En 2023, los telescopios del Observatorio Tsuchinshan, en China, captaron al "cometa del siglo", un cuerpo celeste compuesto por hielo y polvo cuyo brillo excepcional es superior al de Mercurio. En estos días, el asombroso astro se podrá observar a simple vista surcando el cielo nocturno, en un espectáculo que no se repetirá en miles de años.
A3 Tsuchinshan-Atlas
© Twitter / @C2023A3
Desde el pasado 12 de octubre, el cometa A3 Tsuchinshan-Atlas -como fue nombrado de forma oficial- es visible en el hemisferio norte, mostrando una cola luminosa que se despliega a lo largo del firmamento.

Sin embargo, los días 19 y 20 serán ideales para capturar fotografías, debido a que la Luna llena habrá terminado y su brillo no será un obstáculo para la observación del astro.


A decir del astrónomo español del Instituto de Astrofísica de Canaras (IAC), Javier Licandro, el cometa es, actualmente, mucho más brillante que Mercurio, uno de los planeta más luminosos en el firmamento.

Dicha característica se calcula a través de la magnitud estelar, una escala que determina el resplandor de los objetos celestes. Así, las imágenes capturadas por el satélite SOHO (Observatorio Hemisférico y Solar) muestran que el cometa posee una cola impresionante.

La cola del A3 Tsuchinshan-Atlas posee una longitud equivalente al diámetro de 42 lunas llenas, un espectáculo pocas veces visto.


Ahora bien, los científicos estiman que el último avistamiento del cometa ocurrió hace unos 80.000 años, cuando los neandertales habitaban la Tierra. En ese sentido, una vez que concluya su paso, continuará su camino alejándose cada vez más, por lo que no volverá a acercarse a nuestro planeta en cientos de miles de años.

No obstante, se estima que el astro posee una órbita no periódica, lo que quiere decir que posiblemente nunca regrese.

Por otro lado, el paso del "cometa del siglo" coincide con un periodo de intensa actividad solar, por lo que auroras boreales han sido observadas en latitudes inusualmente bajas. Según los especialistas, el Sol se encuentra en una etapa particularmente activa de su ciclo de 11 años, aumentando la frecuencia e intensidad de las auroras.

Si bien es poco probable ver al cometa y las auroras simultáneamente por las diferencias horarias y las direcciones del cielo, la posibilidad de apreciar ambos fenómenos en una misma noche ha generado gran entusiasmo.

Es por eso que se trata de una oportunidad única en la vida para presenciar el paso de este fenómeno.