La calificación de la deuda de EE. UU. fue rebajada por primera vez en la historia del país, a pesar de haber aumentado el límite de su endeudamiento. Mientras tanto, los especialistas aseguran que América Latina está preparada para enfrentarse al impacto de los problemas económicos de Washington.

Hasta hace poco la opinión pública estadounidense se preguntaba qué pasaba con sus legisladores: el techo de la deuda nacional llegaba al límite y el tema parecía depender de las minucias políticas de Washington. Sin embargo, el acuerdo llegó en el último momento.

"Los republicanos consiguieron tomar como rehenes a un país entero y a su presidente obligándolos a aceptar un acuerdo que no querían de ningún modo y presentándolos como unos débiles. Sin embargo, si este acuerdo empeora la situación económica de los estadounidenses, si comienzan a notar una reducción de sus garantías sociales, de la sanidad, las pensiones o subsidios para los veteranos, no se sabe a quiénes acusarán al final", explicó el financista Peter Bild.

Los términos del tratado elevan, en dos etapas, el tope de endeudamiento por una suma de 900.000 millones de dólares, añadiendo 1,5 billones el año próximo. Adicionalmente, el plan prevé recortes del gasto, también en dos secciones -una inmediata y otra bajo tutela de una comisión bipartidista -, por un monto equivalente a 2,1 billones de dólares durante la próxima década.

Sin embargo, muchos ven en el acuerdo alcanzado sólo una medida provisional, porque no resuelve los problemas financieros norteamericanos de fondo. En particular el primer ministro ruso Vladímir Putin, señaló que todo el mundo tiene que pagar por los fallos del sistema económico de Estados Unidos.

"Los dos partidos lograron un compromiso sensato y equilibrado. Por otra parte esto simplemente aplaza la toma de decisiones sistémicas. El país vive por cuenta de créditos que no puede permitirse y transfiere parte de sus problemas a la economía mundial, es decir actúa como un parásito", dijo Putin.

A esta opinión se ha sumado el presidente venezolano, Hugo Chávez, que pide acabar ya con la "dictadura del dólar" y ha ofrecido al sucre como alternativa a la moneda estadounidense.

Entretanto, la banca internacional aún teme un desplome del dólar. Esto podría tener repercusiones inmediatas en Latinoamérica: De acuerdo a la CEPAL, la región es, después de China, el principal tenedor de activos en divisa estadounidense, con reservas por más de 700.000 millones, y por tanto, Brasil, México, Colombia, Centroamérica y algunos países del Caribe serían los más afectados por la debacle.

Adicionalmente, como medida preventivapara afrontar la crisis, muchos países latinoamericanos no sólo incrementan el consumo interno, sino que vuelven la mirada hacia las naciones del bloque BRICS, las economías con mayor ritmo de desarrollo. En esta situación, los expertos afirman que EE. UU. tendrá que contemplar un mayor volumen de exportaciones.

"Hasta ahora EE. UU. ha sido el gran comprador porque todos quieren vender en este mercado. Lamentablemente esto ha creado un desequilibrio en la economía mundial, porque no puede ser que un país solo compre, compre y no venda", afirmó Isaac Cohen, consultor en asuntos económicos y financieros.

Y en la esfera política estadounidense, las cosas tampoco presentan buena cara. Algunos demócratas renegaron porque no se impuso un alza fiscal para los ciudadanos y empresas acaudaladas. En el otro extremo, otros legisladores republicanos manifestaron su rechazo por la complacencia de sus líderes ante las exigencias sobre los reajustes presupuestarios.

Con todo, aunque finalmente se consiguió el acuerdo sobre el límite de la deuda estadounidense, la disyuntiva sobre incrementar los impuestos o hacer recortes en programas sociales permanece. Y, probablemente, estos temas vuelvan a resurgir de cara a las próximas elecciones de 2012.