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Que la ideología política depende de la materia gris del cerebro es una conclusión a la que llegan unos investigadores del Instituto de Neurociencia Cognitiva del University College London, tras investigar si la estructura cerebral de una persona varía en función de su ideología política. Según Óscar Jiménez, JANO, mayo 2011, de esos estudios se deduce que las ideas políticas están influenciadas tanto por factores genéticos como ambientales. El estudio se realizó con imágenes de resonancia magnética que midieron el volumen de materia gris de un grupo muy amplio de personas jóvenes.

Investigaciones de las que parece deducirse que el córtex cingulado anterior está relacionado con la capacidad para decidir y resolver sobre informaciones contradictorias, rasgos psicológicos vinculados a ideologías progresistas (de izquierdas), de tal manera que poseen un córtex cingulado anterior de mayor tamaño que el de las personas que se declaran conservadoras (de derechas), mientras que en estas la amígdala derecha, área del cerebro con capacidad de reconocer una amenaza, es mayor que la de quienes se consideran progresistas.

Mientras las personas conservadoras son más sensibles a la amenaza o a la ansiedad cuando se enfrentan a situaciones de incertidumbre, las de izquierdas parecen estar abiertas a nuevas experiencias, formas de pensar visibles en la materia gris del cerebro. Una cuestión que no aclara este estudio es si es la ideología la que da forma al cerebro o si este es el que define la tendencia política. Sería interesante que un estudio en tránsfugas políticos pudiera ahondar en esta cuestión, aunque será difícil encontrar voluntarios.

En fin, mucho queda por investigar en las diferencias entre conservadores y progresistas, que no quiere decir que no haya personas de otras ideologías, y estudios en este sentido se multiplican. Hay que analizarlos con lupa y sobre todo conocer el rigor de quién los hace, porque por estudiar que no sea, y así, por ejemplo, en 1967, un personaje llamado Kavelock Elliot publicó un trabajo sobre los penes, en el que relaciona el tamaño del miembro viril masculino con características de lo más variado, y así, siempre según él, los conservadores republicanos norteamericanos lo tienen más grande que los demócratas. Claro que esto no quiere decir que porque un demócrata se convierta en un tránsfuga y se haga conservador no por ello le va a crecer más el pene. Tampoco el que un hombre vote tradicionalmente a la izquierda y luego decida votar a la derecha, que no se crea que por ello le va a aumentar el pene. Respeto, pues, a la ciencia, que, como diría el mago, un respetito es muy bonito.