Traducido por el equipo de SOTT.net

Un nuevo análisis de las variaciones de brillo de Betelgeuse y otros datos apuntan a una pequeña y cercana compañera de esta estrella gigante.
Orion
© Akira FujiiEstrellas de Orión en esta imagen de Orión (a la izquierda). El cinturón de Orión también señala el camino hacia la naranja Aldebarán, a la derecha.
Los astrónomos podrían haber descubierto una estrella compañera orbitando alrededor de Betelgeuse, una de las estrellas más brillantes y famosas del cielo. La gravedad de esta compañera podría ayudar a explicar la forma en que Betelgeuse se ilumina y se oscurece regularmente. Es más, Betelgeuse podría consumir a esta compañera en tan sólo 10.000 años.

Betelgeuse es una de las estrellas mejor estudiadas, con registros detallados que se remontan a más de un siglo. Gracias a estas observaciones, los astrónomos saben que Betelgeuse es muy variable. La estrella pulsa violentamente, lo que altera su brillo en un patrón que se repite aproximadamente cada 400 días. Sin embargo, existe un segundo patrón de variación del brillo que dura aproximadamente 2.000 días. Este segundo patrón también aparece en las mediciones de los movimientos de la estrella hacia y desde la Tierra (su velocidad radial), que sugieren que Betelgeuse se balancea lentamente hacia delante y hacia atrás. Ya en 1908, los astrónomos especulaban que esto se debía a una estrella compañera invisible que tiraba de los hilos gravitatorios. Salvo que nadie había encontrado pruebas de ello, hasta ahora, tal vez.

Un equipo dirigido por Morgan MacLeod (Center for Astrophysics, Harvard & Smithsonian) ha cotejado y analizado más de un siglo de datos, incluidas mediciones de la velocidad radial de Betelgeuse, su brillo (fotometría) y su posición en el cielo (astrometría). Los investigadores concluyen que cada uno de estos conjuntos de datos podría explicarse si Betelgeuse tuviera lo que ellos llaman en broma «una pequeña amiga». El artículo está disponible en el servidor de preimpresiones arXiv.

Para explicar los datos, la compañera tendría que ser menos masiva que el Sol y tardar 2.110 días en orbitar Betelgeuse desde una distancia equivalente a la anchura de la estrella gigante. (Betelgeuse es aproximadamente tan ancha como la distancia de Júpiter al Sol.) «Fue muy sorprendente», dice MacLeod. «Está como escondida ahí, a plena vista».

«El conjunto de datos que presentan los autores es bastante convincente», afirma René Oudmaijer (Real Observatorio de Bélgica), que no participó en la investigación. «La salvedad es, por supuesto, que la propia compañera no se ha detectado directamente, por lo que aún hay lugar para la duda».

Betelgeuse
© ALMA (ESO / NAOJ / NRAO) / E. O'Gorman / P. KervellaEsta imagen, tomada con el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), apunta a Betelgeuse en longitudes de onda de radio.
Si realmente existe, ¿por qué se ha tardado tanto en encontrarla? «Es mucho más débil que Betelgeuse y tiene la misma temperatura efectiva», explica Dimitris Stamatellos (Universidad de Central Lancashire, Reino Unido), que tampoco participó en la investigación. «Debido a esto, Betelgeuse la eclipsa en todas las longitudes de onda».

«Trabajos como éste ilustran la importancia de los datos de archivo», señala Stamatellos. Estos datos son especialmente importantes para estrellas supergigantes rojas como Betelgeuse, que presentan una gran variabilidad natural debido a sus superficies altamente convectivas que burbujean con puntos calientes y remolinos. «Se necesitan conjuntos de datos más amplios para asegurarse de que cualquier variabilidad se debe, en este caso, al movimiento orbital de una binaria», añade.

No vivir sus días en solitario podría tener un efecto dramático en el futuro de Betelgeuse. Esto es particularmente cierto dado que el equipo de MacLeod predice que la órbita de la compañera es inestable y continuará decayendo hasta que la estrella sea engullida por Betelgeuse dentro de sólo 10.000 años. «Esto podría dar lugar a una drástica expulsión de material cuando los núcleos de ambas estrellas se fusionen», afirma Oudmaijer. Dado que Betelgeuse es la supergigante roja más cercana a la Tierra, es probable que sea un espectáculo inolvidable.

Ahora que los astrónomos saben dónde mirar, puede que pronto exista la posibilidad de detectar directamente a esta compañera y confirmar la probabilidad de una futura colisión. El próximo telescopio espacial Nancy Grace Roman, cuyo lanzamiento está previsto para dentro de dos años, podría tener las capacidades de alto contraste y alta resolución angular necesarias para detectar a la compañera de Betelgeuse. De este modo, el centenario debate quedaría zanjado de una vez por todas.