Cuando el pasado mes de octubre se conoció la noticia de que los parlamentarios europeos habían llegado a un acuerdo para prohibir la venta de coches diésel y gasolina para 2035 todo parecía indicar que la medida era oficial. Sin embargo, faltaba por confirmarse la aprobación formal de los distintos Estados miembro y ha habido 2 de ellos que han decidido paralizar la decisión de la Unión Europea.
REUTERS/Neil Hall
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Alemania e Italia, países en los que tienen sus sedes marcas como Volkswagen, Audi, Fiat o Ferrari, han exigido que se establezcan exenciones a aquellos vehículos que funcionan con combustibles sintéticos, una decisión que podría amortiguar el golpe para las compañías consolidadas.

Tal y como publica el Financial Times, Matteo Salvini, viceprimer ministro italiano, ha descrito esta decisión de su Gobierno como "una gran señal" que recompensa los esfuerzos de su partido de extrema derecha, la Liga. "La voz de millones de italianos ha sido escuchada", ha defendido el político italiano.

El Gobierno italiano habría apoyado de esta forma al Ministerio de Transportes alemán, que ya había reclamado previamente una disposición especial para aquellos coches que funcionen con combustibles sintéticos, una medida que convence más a la potente industria automovilística alemana.

Este reto se suma a los que ya de por sí afronta el coche eléctrico, como son su elevado precio, su — en algunos casos — escasa autonomía o la menor rentabilidad que ofrece para los propios fabricantes de coches.

Uno de los actores mejor posicionados en este sector es Tesla, el fabricante automovilístico dirigido por Elon Musk. Sin embargo, Business Insider ha podido comprobar que, por ahora, la compañía de Musk no parece estar interesada en presentar vehículos baratos, sino que se centra en proyectos como el Cybertruck o en solventar los retos que plantea el piloto automático de sus coches.