Traducido por el equipo de Sott.net en español

Parte 1
Casi desde el comienzo de su presidencia, Vladimir Putin ha sido vilipendiado implacablemente en los medios de comunicación occidentales. Si el modo en que pintan al Sr. Putin reflejara la verdad objetiva, deberíamos creer que ese hombre no tiene cualidades redentoras en absoluto. Como señalé en la primera entrega de esta serie de extractos del Gran Engaño, la demonización sistemática del líder de una nación predispone a muchas personas a consentir la guerra o el cambio de régimen como medio para ayudar a una nación afectada a librarse de un líder podrido y tiránico. Si detestamos a Vladimir Putin, podríamos aprobar que nuestras comunidades de inteligencia orquestaran un golpe de Estado para expulsarlo del poder, incluso si la sangre de algunos rusos es derramada en el proceso. Sería un acto honorable realizado por un bien mayor. En efecto, quienes están desesperados por un cambio de régimen en Rusia deberían estar muy interesados en que detestemos al Sr. Putin. De ahí la cobertura negativa ininterrumpida y sin matices. Aquí ofrezco una perspectiva diferente: ¿qué pasa si Putin no es un archivillano? ¿Y si de hecho tiene cualidades redentoras? ¿No deberíamos tratar de conocer mejor a este hombre antes de encogernos de hombros ante otro cambio de régimen o una guerra para librar al mundo de tiranos?
putin on holiday
© Kremlin
Según su jefe de seguridad, Alexander Korzhakov, Boris Yeltsin trabajaba unas dos horas al día. El resto lo pasaba comiendo, bebiendo, jugando al tenis, cazando o disfrutando de algún otro pasatiempo. Vladimir Putin, según se informa, trabaja jornadas excepcionalmente largas y varios de sus asesores y ministros han testificado haber trabajado con él hasta muy tarde en la noche para luego recibir una llamada de él al día siguiente a primera hora de la mañana. El banquero exiliado y exoligarca Sergei Pugachev describió su experiencia:
"...apenas nos separábamos, nos reuníamos a diario; desde la mañana hasta las 3 o 4 de la madrugada, todos los días, todos los días. Naturalmente, discutíamos asuntos relacionados con el desarrollo de las empresas estatales, el estado de la economía, etcétera. Putin necesitaba a alguien que entendiera y conociera bien esos asuntos". (Harding, Smith y Maynard 2015)
Algunos de sus consejeros y ministros reportaron haberse reunido con él para discutir algún asunto dentro de su propio dominio de especialidad, sólo para sorprenderse al darse cuenta de que Putin tenía una comprensión más detallada del asunto en cuestión que ellos mismos. El hecho de estar inmerso y dedicado a su ocupación le permite a Vladimir Putin celebrar sus famosas conferencias de prensa maratónicas cuando habla durante tres o cuatro horas respondiendo a las preguntas de los periodistas con información precisa y detallada y sin teleprónteres. ¡Su 14º maratón anual de llamadas en 2016 duró 3 horas y media durante las cuales tomó y respondió 80 preguntas! La mayoría de los políticos occidentales ya no se atreven a enfrentarse a ningún foro público sin discursos preempaquetados y ensayados, que leen en los teleprónteres, aceptando sólo un puñado de preguntas de reporteros amistosos antes de que sus encargados los alejen de cualquier posible vergüenza.

Lucha contra el terrorismo

Rusia y los Estados Unidos han tenido algo importante en común en el siglo XXI: sus respectivas guerras contra el terrorismo. Mientras Estados Unidos llevaba su guerra contra el terrorismo a Afganistán e Irak, Rusia había estado luchando su propia guerra contra el terrorismo en Chechenia, que duró casi diez años, desde agosto de 1999 hasta abril de 2009. En el verano de 2015, sólo seis años después del cese de las hostilidades, el corresponsal de la revista Time, Simon Shuster, visitó Chechenia. Reportó:
"Chechenia ha sufrido una transformación radical. Sus ciudades han sido reconstruidas con dinero de Moscú. Todos los rastros de su rebelión separatista han sido suprimidos." (Shuster y Martinelli 2015)
De hecho, Chechenia bajo Putin ha alcanzado los niveles más altos de prosperidad que jamás haya tenido. El videoclip incrustado con el artículo de Shuster relata cómo:
"Los niños que crecen en Chechenia hoy en día son mucho más afortunados que sus padres y abuelos. Al menos los más jóvenes sólo han conocido su tierra natal por ser un lugar tranquilo y hasta bastante hermoso, lleno de enormes mezquitas y rascacielos, distritos comerciales y bares de comida rápida".
Por el contrario, la guerra estadounidense contra el terrorismo ha dejado caos y desorden en todas las naciones que ha tocado, desde Afganistán e Irak, hasta Libia, Siria, Yemen, Somalia y Sudán. Kosovo, que ha sido un protectorado de facto estadounidense desde el año 2000, es hoy la nación más pobre y corrupta de Europa, con un éxodo masivo de población y un desempleo superior al 35%. El siempre santurrón Occidente ha acusado con frecuencia a Vladimir Putin de mano dura en su lucha contra los terroristas chechenos (a quienes suelen llamar "rebeldes" o "separatistas"), pero esto es un reproche arbitrario y sin sentido. Los analistas occidentales pueden saber lo que distingue a una guerra suave contra el terror de una guerra despiadada, pero este es un debate sin sentido que yo propondría resolver "juzgándolos por sus frutos".

Perdonar las deudas de Cuba

Cuando Vladimir Putin visitó Cuba en 2014, canceló el 90 por ciento de la deuda de 32.000 millones de dólares que Cuba tenía con Rusia desde la época soviética. Podríamos pensar que esto pudo haber sido un gesto calculado con algún motivo ulterior favorable a los intereses de Rusia. Aun así, el gesto fue notable porque en ese momento, los acreedores occidentales, encabezados por el FMI, habían estado impulsando un cruel e inhumano programa de austeridad contra Grecia para el pago total de sus propias deudas. El mismo FMI que había atacado a Rusia veinte años antes estaba forzando ahora a Grecia a un estrangulamiento económico con efectos similares a los que habían tenido en Rusia en los años noventa.
putin cuba castro
La mentalidad trastornada de los acreedores griegos se puso de manifiesto durante la reunión del Grupo de Bruselas en marzo de 2015. Como Grecia se estaba acercando peligrosamente al incumplimiento de sus obligaciones de deuda, la delegación que representaba a sus acreedores sugirió al ministro de Hacienda griego Yanis Varoufakis que su gobierno podría pagar sus deudas reteniendo el pago de los salarios y las pensiones de los funcionarios públicos durante dos meses. Recomendar el robo de dinero a los griegos ordinarios no pareció perturbar ni avergonzar a los acreedores emprendedores de Grecia.

Un año y medio después, en noviembre de 2016, el "líder del mundo libre", el presidente estadounidense Barack Obama, fue a Grecia en su última visita oficial. En esa ocasión, no ofreció ni ayuda ni alivio de la deuda. En cambio, echó más sal en la herida del país al reiterar que Grecia tenía que seguir adelante con la austeridad, lo que ya había empujado su economía a una depresión aplastante.

Independientemente de los motivos y los intereses nacionales, el gesto de Vladimir Putin en Cuba contrastó notablemente con el de los acreedores de Grecia y el del presidente Obama de Estados Unidos. En esencia, el gesto de Vladimir Putin hacia Cuba fue generoso y humano. Al mismo tiempo, el trato de Occidente hacia Grecia ha sido inhumano y cruel.

Asilo a Edward Snowden

En junio de 2013, el contratista de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA), Edward Snowden, dio a conocer el enorme alcance del programa de vigilancia global de la NSA, que recogía ilegalmente casi todas las comunicaciones electrónicas y telefónicas de ciudadanos estadounidenses y extranjeros comunes y corrientes que cumplen con la ley. La revelación de los secretos del estado de vigilancia estadounidense (y británico) convirtió a Edward Snowden de la noche a la mañana en un hombre en busca y captura y la CIA montó una de las más masivas cacerías de su historia. Para evitar la captura, el domingo 23 de junio de 2013, Snowden se embarcó en un vuelo de la Aeroflot de Hong Kong a Moscú. Su plan era volar a Cuba y desde allí a otro país sudamericano, posiblemente Venezuela o Ecuador. El gobierno de Estados Unidos lo acusó de espionaje y comenzó inmediatamente a presionar a varios gobiernos de todo el mundo para que detuvieran a Snowden y lo extraditaran. Cuando su vuelo desde Hong Kong aterrizó en el aeropuerto de Sheremetyevo de Moscú, las autoridades estadounidenses le revocaron el pasaporte y no pudo continuar su viaje desde Moscú, momento en el que su paradero se volvió confuso.

Dos días después, el 25 de junio, Vladimir Putin confirmó que Snowden seguía en Sheremetyevo, que era un hombre libre, que podía elegir su propio destino final y que Rusia no lo arrestaría ni extraditaría. A través de varios canales, el gobierno de Estados Unidos pasó los siguientes días tratando de persuadir a sus contrapartes rusas para que capturaran a Snowden y lo entregaran. Tan ansiosos estaban los estadounidenses por conseguir a Snowden que, cuando pensaron que podría intentar huir de Rusia en el avión presidencial del presidente boliviano Evo Morales, ordenaron a las autoridades francesas, españolas, italianas y portuguesas que infringieran el derecho internacional y denegaran el acceso de los vuelos del presidente boliviano a su espacio aéreo, obligando a su avión a aterrizar en Viena, donde el presidente Morales y su tripulación estuvieron detenidos durante 14 horas.

La información de la CIA de que Snowden estaba en el avión resultó ser falsa, por lo que todo el incidente diplomático sólo logró desenmascarar la naturaleza de la relación entre el imperio y sus vasallos europeos, así como su actitud arrogante hacia el derecho internacional. Aparentemente las leyes existen para ser quebrantadas cuando la conveniencia de la hegemonía así lo obliga. El incidente también le mostró a Edward Snowden que habría sido inútil para él buscar asilo en cualquier nación occidental aliada con los EE.UU., ya que probablemente habrían violado sus propias leyes para cumplir con una solicitud de extradición estadounidense. Como resultado, Snowden no tuvo más remedio que quedarse y solicitar asilo en Rusia. El 1 de julio, Putin declaró que a Edward Snowden se le podría conceder asilo en Rusia a condición de que desistiera de causar más daño a "nuestros socios americanos".

Al ver estos acontecimientos hasta finales de junio y julio de 2013, me preguntaba si los rusos no capturarían finalmente a Edward Snowden y lo cambiarían por una gran concesión de sus "socios americanos", que claramente estaban muy interesados en conseguir al soplón renegado. Recuerdo que pensé que el resultado de ese incidente nos daría una indicación importante del tipo de persona que era Vladimir Putin: ¿Haría lo correcto y le ofrecería asilo y protección a Snowden, o terminaría negociando con él? Mi presentimiento era que Putin haría lo correcto, pero al mismo tiempo me encogía de hombros al pensar que podría terminar decepcionado. Después de varias semanas de procedimientos legales, el 31 de julio de 2013, a Snowden se le concedió asilo en Rusia.

Hoy (finales de marzo de 2017), Edward Snowden ha estado viviendo como un hombre libre en Rusia durante casi cuatro años, gracias en gran medida a la postura de principios de Vladimir Putin y su valentía para desafiar a la presión estadounidense. Si no fuera por su asilo en Rusia, Snowden estaría cumpliendo una sentencia de prisión muy larga por cumplir con su deber patriótico.

Continuará...
Sobre el autor

Alex Krainer es un gestor de fondos de cobertura y autor. Su libro, dos veces prohibido por Amazon en septiembre de 2017 y otra vez en agosto de 2018, está ahora disponible en formato pdf, kindle y epub en el siguiente enlace "Gran Engaño": La verdad sobre Bill Browder, la Ley Magnitsky y las sanciones contra Rusia". La versión en tapa blanda publicada por Red Pill Press ya está disponible aquí. Alex también escribió un libro sobre el comercio de materias primas.