Traducido por el equipo de SOTT.net

Un terremoto de magnitud 6,0 sacudió el martes (7 de marzo) el sur de Filipinas, según informó el Servicio Geológico de Estados Unidos, pero no se informó de víctimas ni de daños importantes.
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El seísmo, de poca profundidad, se produjo hacia las 14.00 hora local (06.00 GMT), a pocos kilómetros del municipio de Maragusan, en la montañosa provincia aurífera de Davao de Oro, en la isla de Mindanao.

Los terremotos superficiales suelen causar más daños que los profundos, pero las autoridades locales dijeron que no había informes de daños importantes.

Cherrylyn Dapiton, de la oficina de catástrofes de Maragusan, confirmó que se había producido un corrimiento de tierras cerca de una carretera, pero que no había afectado a nadie ni bloqueado el tráfico.

Fotos en la página de Facebook del gobierno local mostraban a pacientes en camas o en sillas de ruedas fuera de un hospital tras ser evacuados del centro.

El seísmo duró unos 30 segundos y fue seguido de réplicas, dijo la cabo Stephanie Clemen, de la policía de la ciudad de Tagum, a unos 40 km de Maragusan.

"Nos metimos inmediatamente debajo de nuestros escritorios y cuando el suelo dejó de temblar salimos directamente al exterior", declaró Clemen a la AFP.

"Todavía estamos fuera porque acaba de producirse una réplica moderada".

Aunque el seísmo no parece haber destruido nada, según Clemen, fue lo suficientemente fuerte como para "causar miedo".

Un vídeo publicado en Facebook y verificado por AFP mostraba a estudiantes de secundaria del municipio de Mawab, a menos de 30 km de Maragusan, chillando mientras salían de un edificio de dos plantas y se reunían fuera.

Phoebe Alberto y sus colegas de la oficina de catástrofes del municipio de Nuevo Bataan, adyacente a Maragusan, huyeron de su edificio mientras este temblaba.

"Todavía estamos evaluando los daños en nuestro edificio, si es que hay alguno", dijo Alberto.

El seísmo se sintió al otro lado de las montañas, en el municipio costero de Caraga, e hizo que la gente saliera corriendo, dijo la responsable de defensa civil Jessielyn Capina.

Los seísmos son cotidianos en Filipinas, que se encuentra a lo largo del "Cinturón de Fuego" del Pacífico, un arco de intensa actividad sísmica y volcánica que se extiende desde Japón hasta la cuenca del Pacífico, pasando por el sudeste asiático.

La mayoría de los seísmos son demasiado débiles para ser percibidos por el ser humano, pero los fuertes y destructivos se producen de forma aleatoria, sin que exista tecnología que permita predecir cuándo y dónde se producirán.

La oficina de defensa civil del país realiza periódicamente simulacros de terremotos a lo largo de fallas geológicas activas.

El último seísmo de importancia se produjo en octubre en el norte de Filipinas.

El seísmo, de magnitud 6,4, sacudió la localidad montañosa de Dolores, en la provincia de Abra, hiriendo a varias personas, dañando edificios y cortando el suministro eléctrico en la mayor parte de la región.

El pasado mes de julio, un seísmo de magnitud 7,0 en la montañosa Abra provocó corrimientos de tierra y fisuras en el suelo, causando 11 muertos y varios centenares de heridos.