pero se obsesionan a su vez con las recompensas. Si no las reciben se vuelven agresivos, impulsivos y frustrados.
Todo ello dificulta son duda la correcta convivencia en un entorno social.

La toma de decisiones

Además de esos procesos relacionados con nuestros comportamientos y emociones, esta área de nuestra corteza frontal tiene una íntima relación con esa compleja conducta que es sin duda el acto de tomar una decisión.
  • Se ha podido observar, por ejemplo, que es en esta estructura donde se localiza nuestra motivación a la hora de tomar la iniciativa en una conducta o en una acción determinada. Aquellas personas con una lesión en la corteza orbitofrontal podrían mostrar un cuadro de gran apatía, de inhibición o incluso de mutismo a la hora de tomar una decisión.
  • Aún más, un hecho llamativo es que en caso de dar el paso y iniciar algún tipo de acción en base a un problema, serán incapaces de valorar qué opción es la menos arriesgada, la más prudente y ajustada a lo que espera su contexto social más próximo. Es común de hecho que opten por opciones que les devuelven al mismo punto de partida, al mismo problema.
Son conductas sin duda curiosas pero a la vez muy desgastantes para la propia persona y su entorno.

Los daños en la corteza orbitofrontal

Existen diversas pruebas neuropsicológicas para evaluar un posible daño de la corteza orbitofrontal en un paciente. Así, pruebas como el test de discriminación visual, el juego de Iowa o el test de Faux Pas son muy útiles para valorar la incidencia de cualquier alteración en esta área.

Se sabe que personas con un traumatismo en esta área o con un daño cerebral adquirido, suele mostrar el siguiente cuadro psicológico:
  • Habla soez.
  • Problemas en la interacción social debido a la falta de empatía.
  • Hipersexualidad.
  • Abuso de sustancias.
  • Conductas delictivas como robos, agresiones, etc.
El tratamiento para estos pacientes suele ser muy complejo. Es común que permanezcan internos en centros especializados para enfermos mentales al ser derivados por órdenes judiciales. Por lo general, reciben un tratamiento psicológico y uno farmacológico en base a las características y necesidades particulares. Estamos sin duda ante una realidad muy delicada, de la que cada día vamos sabiendo más cosas.
Referencias bibliográficas: Zald David, Rauch Scott (2006). La corteza del Orbitofrontal. Oxford University Press