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Cada temblor cuenta con su propio patrón de réplicas. La constante resonancia provoca el nerviosismo de la población de Christchurch que todavía muestra por doquier los estragos causados por el terremoto.

Los sismólogos han registrado 7,500 temblores en la segunda ciudad más grande de Nueva Zelanda desde que un terremoto sacudió Christchurch en septiembre.

El sismo del 4 de septiembre no causó una destrucción grave debido a que su epicentro se localizó a 50 kilómetros (30 millas) al oeste de la ciudad. Pero ese terremoto contribuyó a generar al menos otros dos en otras fallas geográficas en febrero y junio. El de febrero mató a 181 personas y devastó el centro de Christchurch.

Algunas personas han abandonado la ciudad pero aun así muchas han mostrado resistencia y otras prevén que se producirá un auge de reconstrucción en el futuro.

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