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Cuando Anna Watterson perdió más de nueve kilos (20 libras) y desarrolló una tos que no podía quitarse de encima, temió haber contraído alguna enfermedad misteriosa.

Después de repetidas visitas al médico y meses de estar enferma en 2004, la abogada londinense finalmente fue diagnosticada con tuberculosis resistente a los medicamentos. Ella no está segura de dónde la contrajo: pudo haber sido viajando en India hace años o por vivir en el noroeste de Londres, donde es frecuente la tuberculosis. Sin embargo, los expertos dicen que los pacientes como Watterson son cada vez más comunes en Europa.

"Nadie en Europa está protegido al 100% de la tuberculosis que es resistente a los medicamentos", dijo Ogtay Gozalov, un oficial médico de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El describió como "alarmante" el avance de la enfermedad en Europa y dijo que medidas previas para combatir el brote eran inadecuadas.

El martes, la OMS dio a conocer un nuevo plan para combatir la enfermedad en Europa que intenta diagnosticar a 85% de todos los pacientes y tratar al menos 75% de ellos para finales de 2015. Sólo 32% de los pacientes con tuberculosis resistente a los medicamentos en Europa occidental son atendidos adecuadamente; además muchos dejan de tomar sus medicamentos antes de finalizar el tratamiento, lo que permite que la bacteria desarrolle resistencia.

De acuerdo con la OMS, los nueve países de mundo con mayores tasas de pacientes con tuberculosis resistente a los medicamentos están en Europa e incluyen a Azerbayán, Moldavia, Rusia y Ucrania.

El plan de la organización costará 5.000 millones de dólares e intenta salvar unas 120.000 vidas y 12.000 millones de dólares en gastos de diagnóstico y tratamiento para 2015.