tiempo
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La mente hace cosas extrañas con nuestra percepción del tiempo. En 1963, el experto Michel Siffre fue a vivir en una cueva completamente aislada de relojes y luz natural y pronto comenzó a experimentar enormes cambios en su percepción del tiempo.

Cuando intentó medir dos minutos contando hasta 120, le tomó 5 minutos. Al emerger de la cueva estimó que su experiencia había durado 34 días, cuando en realidad había durado 59. La experiencia psicológica de Siffre fue que el tiempo se aceleraba. Pero no es necesario esconderse en una cueva para que nuestra percepción del tiempo se altere.

Por ejemplo, las situaciones en las que nuestra vida se siente amenazada son reportadas por quienes las experimentan como momentos en los que el tiempo corre más lentamente. Lo que se dice que ocurre es que estamos procesando más información en esos segundos, y para evaluar esto, Setson y colaboradores hizo que un grupo de personas observe un cronómetro especial mientras caían 50 metros hacia una red.

Lo que descubrió fue que la resolución del tiempo no aumenta. No somos capaces de distinguir períodos más cortos de tiempo al estar en peligro, lo que ocurre es que lo recordamos más lentamente.