Un grupo de investigadores de la Universidad de San Francisco (EEUU) aseguran que estar enganchado a los dispositivos electrónicos es comparable a estarlo a alguna sustancia y que aísla a las personas. Su estudio se ha publicado en la revista NeuroRegulation.
Cellphone
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Esa dependencia continua genera en el celebro las mismas conexiones neuronales que se generan cuando se consumen ciertos tipos de opiáceos, añade el estudio.
"La adicción a los 'smartphones' forma conexiones neuronales en el cerebro de manera similar a como lo hace la adicción a los opiáceos en las personas que consumen oxicodona para aliviar el dolor ", explicó Peper.
La oxicodona es un analgésico muy potente y potencialmente adictivo.

La investigación, que ha sido dirigida por los profesores Erik Peper y Richard Harvey, revela también que esa misma adicción perjudica las habilidades comunicativas entre quienes utilizan este tipo de dispositivos de manera intensiva. Los resultados se basan en una encuesta en la que participaron 135 estudiantes de la Universidad Estatal de San Francisco. Quienes más utilizaban sus teléfonos celulares presentaban mayores niveles de aislamiento social, soledad, depresión y ansiedad. Los investigadores creen que la soledad es, en parte, la consecuencia de reemplazar la interacción directa entre dos personas.

Peper y Harvey atribuyen gran parte del daño que produce este tipo de dispositivos a las grandes corporaciones tecnológicas, que han visto en la adición a los 'smartphones' la gallina de los huevos de oro. Las notificaciones automáticas, las vibraciones y, en general, todas las alertas y sonidos que salen del celular y de los ordenadores hacen que nos sintamos tentados a mirar la pantalla y ponen en alerta las mismas regiones del cerebro que se activan ante un peligro inminente, como el ataque de un tigre o el de un gran depredador.
"Cuantos más ojos, más clicks y con más clicks, más dinero (...) [Los teléfonos celulares] nos engañan con los mismos mecanismos que una vez nos protegieron y nos permitieron sobrevivir", resume Peper.
Sin embargo, los investigadores advierten que hay formas de cambiar nuestros hábitos y nuestra conducta. Pasa por educarnos a nosotros mismos y seguir pautas a la hora de interactuar con los dispositivos, de la misma forma que nos esforzamos a la hora de reducir el consumo de azúcar.

El primer paso es reconocer el problema: que las empresas nos manipulan para generar una adicción a los teléfonos celulares y demás dispositivos. Peper recomienda empezar por desactivar las notificaciones automáticas y responder a correos electrónicos y a los avisos en redes sociales a determinadas horas del día.