Los terremotos pueden delatar su inminente presencia mucho antes de lo que se pensaba gracias a una serie de anomalías presentes en el suelo, la atmósfera y la ionosfera que pueden detectarse mediante satélites, según sugiere un reciente estudio publicado en el Journal of Applied Geodesy.
El desarrollo de sistemas de alerta temprana de terremotos podría ser muy útil para evitar muertes y destrucción. Una de las técnicas propuestas consiste en utilizar satélites para vigilar diversos parámetros físicos y químicos del suelo, la atmósfera y la capa de partículas cargadas que existe sobre ella, denominada ionosfera.
Tales anomalías se conocen como precursores de terremotos y, aunque los investigadores son conscientes de ellos, ha sido difícil identificar definitivamente un patrón de las llamadas banderas rojas que podrían indicar un terremoto inminente. Esto se debe a la complejidad de las interacciones de los precursores y a su variabilidad en diferentes terremotos y regiones geográficas. Sin embargo, con cada seísmo que los investigadores analizan utilizando una tecnología de satélites cada vez más sofisticada, estos patrones van apareciendo poco a poco.
El profesor Mehdi Akhoondzadeh, de la Universidad de Teherán, evaluó diversos datos obtenidos por satélite en el período previo y posterior a dos terremotos que se produjeron el 6 de febrero de 2023 cerca de la frontera entre Turquía y Siria. Entre ellos, datos del satélite sismoelectromagnético chino CSES-01 y de la misión satelital Swarm, compuesta por tres satélites de la Agencia Espacial Europea.
Sorprendentemente, observó anomalías en la temperatura de la superficie terrestre de la región del seísmo tan temprano como 12-19 días antes de los seísmos y anomalías en los parámetros atmosféricos entre 5-10 días antes de los seísmos. Entre ellos se incluían mediciones de vapor de agua, niveles de metano, ozono y monóxido de carbono.
Cuando el profesor Akhoondzadeh investigó las anomalías en la ionosfera, incluyendo mediciones de parámetros como la densidad y la temperatura de los electrones, encontró anomalías claras y llamativas entre 1 y 5 días antes de los terremotos.
Los tiempos en que las anomalías se hicieron patentes en el suelo, la atmósfera y la ionosfera, respectivamente, sugieren que estas señales se originaron en el suelo y acabaron haciéndose patentes en niveles superiores de la atmósfera y, finalmente, en la ionosfera.
Comentario: Notablemente, aunque las señales se originaron en el suelo, recientemente se ha descubierto que los rayos cósmicos también pueden ser un factor contribuyente en los terremotos: Señales sísmicas desde el espacio: Descubierta una intrigante correlación entre terremotos y radiación cósmica (en inglés)
El estudio de estos fenómenos podría allanar el camino a los sistemas de alerta temprana de terremotos, pero los investigadores tendrán que evaluar otros seísmos en el futuro para comprender mejor estos patrones.
«Gracias a los datos del satélite CSES-01, se han detectado por primera vez anomalías en la ionosfera previas a los terremotos del 6 de febrero de 2023 en Turquía», afirma el profesor Akhoondzadeh. «Al estudiar las anomalías asociadas a múltiples precursores de terremotos, la incertidumbre en la detección de anomalías reales disminuye y esto puede ser eficaz para crear sistemas de alerta de terremotos con un bajo número de falsas alertas.»
Más información: Mehdi Akhoondzadeh, Analyses of data from the first Chinese seismo electromagnetic satellite (CSES-01) together with other earthquake precursors associated with the Turkey earthquakes (February 6, 2023), Journal of Applied Geodesy (2024). DOI: 10.1515/jag-2024-0024
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