Un equipo de científicos japoneses logró probar que el tiempo en el punto más alto de los rascacielos corre más rápido que en el primer piso. Su estudio comprobó otra vez más la famosa teoría de la relatividad que fue desarrollada por Albert Einstein.
tokyo tower
© REUTERS / Issei Kato
Para realizar su investigación los científicos liderados por Hidetoshi Katori de la Universidad de Tokio crearon un reloj de rejilla óptica. Este reloj mide el tiempo basándose en la vibración de los numerosos átomos del estroncio depositados dentro de una rejilla óptica generada por un láser. Esta tecnología es 1.000 veces más precisa que la del estándar internacional que utiliza la vibración generada por los átomos del cesio.

Los investigadores colocaron su nuevo reloj en el mirador de la torre de radiodifusión más alta en el mundo Tokyo Skytree, situado a la altitud de casi 450 metros sobre el nivel del mar. Tras estudiar los resultados obtenidos, comprobaron que el tiempo en lo alto corría cuatro nanosegundos más rápido diariamente que cerca del suelo, a una altitud de 3,6 metros sobre el nivel del mar.

De esta manera, su estudio publicado en la revista Nature Photonics comprobó otra vez más la famosa teoría de la relatividad en la que Albert Einstein sugirió que el tiempo en los campos gravitacionales fuertes correría más rápido que en los con una gravitación más débil. Hasta ahora, los ensayos de la teoría habían sido realizados por satélites desde el espacio.

"Gracias a estos relojes podemos distinguir las pequeñas diferencias de altitud, lo que nos permite medir el crecimiento del suelo en los lugares donde se ubican los volcanes activos o que registran la deformación de la corteza", destacó Katori.

Con esta investigación su equipo buscaba demostrar que los científicos son capaces de hacer cálculos precisos en cualquier lugar fuera de su laboratorio con ayuda de dispositivos portátiles.

"Este es el primer paso que se da hacia la creación de relojes ultra precisos en los dispositivos del mundo real", concluyó.

Se espera que estos relojes se utilicen en el futuro para estudiar los pequeños movimientos de la corteza terrestre causados por los sismos y las erupciones volcánicas.