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Este domingo el satélite estadounidense UARS se estrelló contra la Tierra. Pero no será el único objeto en caer: según los científicos, hay que esperar otro 'regalo espacial', ya que en un mes un telescopio alemán roto podría chocar contra el planeta y esta vez tendrá más posibilidades de impactar en un lugar habitado y golpear a alguien.

Las autoridades espaciales europeas pensaban que el telescopio ROSAT -desenchufado en 1999 después de que su sistema de navegación dejara de funcionar- se quemaría por completo al penetrar las capas densas de la atmósfera, pero tuvieron que corregir ese pronóstico.

Ahora se estima que el aparato alemán fuera de control, que estuvo girando alrededor de la Tierra durante 12 años y tiene el peso total de 2,4 toneladas, caería a finales de este octubre. Esta vez su llegada podría ser más peligrosa que la del UARS, que cayó en el norte del Océano Pacífico. Según los expertos de NASA, la posibilidad de que el telescopio cause muerte, heridas o daños es de 1 en 2.000, mientras que la probabilidad para el UARS era de 1 en 3.200.

La empresa DLR, que construyó el telescopio, estima que unos 30 elementos que pesan 1.6 toneladas, sobrevivirían la entrada a la atmósfera y se estrellarían contra la superficie del planeta. Entre los pedazos estarán los gigantescos espejos termorresistentes elaborados para proteger la instalación de rayos X del telescopio.

"No se puede predecir la fecha y lugar del impacto del ROSAT", dijo un representante del Comité de la ONU para el Uso Pacífico del Espacio Ultraterrestre. Los expertos advierten que el telescopio no será el último residuo espacial que se estrellará contra la Tierra porque el año que viene la actividad solar más intensa podría dañar otros objetos espaciales artificiales viejos y hacerlos caer.