Las raíces de la censura en las redes sociales por fin salen a la luz.
Zuckerberg Joe Rogan
© YouTube/ PowerfulJREMark Zuckerberg responde a la moderación de contenidos polémicos en Facebook. 25 ago 2022
En un reciente podcast de Joe Rogan, el CEO de Meta, Mark Zuckerberg, le explicó la cadena de eventos que llevó a Facebook a censurar la historia de la laptop de Hunter Biden y cómo se produjo esa censura. La historia, que muchos sostienen que fue un factor clave en las elecciones de 2020, fue infamemente prohibida por Twitter poco después de que saliera. En ese momento, Facebook anunció que estaba "reduciendo su distribución" en su plataforma, pero ofreció mínimos detalles sobre cómo o por qué.

A finales de octubre de 2020, Zuckerberg explicó en una comparecencia ante el Senado que el FBI le había advertido a Facebook de que debía estar en "alerta máxima" sobre "operaciones de hackeo y filtración" en vísperas de las elecciones, lo que en parte provocó que se frenara temporalmente la historia.

Aunque Zuckerberg no divulga ninguna información especialmente nueva en su conversación con Rogan, pero está causando un gran revuelo y ha llamado la atención pública sobre el papel del gobierno federal en la censura de las redes sociales.

"Básicamente, él trasfondo aquí", dijo Zuckerberg, "es que el FBI, creo que básicamente vino a nosotros, a algunos miembros de nuestro equipo y nos dijo: 'Oye, para que lo sepan, deberían estar en alerta máxima'. Pensamos que hubo mucha propaganda rusa en las elecciones de 2016. Lo tenemos sobre aviso de que, básicamente, está a punto de haber algún tipo de volcado similar a ese, así que estén atentos".

Zuckerberg subrayó que Facebook no prohibió directamente la historia como lo hizo Twitter, sino que sólo redujo su distribución.

"Durante los... creo que fueron cinco o siete días en los que básicamente se estaba determinando si era falsa, la distribución en Facebook se redujo, pero la gente seguía pudiendo compartirla. Así que se podía seguir compartiendo, se podía seguir consumiendo", continuó Zuckerberg.

"Así que cuando dices 'la distribución se disminuye'. ¿Cómo funciona eso?" preguntó Rogan.

"Básicamente, la clasificación en el feed de noticias era un poco menor. Así que lo vio menos gente de la que lo habría visto de otro modo", respondió Zuckerberg.

"¿En qué porcentaje?"

"No lo sé de memoria. Pero es... es significativo".


Comentario: Es decir, uno podía publicar la noticia pero nadie la vería de todos modos. Es como censurar mientras se mantiene la ilusión de que no existe censura realmente.


Tras comentar la naturaleza "hiperpolítica" de la historia, Zuckerberg reiteró como los comentarios del FBI fue un factor clave en la decisión.

"Simplemente pensamos, 'oye, mira, si el FBI que sigo viendo como una institución legítima en este país, que aplica la ley muy profesionalmente - 'si vienen a nosotros y nos dicen que tenemos que estar alertas con algo, entonces quiero tomarlo en serio".


Comentario: El historial del FBI no lo hace realmente una institución legítima, sin embargo, Zuckerberg aquí se desliga de su propia autoridad en estas decisiones y deja claro que si el FBI dice que haga algo, lo hará.


"¿Dijeron específicamente que había que estar alertas con esa historia?" preguntó Rogan.

"No, no recuerdo si fue eso específicamente", respondió Zuckerberg, "pero básicamente encajaba con el patrón".


El algoritmo

Durante años, los creadores de contenidos se han preguntado si las plataformas de Big Tech como Facebook han estado censurando silenciosamente sus contenidos. Dado que estas plataformas son cajas negras, es imposible saber con certeza por qué algunos contenidos se hacen virales mientras que otros, igualmente interesantes, parecen tener dificultades. Hace tiempo que circulan rumores de que "el algoritmo" favorece a algunas noticias y cuentas más que a otras, pero sin acceso al back-end esto ha sido difícil de probar.

Incluso con los recientes comentarios de Zuckerberg, seguimos sin saber mucho sobre cómo Facebook ejerce la censura o qué tipo de contenido se censura exactamente. Pero si podemos leer entre las líneas de sus comentarios, podemos deducir esto con certeza: hay un grupo de personas que controlan qué contenido se prolifera, y si sospechan incluso de tu contenido, eso te va a doler.

Sólo esto debería ser escalofriante. La idea de que un panel de "expertos" decida qué noticias se convierten en noticias nacionales y cuáles no llegan a despegar es profundamente preocupante. Sí, la desinformación existe, pero los peligros de permitir que un grupo pequeño y probablemente sesgado controle la conversación nacional son mucho mayores que los peligros de permitir que se difunda información "errónea" o "engañosa".

Además, como se ha demostrado repetidamente en los últimos dos años y medio, la "desinformación" de hoy se convierte con demasiada frecuencia en los hechos de mañana.

Pero aunque las empresas de las redes sociales que participan en la censura son problemáticas en sí mismas, el hecho de que el *FBI esté involucrado indica un problema mucho mayor.

Llegar a la raíz del problema de la censura

Uno de los puntos que se plantean con frecuencia en el debate sobre la censura de las grandes empresas tecnológicas es el hecho de que las plataformas de las redes sociales son empresas privadas y que, por tanto, tienen derecho a moderar los contenidos como consideren oportuno. Esto es cierto, y las llamadas leyes de "libertad de expresión" que imponen políticas de moderación de contenidos poco estrictas deberían oponerse por este motivo.

Pero, como señalan astutamente Dan Sánchez y Liam McCollum, al igual que las leyes gubernamentales que imponen menos censura son erróneas, la presión gubernamental para que haya más censura también es errónea por la misma razón. Cuando el gobierno amenaza con regular a las empresas por permitir la difusión de información errada, lo que lleva a un cierto grado de "autocensura", esto también es una violación de su derecho a elegir sus propias políticas de moderación de contenidos.
"Cuando a un gobierno no le gusta el contenido que sale de una industria mediática", escriben, "no siempre tiene que promulgar leyes formales para censurar. A veces, todo lo que tienen que hacer los políticos y los burócratas es dejar bien claro su descontento con el contenido y amenazar (implícita o explícitamente) con tomar medidas contra la industria. Por lo general, una amenaza es todo lo que se necesita para intimidar a las empresas privadas para que se censuren a sí mismas para adelantarse o prepararse para la inminente represión".
Esto es exactamente lo que ha sucedido. Los directores generales de las grandes empresas tecnológicas han sido llevados ante el Congreso una y otra vez para ser amenazados con la regulación en caso de que no "tomen medidas" contra la desinformación. ¿Se puede culpar a Facebook, por tanto, de haberse apresurado a consentir cuando el FBI insinúa que quiere más censura? Se puede decir que eran técnicamente libres de tomar su propia decisión, pero ser técnicamente libres no significa que sean realmente libres.

Sin duda, las grandes empresas tecnológicas no deberían quedar libres de culpa. Son parte de este problema. Pero la culpa de la censura en las redes sociales recae en primer lugar sobre el gobierno, no sobre las empresas tecnológicas.

No es a las grandes empresas tecnológicas a las que hay que ponerles un freno. Es el Gran Gobierno.