Si las primeras estadísticas son una indicación, nos enfrentamos a la mayor desgracia de salud pública de la historia moderna. Y no me refiero a una tercera, cuarta o quinta ola de COVID-19. Me refiero a la campaña actual de vacunación. No tengo ninguna duda de que las muertes causadas por las vacunas contra el COVID-19 superarán con creces las cantidades reales de muertes por COVID-19.

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© Natural News
La mayor tragedia aquí es que mientras el COVID-19 mata a personas mayores con problemas de salud y con poca esperanza de vida, las vacunas matan a las personas jóvenes y sanas que por lo general tienen muchas más décadas de vida. Desde mi perspectiva, no hay justificación para esto. No existe ningún argumento de "beneficio" que pueda hacer que este tipo de compensación sea aceptable.

Ahora, estas "vacunas" experimentales de terapia génica se prueban en niños pequeños e incluso en bebés de tan solo 6 meses, mientras las consecuencias se desconocen por completo.

De acuerdo con Forbes y The New York Times, Moderna comenzó a probar su vacuna en niños de entre 6 meses y 11 años. Se incluirá a un total de 6750 niños en el ensayo. Los análisis en jóvenes de 12 a 17 años comenzaron en diciembre del 2020, cuyos datos aún no se han publicado. Si se tiene en cuenta lo que sucede en la población adulta, los ensayos en niños pequeños y bebés parecen muy prematuros y arriesgados.

Las muertes aumentan por semana

Por desgracia, no existe una forma sencilla de controlar las muertes relacionadas con las vacunas. Cada país tiene su propio mecanismo de notificación y las reacciones a las vacunas no siempre se reportan de la forma correcta.

En los Estados Unidos, por ejemplo, las investigaciones anteriores demostraron que solo entre el 1 % y 10 % se reportan al Sistema de Notificación de Eventos Adversos a las Vacunas (VAERS), que es un sistema de notificación pasivo y voluntario.

Por supuesto, a diferencia de otras vacunas, las muertes después de la vacuna contra el COVID-19 supuestamente se deben notificar, así que quizás los datos del VAERS sean más confiables para las vacunas contra el COVID-19 que para otras. Sin embargo, hasta el momento, es imposible confirmar que se reporten todas las muertes relacionadas.

El 5 de marzo de 2021, se presentaron un total de 31 079 reportes de reacciones adversas a las vacunas del COVID-19, incluyendo 1551 muertes.

Los datos del VAERS procesados al 5 de marzo del 2021, demuestran un total de 1551 muertes. (Esto incluye todas las ubicaciones, edades, géneros y lugares de administración de la vacuna). En ese momento, se presentaron un total de 31 079 reportes de reacciones adversas para las vacunas contra el COVID-19, lo que significa que las muertes representan el 4.99 % de los eventos adversos. Los eventos que ponen en peligro la vida representan el 3.56 % del total de efectos secundarios reportados, mientras que la discapacidad permanente representa el 2.10 % del total de efectos secundarios reportados.

Comparación de las tasas de mortalidad por COVID-19 y mortalidad por las vacunas

Otro problema es hacer coincidir diferentes conjuntos de datos. Por ejemplo, para poner esta cantidad en un contexto más amplio, debe saber cuántas personas se han vacunado hasta esa misma fecha, el 5 de marzo del 2021.

Esto también puede ser complicado de determinar, ya que las estadísticas de vacunación a menudo utilizarán desgloses como la cantidad de personas vacunadas por cada 100 o las dosis de vacunas administradas, lo que no le dice cuántas personas recibieron la vacuna, ya que algunas vacunas requieren una sola dosis mientras que otras requieren dos.

Al aceptar esas limitaciones, podemos tener una idea aproximada. Al utilizar las estadísticas de portal Our World in Data, para el 5 de marzo del 2021, 55.55 millones de personas en Estados Unidos recibieron al menos una dosis. Otra gráfica demuestra que para el 5 de marzo, 28.7 millones de personas en Estados Unidos se consideraron completamente vacunados, ya que recibieron todas las dosis prescritas. Sin embargo, debido a que los efectos secundarios pueden ocurrir después de la primera dosis, usaré esa estadística.

Al dividir las muertes reportadas, 1551, entre la cantidad de personas que han recibido al menos una dosis, 55 550 000, terminamos con una tasa de letalidad reportada de 0.0028 %. Si solo se reporta el 10 % de los eventos al VAERS, nos encontramos con casi 15 510 muertes y una tasa de letalidad del 0.028 %.

Si solo se informa el 1 %, podría haber alrededor de 155 100 muertes, al igual que las vacunas podrían matar al 0.28 % de todas las personas que las reciben. Una vez más, aunque se supone que se reportan todas las muertes después de la vacuna contra el COVID-19, todavía no está claro si en realidad se reportan de forma obligatoria.

Aunque el 0.0028 % o incluso el 0.28 % podría no parecer un porcentaje tan alto de muertes, es difícil justificar la muerte de una sola persona joven y sana. A modo de comparación, la tasa general de letalidad por infección no institucionalizada por COVID-19, para todos los grupos de edad, es del 0.26 %. Las personas menores de 40 años tienen solo un 0.01 % de riesgo de morir de COVID-19 si se contagian.

En este momento, es posible que la vacuna no iguale ni supere la letalidad del COVID-19, pero debemos comprender que solo llevamos tres meses en la campaña de vacunación. De acuerdo con el portal de noticias NPR, para el 16 de marzo del 2021, el 21.7 % de la población de Estados Unidos recibió al menos una dosis de vacuna.

Existen muchas razones para sospechar que estas vacunas podrían contribuir a la muerte en un futuro, quizás en meses o en algunos años. Por ejemplo, las personas que terminen con una discapacidad permanente como resultado de estas vacunas tendrán un mayor riesgo de muerte prematura y la cuestión es que aún no se sabe cómo estas vacunas podrían afectar la longevidad de los niños.

Si la muerte prematura ocurre en un año o después, es poco probable que alguien sospeche que está relacionada con la vacuna. En este momento, incluso las muertes que ocurren dentro de las 24 horas en personas que eran jóvenes y con buena salud se atribuyen a la coincidencia, lo cual es increíble.

Comparación entre las vacunas contra el COVID-19 y las vacunas contra la influenza

Otra forma de juzgar la letalidad de las vacunas contra el COVID-19 es al compararlas con las vacunas contra la gripe estacional, que por cierto, solían representar la mayoría de las lesiones por vacunas. De acuerdo con lo informado por The Vaccine Reaction:
"La tasa de mortalidad después de las vacunas de ARNm contra el COVID es mucho más alta que la de las vacunas contra la influenza. Los datos de los CDC solo permiten una estimación aproximada de la tasa de muertes después de la vacuna contra la influenza. En la temporada de influenza 2019-2020, los CDC reportaron que el 51.8 % de la población de Estados Unidos, recibió una vacuna, lo que equivale a casi 170 millones de personas.

El VAERS informa que en el año 2019 (no en la temporada de influenza 2019-2020) hubo 45 muertes después de la vacuna. Para proporcionar contexto, en 2018 el VAERS reportó 46 muertes y en 2017 reportó 20 muertes.

Las 45 muertes en 2019 ocurren a una tasa de 0.0000265 % cuando se calcula al utilizar la cantidad de vacunas administradas en la temporada de influenza 2019-2020. A partir del 26 de febrero se administraron 47 184 199 de vacunas contra el COVID con 1136 muertes reportadas después de la vacuna, que es casi una tasa de 0.0024 %".
¿Estas muertes son pura coincidencia?

Para el 5 de marzo del 2021, la muerte más joven registrada poco después de la vacuna contra el COVID-19 fue de una persona de 23 años. Entre los informes más recientes se encuentra el de una madre sana de 39 años que murió de insuficiencia orgánica múltiple cuatro días después de recibir la segunda dosis de la vacuna de Moderna.

La edad promedio de muerte después de la vacuna es de 75 años o más, que es casi idéntica a la edad promedio de las muertes por COVID-19. Sin embargo, mientras que el COVID-19 mata principalmente a las personas mayores que tienen múltiples comorbilidades, las vacunas reducen la vida de los adultos mayores que parecen gozar de buena salud.

Los ejemplos incluyen a la leyenda del béisbol Hank Aaron, quien murió mientras dormía 17 días después de recibir la vacuna. Tenía 86 años. Se informó que su muerte fue completamente natural y sin relación con la vacuna.

Otro es el del campeón de boxeo Marvin Hagler, quien ingresó en la UCI debido a los efectos secundarios de la vacuna contra el COVID-19. Hagler murió poco después. Tenía 66 años.

Sospecho que una vez que más celebridades comiencen a morir a causa de las vacunas, más personas podrían comenzar a reconsiderar su decisión de vacunarse. Sin embargo, los principales medios de comunicación y los verificadores de hechos trabajan horas extras para "desacreditar" cualquier sugerencia de una relación entre las muertes y las vacunas.

Los efectos secundarios varían de leves a graves

Aparte de la muerte súbita, que es la más grave de todas, se reportan otros efectos secundarios, muchos de los cuales tendrán un impacto significativo en la calidad de vida. Ejemplos de efectos secundarios reportados en todo el mundo después de las vacunas de Pfizer, Moderna y AstraZeneca incluyen:

astrazeneca efectos malos
De acuerdo con lo informado por The Defender, el 5 de marzo del 2021, aunque aumentan los reportes de lesiones por vacunas, han surgido tendencias consistentes que incluyen las siguientes:
  • En general, el 31 % de las muertes se han producido dentro de las 48 horas posteriores a la vacuna
  • Las personas que reportan haberse enfermado dentro de las 48 horas posteriores a la vacuna representan el 47 % de las muertes
  • Casi el 20 % de las muertes están relacionadas con el corazón
La mayoría de estos efectos secundarios provienen de las vacunas de Moderna y Pfizer, que utilizan la tecnología de ARNm. En su lugar, la vacuna de AstraZeneca utiliza un vector de adenovirus de chimpancé modificado genéticamente para expresar la proteína Spike del SARS-CoV-2. Sin embargo, aunque muchos esperaban que esta vacuna fuera más segura que las versiones de ARNm, este no parece ser el caso.

Hasta el 16 de marzo del 2021, más de 20 países europeos habían suspendido el uso de la vacuna de AstraZeneca, ya sea en su totalidad o parcialmente, luego de reportes de coágulos de sangre mortales. De acuerdo con un reporte del 2 de marzo de 2021, realizado por The Defender, los datos demuestran que la vacuna de AstraZeneca en realidad tiene un porcentaje 77 veces mayor de eventos adversos y un porcentaje 25 veces mayor de muertes que la vacuna Pfizer.

Al igual que la vacuna de AstraZeneca, la vacuna de Johnson & Johnson también utiliza un vector de adenovirus para transportar el gen de la proteína Spike del SARS-CoV-2 a sus células, lo que hace que sus células produzcan esta proteína.

Los médicos preocupados alzan la voz

Por desgracia, el debate sobre las vacunas es unilateral. Los profesionales médicos que expresan su preocupación son totalmente ignorados. Entre ellos se encuentra el cirujano cardíaco y defensor de los pacientes, el Dr. Hooman Noorchashm, quien hace poco envió una carta abierta al comisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, donde detalla los riesgos de vacunar a las personas que han sido previamente infectadas o que tienen una infección activa por el SARS-CoV-2.

Le pide a la FDA que exija un examen previo de las proteínas virales del SARS-CoV-2 para reducir el riesgo de lesiones y muertes después de la vacuna. Advierte que la vacuna podría provocar una respuesta inmunológica adversa en las personas que ya han sido infectadas con el virus.

El Dr. Bart Classen también advirtió que existe evidencia preocupante que sugiere que algunas inyecciones de ARNm podrían causar enfermedades priónicas como el Alzheimer y la ELA. Por otro lado, el Dr. J. Patrick Whelan, un reumatólogo pediátrico que se especializa en el síndrome inflamatorio multisistémico, expresó su preocupación por la capacidad de las vacunas de ARNm para causar "lesiones microvasculares en el cerebro, corazón, hígado y riñones de formas que no se evaluaron en los ensayos de seguridad".

Los médicos quieren respuestas a las preguntas de seguridad

El 28 de febrero del 2021, una docena de médicos y científicos publicaron una carta abierta a la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), donde expresaron varias preocupaciones sobre las vacunas contra el COVID-19. La carta explica lo siguiente:
"Observamos que se están reportando muchos efectos secundarios en las personas más jóvenes y previamente sanas que se ponen la vacuna contra el COVID-19 basadas en genes. Además, existen muchos informes de los medios de comunicación de todo el mundo sobre muertes en las casas de retiro pocos días después de que los residentes recibieron la vacuna.

Aunque reconocemos que estos sucesos podrían haber sido coincidencias desafortunadas, nos preocupa que ha existido y sigue existiendo un escrutinio inadecuado de las posibles causas de enfermedad o muerte en estas circunstancias".
Los médicos del grupo denominado COVID Ethics le solicitan a la EMA que brinde respuestas a una serie de preguntas, incluyendo la evidencia de que las vacunas basadas en genes no ingresarán al torrente sanguíneo, no se diseminarán por todo el cuerpo, no serán absorbidas por las células endoteliales y que no se producirá la activación plaquetaria en la coagulación intravascular diseminada.

Es importante destacar que también "exigen pruebas concluyentes de que existía una emergencia real en el momento en que la EMA otorgó la autorización de comercialización condicional" para las tres vacunas, ya que para cuando las vacunas estuvieron disponibles, "los sistemas de salud de la mayoría de los países ya no estaban en situación inminente de una amenaza porque una parte creciente del mundo ya había sido infectado y lo peor de la pandemia ya se había calmado".

Si la EMA no produce todas las evidencias solicitadas, el grupo exige "que se retire la aprobación para el uso de vacunas basadas en genes" hasta que se hayan abordado de forma correcta todos los problemas de seguridad.

Qué hacer si se arrepiente de recibir la vacuna del COVID-19

Si recibió la vacuna y ahora se arrepiente, es posible que pueda tratar sus síntomas con las mismas estrategias que implementaría para tratar la infección real del SARS-CoV-2.

Además, si experimenta efectos secundarios, ayude a crear conciencia pública para reportarlos. La organización Children's Health Defense hace un llamado a todas las personas que han sufrido un efecto secundario por la vacuna contra el COVID-19 a hacer estas tres cosas
  1. Si vive en los Estados Unidos, presente su reporte ante el VAERS
  2. Reporte la lesión en VaxxTracker.com, que es un rastreador de eventos adversos sin intereses gubernamentales (puede presentar la denuncia de forma anónima si lo desea)
  3. Reporte la lesión en el sitio web de CHD
Fuentes y Referencias