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Noticias falsas en repetición: Cobertura mediática de ataques con armas químicas falsas del 5 de abril de 2017.
La noche del 8 de abril de 2018, un domingo, la Base Aérea Militar Tiyas de Siria en la gobernación de Homs (también conocida como la Base Aérea T-4), fue bombardeada con misiles en un ataque salvaje y que no fue provocado. En los informes iniciales se afirmó que las defensas aéreas sirias interceptaron cinco de los ocho proyectiles y que hubo varias víctimas y heridos.

El ataque se produce poco más de un año después de los ataques con misiles de EE.UU. contra la Base Aérea de Shayrat, el 7 de abril de 2017, cuando se lanzaron 59 misiles de crucero Tomahawk como "respuesta" de EE.UU. a una oleada de informes de un ataque con armas químicas contra civiles en la provincia de Idlib, el cual supuestamente también causó la muerte de unas 70 personas. Esa "respuesta" se llevó a cabo sin ninguna investigación y con base en muy escasas pruebas que demostraran la participación del gobierno sirio. Los ataques con misiles recompensaron al recién elegido presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con una cobertura mediática positiva, pero sacudieron a sus simpatizantes porque socavaron su promesa electoral de no "derrocar regímenes extranjeros".

Y ahora, una vez más, la supuesta "línea roja" para este último ataque ha sido el uso de armas químicas dentro de las fronteras de Siria, pero de manera bastante inusual no ha habido declaraciones inmediatas por parte de alguna potencia militar importante que reivindique su responsabilidad. El ejército estadounidense negó haber perpetrado el ataque, afirmando que: "En este momento, el Departamento de Defensa no está llevando a cabo ataques aéreos en Siria".

Francia, que anteriormente había formulado enérgicas declaraciones de condena contra el gobierno sirio, también negó su participación. La sospecha cayó sobre Israel, que ha llevado a cabo más de una docena de ataques aéreos contra objetivos sirios en los últimos años, y recientemente perdió un F-16 en el proceso. La probabilidad de que Israel fuera culpable recibió un fuerte impulso cuando el Ministerio de Defensa ruso emitió hoy una declaración en la que afirmó que el ataque había sido llevado a cabo por dos cazas F-15 israelíes. Hasta ahora, sin embargo, el gobierno israelí se ha negado a confirmar o negar las acusaciones.

El supuesto "ataque con armas químicas" en Duma, Guta oriental, el sábado, ha sido, por supuesto, noticia de primera plana en los medios de comunicación occidentales, mientras que el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso lo ha denunciado como "noticia falsa". Ya existen dudas de que haya ocurrido algo allí realmente. El lugar era el último reducto que quedaba de militantes takfiri en la región oriental de Guta que, desde que supuestamente tuvo lugar este incidente, han llegado a un acuerdo con las fuerzas del Estado sirio para rendirse y ser trasladados a Jarablus, en el norte de Siria, en manos de turcos. Así pues, los oficiales militares rusos ya han podido entrar e inspeccionar el lugar del presunto ataque: han informado que no han encontrado ningún rastro de armas químicas allí. Además, la Media Luna Roja Siria y los médicos locales han informado que ni una sola persona en Duma ha denunciado haber experimentado o presenciado cualquier cosa que se parezca remotamente a una intoxicación química.

Este no-incidente tuvo lugar 34 días después del envenenamiento del 4 de marzo del ex "agente doble" espía ruso Sergei Skripal y su hija Yulia en el Reino Unido, supuestamente por un "agente nervioso de grado militar" conocido como "Novichok". El envenenamiento fue seguido por una oleada de acusaciones infundadas e histeria acerca del "espionaje ruso", propagado por los principales medios de comunicación británicos siempre dispuestos a lanzar propaganda rusofóbica con el fin de vender periódicos.

Dos semanas antes de las elecciones presidenciales rusas de 2018 (en las que el actual presidente Vladimir Putin ganó por abrumadora mayoría con el 76% de los votos), el épico fracaso de la agitación provocada por Boris Johnson y Theresa May ha expuesto al gobierno del Reino Unido como la manada de mentirosos incompetentes que es, y ha planteado serias dudas sobre los actos criminales y asesinos de las agencias de seguridad británicas.

A pesar de que los dos Skripal (y un policía del Reino Unido) se han recuperado de la exposición a dicho "agente nervioso de grado militar" (cuya absorción de sólo un milímetro a través de la piel es suficiente para causar la muerte, supuestamente) y el anuncio categórico por parte de la planta de armas químicas Porton Down en el Reino Unido de que no han podido identificar la fuente del agente; el gobierno del Reino Unido ha estado redoblando su ridículo cuento de hadas de un intento de asesinato ruso; lo que muestra su aparente incapacidad para enfrentarse a la realidad de que su lucha "existencial" con Rusia es una ilusión casi exclusivamente de su propia creación patológica.

Ante el colapso de la narrativa del Reino Unido sobre un "ataque con armas químicas" por parte de un gobierno extranjero en suelo británico, de repente se ha producido otro "ataque con armas químicas" en Siria. El gobierno ruso ha estado advirtiendo de un ataque como éste (o de la simulación de uno) durante meses; lo hizo de nuevo hace varias semanas; y lo hizo de nuevo menos de 36 horas antes de este último incidente fabricado.

Es legítimo preguntarse: ¿acaso el reciente ataque propagandístico de un mes de duración contra Rusia acerca del "agente nervioso" tenía el objetivo de socavar la credibilidad de cualquier defensa que Rusia pudiera hacer en el escenario internacional en nombre del gobierno sirio en relación con su supuesto uso de armas químicas? Después de todo, habría sido mucho más fácil convencer al mundo de que una mayor 'intervención militar' contra Assad estaba 'justificada' si hubiera confusión sobre la posición moral de Rusia con respecto a las armas químicas. Por supuesto, es absurdo que se pueda llevar a cabo tal provocación, dado que Rusia es la única gran potencia que ha destruido voluntariamente sus arsenales de armas químicas bajo la observación y verificación de la Organización Internacional para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). Pero vivimos en la Era del Absurdo en la que los líderes occidentales rutinariamente hacen y dicen las cosas más absurdas.

Tendría sentido que Israel resultara ser el autor del ataque aéreo de ayer contra Siria. Israel tiene un historial de provocaciones militares contra Siria y una enemistad histórica de larga data contra ese país y contra Irán, cuyas fuerzas también están presentes allí. Israel no tiene intención de abandonar los Altos del Golán ocupados en Siria, donde abundan los recursos naturales. Con el reciente anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, de que las fuerzas estadounidenses abandonarían pronto Siria, y la retórica agresiva de los oficiales militares israelíes sobre este supuesto "ataque con armas químicas", es posible, incluso probable, que Israel considera que sus objetivos para la partición de Siria se le están escapando, y que el ataque a la base aérea T-4 fue un intento de intensificar la confrontación militar entre Estados Unidos y Siria y manipular a Estados Unidos para que intervenga como un "aliado".

Queda por ver si esta estrategia fracasa a corto plazo. Trump ha anunciado que Estados Unidos podría responder militarmente en un día o dos. El Ejército Árabe Sirio (que cuenta con personal militar ruso integrado a todos los niveles) está garantizando cada vez más la seguridad de Siria. Con cada nueva captura de los grupos restantes de "rebeldes" y "moderados", la completa derrota de las fuerzas subsidiarias del Estado Profundo nos recuerda que pronto no quedará nadie en Siria para llevar a cabo los ataques de falsa bandera necesarios para generar la indignación mediática que la coalición occidental necesita para manipular a sus poblaciones nacionales.

¿Hemos visto lo último de la narrativa del "ataque con armas químicas"? La misma debería haber quedado muerta y enterrada en agosto de 2013, cuando Rusia intervino por primera vez en Siria y llegó a un acuerdo con Londres y Washington para actuar como garante en el proceso de la OPAQ para destruir los arsenales de armas químicas del país. Ese movimiento diplomático aparentemente salvó a Siria del "choque y conmoción" de la OTAN en el último momento. Pero aquí estamos, cinco años después, y el Teatro del Absurdo, el teatro de las armas químicas, sigue siendo el mayor espectáculo de la ciudad.