Hasta hace poco, la comunidad científica sostenía que la oxitocina es la responsable de la formación de vínculos entre las personas. Sin embargo, un nuevo estudio de la Universidad de California podría cambiar lo que hasta ahora se conoce sobre la "hormona del amor" y el papel que desempeña en las relaciones sociales.
Love couple
© AP Photo / Ng Han Guan
La investigación, publicada en la revista Neuron, utilizó la tecnología de edición genética CRISPR para impedir la expresión de receptores de oxitocina en topillos de la pradera, los cuales mantienen una misma pareja durante toda su vida.

Sin embargo, para sorpresa de los científicos, los vínculos entre los roedores y su pareja no sufrieron ninguna modificación tras 15 años de observación.
"Contrario a los pronósticos, los ratones seguían presentando conductas de monogamia, cuidado parental y amamantamiento", explica la investigación.
Ante los resultados, los científicos señalan que es probable que no exista una sola vía o molécula responsable del apego social, mientras que asegurar que la oxitocina es la base de las relaciones sociales sería "demasiado simplificado", sostuvieron.

De acuerdo con la Academia Mexicana de Ciencias, la oxitocina es una sustancia con distintas funciones en el cuerpo, como inducir las contracciones uterinas para el parto, estimular la producción de leche materna, así como generar efectos relacionados con el apego emocional, el enamoramiento y, además, la inhibición del dolor.

En ese sentido, el experimento con los roedores sí afectó la cantidad de leche que las hembras produjeron, pero su conducta monógama no sufrió ninguna modificación.

El acrónimo CRISPR es el nombre de las secuencias repetitivas del ADN de las bacterias, las cuales funcionan como autovacunas. En tanto, los científicos han conseguido replicar ese comportamiento fuera de las bacterias, para cortar y pegar trozos de material genético en cualquier célula.