Traducido por el equipo de SOTT.net

¿Qué ocurre cuando grandes actores se salen del guion? Siéntate y disfruta del caos.
Evangeline Lilly
© Alamy/Walt Disney StudiosEvangeline Lilly en Ant-Man y la Avispa, de Marvel Studios, 2018.
Marvel estrena su última extravagancia, Ant-Man y la Avispa: Quantumania, este fin de semana. Aunque las primeras críticas han sido mayoritariamente negativas y sugieren que la película está sobrecargada, inevitablemente recaudará gran cantidad de dinero y dará comienzo a la llamada "Fase 5" de Marvel de forma llamativa.

Por eso es crucial para la maquinaria publicitaria que las opiniones de su estrella, Evangeline Lilly, sobre el debate antivacunas no eclipsen los temas más sencillos de la película: el bien, el mal y la cuantimanía. Por desgracia, los problemas del mundo real son más complejos de lo que a Marvel le gustaría.

Lilly ha disfrutado de una exitosa carrera en películas como El Hobbit y en series como Perdidos, y sus apariciones en las películas de Ant-Man eran, hasta la llegada de la covid, totalmente incontrovertidas. Sin embargo, la propagación de la enfermedad se convirtió en una gran preocupación para ella. El 16 de marzo de 2020, publicó en Instagram que se negaba a autoaislarse y describió su vida como "todo sigue igual". Claramente presionada, posteriormente se retractó, diciendo: "a pesar de mi intensa inquietud por las repercusiones socioeconómicas y políticas de esta acción, POR FAVOR, SABED QUE ESTOY HACIENDO MI PARTE PARA APLANAR LA CURVA, PRACTICANDO LA DISTANCIA SOCIAL Y QUEDÁNDOME EN CASA CON MI FAMILIA". Añadió que "el mundo se está uniendo para encontrar una manera de detener esta amenaza tan real, y mi consiguiente silencio ha enviado un mensaje desdeñoso, arrogante y críptico".

Si eso hubiera sido todo, el asunto ya se habría olvidado. Pero Lilly reafirmó sus credenciales antivacunas el año pasado cuando asistió a una marcha en Washington en apoyo de la "soberanía corporal" y volvió a dejar clara su opinión en las redes sociales. Afirmó: "Creo que nadie debería verse obligado a inyectarse nada en el cuerpo, contra su voluntad, bajo amenaza de ataque violento, arresto o detención sin juicio, pérdida de empleo, falta de vivienda, inanición, pérdida de educación, alejamiento de sus seres queridos, excomunión de la sociedad... bajo cualquier amenaza". Y concluyó: "Entiendo que el mundo tenga miedo, pero no creo que responder al miedo con la fuerza solucione nuestros problemas. Yo estaba a favor del aborto antes de la covid y sigo estándolo hoy".

Si Lilly fuera un ejemplo aislado, Marvel podría ignorar la situación. Pero, por desgracia, tanto ellos como otros estudios cuentan con escépticos similares en sus filas. Letitia Wright, protagonista de la película más reciente de Black Panther, compartió en Twitter en 2021 un vídeo en contra de la vacunación, declarando que "si no te conformas con las opiniones populares, sino que haces preguntas y piensas por ti mismo... te cancelan".

Para no ser menos, DC Studios tiene su propio problema con Zachary Levi, protagonista de Shazam, que ha declarado que está "totalmente de acuerdo" con quienes han sugerido que la corporación Pfizer es "un peligro real para el mundo".

Es absurdo esperar que los actores — un subconjunto privilegiado y al margen de la humanidad — emitan opiniones racionales y matizadas. El nuevo director de DC Studios, James Gunn, lo reconoció cuando dijo que "los cineastas con los que trabajo van a decir cosas con las que estoy de acuerdo y con las que no, eso va a pasar. No tengo una lista de cosas que alguien debe decir por lo que pienso, y no puedo estar cambiando mis planes todo el tiempo porque un actor diga algo con lo que no estoy de acuerdo". No obstante, Gunn matizó rápidamente que si alguien dijera o hiciera algo "moralmente reprobable", se vería obligado a actuar. El propio Gunn estuvo a punto de ser cancelado por Disney a causa de los chistes que hizo sobre el Holocausto y la pedofilia; no volverá a hacerlos en su nueva forma corporativa.

Se simpatice o no con las opiniones de Lilly, Wright y Levi, no cabe duda de que los actores de Hollywood se desvían cada vez más, y públicamente, del mensaje, para consternación de los estudios que respaldan sus costosos proyectos. Antes era fácil despedir a actores desobedientes. Pero ahora, cuando personajes como Armie Hammer reaparecen para denunciar la cultura de la cancelación y la protagonista femenina de la película más taquillera de 2023 no muestra signos de retractarse de sus controvertidas opiniones, parece que la disciplina en los mensajes es cosa del pasado. Es una pesadilla para los productores, pero el resto de nosotros podemos sentarnos y disfrutar del caos reputacional que inevitablemente traerá consigo.

Alexander Larman es editor de libros de la edición mundial de The Spectator y autor de títulos como La Corona en Crisis: Cuenta atrás para la abdicación y Las mujeres de Byron.