Traducido por el equipo de SOTT.net

Hay varios grados de locura aceptables, pero en general no querrías que una persona que pensara que un sapo tiene el mismo valor intrínseco que tu madre se encargara de su enfermedad de Alzheimer.
A Rat
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No querrías que una persona que equiparara el valor de tu hija con el de una rata decidiera si debe inyectársele un medicamento aún en fase de ensayo, como una vacuna de ARNm. O tal vez sí querrías, ya que puedes estar de acuerdo con el editorial de The Lancet de enero de 2023 que los equipara, insistiendo: "Toda vida es igual, y de igual interés".

Sea cual sea el sistema de valores que aplicas a otros seres humanos, es importante entender que la salud pública internacional está actualmente dominada por esa retórica, si no por esa forma de pensar. Esto influirá enormemente en la sociedad y en tu salud durante las próximas décadas.

The Lancet es una de las revistas médicas internacionales más influyentes. El pasaje anterior no está sacado de contexto. El editorial recomienda que cambiemos la forma en que la sociedad se gestiona:
Adoptar un enfoque fundamentalmente distinto del mundo natural, uno en el que nos preocupemos tanto por el bienestar de los animales no humanos y el medio ambiente como por el de los seres humanos.
Para entender adónde ha ido a parar la salud pública en los últimos años, y por qué pudo producirse la respuesta Covid, es importante desmenuzar este breve editorial. ¿Por qué los profesionales sanitarios recomendaron que se negara a los niños el derecho a jugar juntos y coaccionaron a las mujeres embarazadas para que se inyectaran nuevos fármacos que pasaban a sus fetos? La respuesta está en parte en el dogma que domina ahora las instituciones sanitarias y las revistas que pretenden informarlas.

El concepto de que la salud humana está influida por el medio ambiente es tan antiguo como la propia sociedad. Hace un par de décadas se le puso la etiqueta de "Una sola Salud" para englobar las ventajas de enfocar la salud pública de una manera más holística desde el punto de vista ecológico. La tuberculosis bovina afectará menos a los humanos si se controla más eficazmente en el ganado. El bienestar humano se beneficiará si la preservación de los bosques mantiene la pluviosidad y la sombra locales, mejorando la producción agrícola y animal. Pocos estarían en desacuerdo.

Muchas creencias religiosas también tienen en alta estima a la naturaleza. Los jainistas y algunas escuelas budistas sostienen que los humanos deben minimizar el daño a cualquier animal, manteniendo dietas vegetarianas estrictas y tomando medidas para evitar matar incluso a las lombrices de tierra. El judaísmo y otras creencias afines sostienen que toda la naturaleza es obra de Dios y que, aunque los humanos tienen soberanía sobre los animales, también tienen la obligación de cuidar el mundo que Dios creó. Estas religiones mantienen una visión estrictamente jerárquica.

La diferencia con el dogma actual de "Una sola Salud" es que va más allá de venerar la naturaleza para considerar al ser humano como una de tantas criaturas iguales. Una sola Salud en 2023, como explica The Lancet, implica "un cambio revolucionario de perspectiva". Los editores de The Lancet piden, específicamente, que se considere a los animales en pie de igualdad con los humanos, prescindiendo de la visión "puramente antropocéntrica" o jerárquica mantenida por otras religiones que reverencian la naturaleza.

Esta insistencia en la equidad entre especies es donde el argumento actual de "Una sola Salud" empieza a desbaratarse. Preservar un ecosistema (bueno) exige infligir un dolor y un sufrimiento asombrosos a muchos de sus habitantes por parte de otros animales depredadores (terrible para las víctimas). No se pueden tener las dos cosas. Así que, si quieres que los animales sean tratados como humanos, o separas a los animales de sus depredadores naturales, o dejas a los humanos también a merced de la crueldad de la naturaleza.

La revista The Lancet comienza pidiendo que se tome como ejemplo el cuidado de la tierra por parte de los pueblos indígenas. A continuación, aboga por que acabemos con las dietas indígenas dominadas por la carne, citando a su Comisión EAT-Lancet que:
...adopta un enfoque equitativo al recomendar a la gente que abandone la dieta basada en animales por una basada en plantas, que no sólo beneficia a la salud humana, sino también a la salud y el bienestar de los animales.
En opinión de The Lancet, el "bienestar" de los animales está mejor servido en la sabana, donde los carnívoros destripan vivos a los bóvidos. Esta visión ingenua de los pueblos indígenas y la naturaleza huele al paternalismo cultural de los románticos victorianos. Muchos pueblos indígenas, junto con especies que van desde la comadreja al jaguar, estarán deseando que se lleven su equidad a otra parte.

Estar "tan preocupado por el bienestar de los animales no-humanos" como lo está por el de los humanos ("equidad ecológica" en la jerga de The Lancet) es una postura peligrosa. Equidad significa que todos los animales y humanos deben tener los mismos derechos o resultados. De acuerdo con esto, la gestión de un caso de emergencia en una autopista tendría que sopesar una cabra (o un conejo) gravemente herida frente a un ser humano gravemente herido, y no discriminar en función de la especie. Si la cabra tiene más probabilidades de responder a las medidas de emergencia, hay que salvarla y dejar al desafortunado humano a su suerte. Aunque el equipo editorial de The Lancet pueda sostener esta opinión, la mayoría de la gente la consideraría como una degradación del ser humano. Sin embargo, el concepto de "Una sola Salud" va mucho más allá de The Lancet, y se está entretejiendo en los acuerdos propuestos sobre pandemias con los que la Organización Mundial de la Salud y otros esperan aumentar el control de la salud pública mundial.

Si la industria de la salud pública realmente ve el mundo a través de esta lente, entonces el público debería considerar si se puede confiar a sus protagonistas alguna influencia o autoridad. Si ven el mundo de otra manera, entonces deberían abandonar la falsa retórica. La idea de que los seres humanos deben ser considerados en un nivel superior al de los animales sustenta prácticamente todos los sistemas éticos humanos. Entre ellos se encuentran los Códigos de Nuremberg, desarrollados después de que la profesión médica liderara la degradación de la dignidad humana antes y durante la Segunda Guerra Mundial.

Yo, personalmente, no confiaré el bienestar de mis hijos a manos de personas que los consideran al mismo nivel que los roedores que atrapo y mato regularmente. Quiero minimizar el trauma por el que hago pasar a estos roedores y quiero que su especie prospere en la naturaleza, pero no quiero que se arrastren por las camas de mis hijos. Eso significa matarlos, porque de otro modo prosperan en el entorno local en el que vivimos, y no tenemos la capacidad, como podrían tener los editores de The Lancet, de mantener una casa totalmente a prueba de roedores.

La iniciativa "Una sola Salud", como un reconocimiento de los estrechos vínculos entre la salud humana y la salud del medio ambiente, no es nueva. Cuidar y amar la naturaleza tampoco es nada nuevo, y es un estado saludable en el que vivir. Minimizar la contaminación y mantener la diversidad es una parte importante de ello. También lo es, por cierto, comer carne. Los tigres siberianos y los caniches están de acuerdo.

Un planteamiento racional de "Una sola Salud" no requiere un mundo de fantasía en el que gacelas, leones, hienas y humanos beban de la misma copa. No tiene nada que ver con un código de conducta médica en el que se sopesa la vida de un lemming contra la de un bebé. Acabamos de pasar tres años en los que se han probado masivamente nuevos medicamentos en niños y mujeres embarazadas, y los inversores corporativos se han enriquecido mediante la coacción de millones de personas. Hay que poner fin a esta repulsiva devaluación de nuestros semejantes.

Los profesionales de la salud que no dan prioridad a las personas sobre los animales pueden salir adelante como veterinarios, pero son peligrosos con las personas. Es hora de que los que creen en el valor intrínseco e indefinible de cada ser humano encuentren su voz y reconstruyan nuestras instituciones sobre esa base. La sanidad pública debería elevar a la humanidad en lugar de degradarla.
Sobre el Autor:
El Dr. David Bell es médico clínico y de salud pública con un doctorado en salud de la población y experiencia en medicina interna, modelización y epidemiología de enfermedades infecciosas. Anteriormente fue Director de Tecnologías Sanitarias Mundiales en Intellectual Ventures Global Good Fund (EE.UU.), Jefe de Programa de Malaria y Enfermedades Febriles Agudas en FIND (Ginebra) y coordinador de la estrategia de diagnóstico de la malaria en la Organización Mundial de la Salud. Es miembro del Comité Ejecutivo de PANDA.