Los científicos utilizaron el telescopio espacial Hubble de la NASA para identificar la presencia de un brillo inexplicable en medio de la negrura del espacio.
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© NASA, ESA, Andi James (STScI)Esta ilustración artística muestra la ubicación y el tamaño de una hipotética nube de polvo que rodea nuestro sistema solar.
La profunda oscuridad del espacio podría no ser tan oscura en nuestro sistema solar.

Los astrónomos analizaron más de 200.000 imágenes del telescopio espacial Hubble de la NASA, realizando decenas de miles de mediciones para tratar de localizar un resplandor residual de fondo en el cielo nocturno. El proyecto se llama Skysurf, tiene su sede en la Universidad Estatal de Arizona y en él participan investigadores de allí y de todo el mundo.

El equipo recopiló los datos de las imágenes y luego sustrajo el brillo de planetas, estrellas, galaxias e incluso la etérea luz zodiacal, que es la luz que se refleja en el polvo dentro de nuestro sistema solar.

Después de tener en cuenta todo esto, aún quedaba un pequeño resplandor o "luz fantasma", que los investigadores describen como equivalente al brillo de 10 luciérnagas esparcidas por todo el cielo nocturno.

"Creemos que se trata de un fenómeno local que no procede de muy lejos del sistema solar", explicó el jueves en un comunicado Tim Carleton, investigador de la ASU. "Puede tratarse de un elemento nuevo en el contenido del sistema solar sobre el que se habían formulado hipótesis, pero que no se había medido cuantitativamente hasta ahora".

Una de las principales explicaciones es que el resplandor procede de una esfera de polvo, hasta ahora desconocida, dejada por innumerables cometas que atraviesan el sistema solar desde todas las direcciones.



El descubrimiento está documentado en un puñado de estudios. Dos se han publicado en la revista Astronomical Journal y otro en Astrophysical Journal Letters.

Uno de los estudios fue dirigido por Rogier Windhorst, de la ASU, quien señala que más del 95 por ciento de los fotones de las imágenes del Hubble proceden de distancias situadas en nuestro lado del universo, a menos de 3.000 millones de años luz de la Tierra.

"Desde los primeros días del Hubble, la mayoría de los usuarios han descartado estos fotones celestes, ya que están interesados en los débiles objetos discretos de las imágenes del Hubble, como estrellas y galaxias",dijo Windhorst. "Pero estos fotones celestes contienen información importante que puede extraerse gracias a la capacidad única del Hubble para medir con gran precisión los débiles niveles de brillo a lo largo de sus tres décadas de vida".

Y dentro de esa información, Windhorst y otros pueden haber localizado una pieza completamente nueva de arquitectura etérea subyacente a todo nuestro sistema solar. Si se considera arquitectura una tenue pero omnipresente capa de polvo.
Redactor colaborador Eric Mack se ocupa del espacio, la ciencia, el cambio climático y todo lo futurista. Su correo electrónico cifrado para consejos es ericcmack@protonmail.com.