Un análisis del Centro de Estudios de la Tierra y Planetas revela que el satélite terrestre ha adelgazado más de 50 metros en los últimos cientos de millones de años

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© LROC NAC frame M190844037LR; NASA/GSFC/Arizona State University/SmithsonianEsta falla de empuje prominente es una de las miles descubiertas en la luna por el Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO) de la NASA. Estas fallas se asemejan a pequeños acantilados en forma de escaleras, o escarpas, cuando se ven desde la superficie lunar. Las escarpas se forman cuando una sección de la corteza de la luna (flechas que apuntan hacia la izquierda) se empuja hacia arriba sobre una sección adyacente (flechas que apuntan hacia la derecha) a medida que el interior de la luna se enfría y se encoge. Una nueva investigación sugiere que estas fallas todavía pueden estar activas hoy.
La Luna, objeto de mitos y compañera de romances y melancolías, tiene arrugas y se está achicando, afirmó este lunes el científico Thomas Watters, del Centro de Estudios de la Tierra y Planetas en el Museo Nacional del Aire y el Espacio de Estados Unidos.

Lenta pero sin pausa, a medida que su interior se enfría, la Luna ha adelgazado más de 50 metros en los últimos cientos de millones de años, explicó Watters, según un comunicado de la agencia espacial estadounidense, NASA.


Pero a diferencia de la piel de la uva, que es flexible, la de la Luna es rígida y se quiebra al empequeñecerse formando fallas donde un segmento de corteza es empujado encima de otro.

"Nuestro análisis proporciona las primeras pruebas de que estas fallas siguen activas y probablemente producen sismos aún ahora mientras la Luna sigue enfriándose y achicándose", dijo el científico.

Las fallas, similares a las placas tectónicas en la Tierra, lucen como acantilados escalonados de varias decenas de metros de altura y se extienden por varios kilómetros.

De acuerdo a la NASA, los astronautas Eugene Cernan y Harrison Smith tuvieron que zigzaguear con su vehículo lunar para cruzar la falla Lee Lincoln durante la misión Apolo 17 en 1972.

Watters es el autor principal de un estudio que analizó los datos suministrados por cuatro sismógrafos colocados en la Luna por los astronautas durante las misiones Apolo 11, 12, 14, 15 y 16, usando un algoritmo desarrollado para identificar los sitios de terremotos detectados por una red de sensores.

Entre 1969 y 1977, los sismógrafos registraron 28 sismos superficiales con magnitudes entre 2 y 5.

El equipo determinó que 8 de los 28 movimientos ocurrieron dentro de unos 30 kilómetros de distancia de fallas visibles en las imágenes lunares.

La Luna no es el único cuerpo en el sistema solar que se achica con la edad. Según la NASA, Mercurio tiene "enormes fallas" de hasta unos mil kilómetros de largo y 3 kilómetros de altura "significativamente más grandes, en relación con el tamaño del planeta, que las de la Luna".