Las múltiples revueltas que asolan el mundo muestran una nueva generación llena de ira por el elevado desempleo, la alta inflación y los sueños y las esperanzas muertos. Mientras, los más ricos son cada vez más ricos.

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Y esta ira puede llegar a América porque son cosas muy enraizadas en la psicología de EEUU.

Así lo asegura Paul B. Farrell, columnista de MarketWatch, que asegura que la advertencia llega desde el mismísimo FMI, en un informe titulado "Las causas de las dos mayores crisis económicas de EEUU en los últimos 100 años, la Gran Depresión de 1929 y la Gran Recesión de 2007".

"Hay dos semejanzas destacables en las eras que precedieron a estas crisis. Ambas vieron un fuerte aumento de la desigualdad en ingresos y en los ratios de deuda respecto a los ingresos". Y en ambos casos, "los pobres y la clase media fueron exprimidos, al tiempo que trataban de endeudarse para mantener su nivel de vida", escribe Rana Foroohar, de la revista Time.

Al tiempo, "los ricos se hicieron más ricos prestando su dinero, y buscaron más sitios donde invertir, lo que hizo dispararse los precios de los activos hasta que explotaron en la cara de todo el mundo". En ambas épocas, la desregulación financiera y las políticas monetarias laxas fueron cruciales para crear la burbuja. Pero la desigualdad en sí misma "y la presión política no para frenarla, sino para ocultarla- fue fundamental para el desastre. El hundimiento de la clase media no es un síntoma de la crisis, es la causa de ella", añade.

Y hoy, las consecuencias de este desastre todavía no han llegado. Tenemos una burbuja que ha estallado, y una fuerte presión política para no dar la vuelta a la desigualdad, que es enorme entre los más ricos y el 99% de la población. Los más ricos son adictos y nunca es suficiente, mientras ignoran las necesidades de los demás y no están comprometidos con EEUU como nación, critica Farrell.

Zaki Hasan, en HuffPost, plantea un escenario en el que la desigualdad se agranda, el mercado laboral se estanca, la inflación se dispara y tenemos una doble recesión. Hay una adicción en el comportamiento de los americanos y no pueden ver, ni detener, su comportamiento autodestructivo.

Por eso, Farrell propone imponer impuestos a los super-ricos, antes de que el otro 99% se levante y provoque otra revolución americana y una nueva Gran Depresión. Históricamente, las revoluciones se construyen durante largos períodos, las burbujas alcanzan masa crítica y entonces, pasa algo de improviso, impredecible, una chispa que prende el fuego. Nadie lo vio venir en Egipto, pero cuando se extiende, nadie lo puede parar. Así que aconseja pensar detenidamente en seis advertencias que alertan de una nueva super-burbuja que pronto explotará en nuestras caras:
1. El elevado paro es una bomba de relojería global: La propia Time alertaba de que se está desarrollando otro conflicto entre dos mundos, el rico y el pobre, y el campo de batalla es todo el mundo. Los países emergentes, donde se concentra la mayoría de la población mundial que vive en la pobreza, demandan una creciente porción de la riqueza que disfrutan los países ricos.

2. Las rebajas de impuestos a los ricos incrementan el desempleo juvenil: Existe un paralelismo entre el 25% de paro entre los jóvenes de Egipto y el 21% que existe en EEUU. "Los jóvenes soportarán el grueso del ajuste para reequilibrar los presupuestos. Se subirán los impuestos a los trabajadores, el gasto en educación se reducirá mientras que las subvenciones a los hipotecados y las pensiones son intocables", según Metthew Klein, del Council of Foreign Relations.

3. Los ricos se enriquecen con la subida de las materias primas, los pobres se enfadan: Según John Waggoner, del USA Today, "los precios disparados de los alimentos mandan a millones a la pobreza y el hambre", algo en lo que coincide el Banco Mundial. Un gestor de Pimco avisa de que la inflación en las materias primas expone "las desigualdades subyacentes y las cuestiones sobre el nivel de vida que hierven bajo la superficie".

4. Los super-ricos están cegados por su adicción al dinero: En "Barra libre: cómo los americanos más ricos se enriquecen a costa del Gobierno (y te pasan la factura)", David Cay Johnston advierte de que los ricos son como adictos para los que el dinero es como la cocaína, por más que tomen nunca es suficiente. Los datos muestran que el 1% de la población con mayor renta, 300.000 personas, tiene casi tantos ingresos como los 150 millones que suponen la mitad de la población más pobre.

5. Los políticos están corrompidos por la adicción de los mas ricos: Ezra Klein de Newsweek, avisa de que "el Congreso se dirige hacia el peor de los mundos: una masiva destrucción de empleo y un déficit explosivo". Y el drama del techo de deuda sólo ha empeorado las cosas.

6. Pronto, los revolucionarios estallarán: Arianna Huffington escribe que "Washington ha corrido al rescate de Wall Street y se ha olvidado de Main Street (la economía real)". La promesa de Bernanke de dinero barato hasta 2013 es otra barra libre para ese 1% más rico. Mientras, "uno de cada cinco americanos está desempleado o subempleado. Una de cada nueve familias no puede pagar sus tarjetas de crédito. Una de cada ocho hipotecas es morosa o está embargada. La capacidad de ascender siempre ha sido el centro del sueño americano, esa promesa se ha quebrado. El sueño americano se ha convertido en una pesadilla".
La conclusión de Farrell es que los super-ricos han destrozado el sueño americano y la economía del país. "No les importas, escuchan la bomba de relojería y acumulan liquidez. No digas que no estás avisado. El FMI prevé un nuevo colapso en todo el mundo. Abre los ojos. No es una metáfora. Prepárate para la revolución, la guerra de clases, el crash del mercado, el colapso de la economía, prepárate para otra depresión".