Traducido por el equipo de SOTT.net

Los Campos Flegreos, ahora considerados un supervolcán masivo, están empezando a agitarse, inquietando a la comunidad científica.
Phlegraean Fields and Solfatara crater
© earth.comVista por satélite de los Campos Flegreos y el cráter Solfatara que muestra una gran caldera supervolcánica al oeste de Nápoles, Italia. Forma parte del arco volcánico Campaniense, que incluye el Monte Vesubio.
Estos campos volcánicos, situados al oeste de Nápoles (Italia), se encuentran entre los ocho mayores emisores de dióxido de carbono volcánico del mundo.

Desde 2005, un punto en particular -el cráter de Solfatara- ha estado liberando volúmenes crecientes de gas, llamando la atención de investigadores y lugareños por igual.

Emisiones de gas en el cráter Solfatara

Gianmarco Buono, vulcanólogo del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia (INGV), dirige un estudio para averiguar a qué se debe este aumento de las emisiones de gas.

«Estimar el origen del dióxido de carbono es importante para reconstruir adecuadamente lo que está ocurriendo en el sistema magmático y en el sistema hidrotermal», explica Buono.

Su equipo pretende proporcionar una herramienta que permita distinguir entre el dióxido de carbono procedente del magma y el liberado por otros procesos, un método que podría ser útil en regiones volcánicas de todo el mundo.

¿Qué es exactamente un supervolcán?

En términos sencillos, un supervolcán es un volcán con esteroides. Es un sistema volcánico masivo capaz de producir erupciones miles de veces más potentes que un volcán normal.

Estas erupciones pueden expulsar más de 1.000 kilómetros cúbicos de material a la atmósfera, lo que puede tener efectos catastróficos sobre el clima y el medio ambiente mundial.

Probablemente haya oído hablar de lugares como el Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos, que es uno de los supervolcanes más famosos.

Cuando un supervolcán entra en erupción puede formar una caldera gigante, que es un cráter enorme que puede abarcar decenas de kilómetros.

La magnitud de estas erupciones hace que sean poco frecuentes, pero los científicos no las pierden de vista debido a su posible impacto sobre la vida en todo el planeta.

Los números lo dicen todo

En la actualidad, el cráter Solfatara emite entre 4.000 y 5.000 toneladas de dióxido de carbono al día. Para ponerlo en perspectiva, eso equivale a las emisiones de la quema diaria de unos 500.000 galones de gasolina.

En su reciente artículo publicado en Geology, Buono y sus colegas calculan que entre el 20% y el 40% de este dióxido de carbono procede de la disolución de la calcita en las rocas circundantes. El 60%-80% restante procede del magma subterráneo.

La ciencia detrás del gas del cráter Solfatara

Cuando el magma se acerca a la superficie de la Tierra, la presión disminuye, lo que provoca la salida de los gases que estaban atrapados en su interior. Entre estos gases se encuentran el vapor de agua, el dióxido de carbono y el dióxido de azufre.

Los científicos vigilan de cerca los volcanes realizando un seguimiento de los terremotos, midiendo la deformación del suelo y analizando los gases emitidos por las fumarolas, aberturas en la corteza terrestre que liberan vapor y gases.

Un aumento de las emisiones de gases puede ser señal de una posible actividad volcánica. Sin embargo, no todos los aumentos conducen a una erupción.

A veces, el dióxido de carbono se libera cuando los fluidos subterráneos calientes interactúan con las rocas que se encuentran por encima, y no a partir del propio magma.

Seguimiento de los cambios durante décadas

Desde 1983, el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia vigila las emisiones de gases del cráter de Solfatara.

Mediante el estudio de las proporciones de nitrógeno, helio y dióxido de carbono, los investigadores habían llegado inicialmente a la conclusión de que los gases procedían principalmente de fuentes magmáticas profundas.

«Nos centramos principalmente en la variación geoquímica, especialmente para el dióxido de carbono, el helio y el nitrógeno, porque son especies no reactivas. Contienen información sobre lo que ocurre en el magma», explica Buono.

Pero las cosas empezaron a cambiar en 2005. Los datos empezaron a desviarse de las firmas químicas típicas de los gases derivados del magma. Este cambio continuó con el tiempo, acompañado de un aumento de las temperaturas en el sistema hidrotermal poco profundo.

En 2012, el nivel de alerta de la región fue elevado de verde a amarillo, lo que indica un aumento de la actividad, pero no una amenaza inmediata de erupción.

Indicios procedentes de los movimientos de la Tierra

La zona no sólo experimentó cambios bajo tierra. También se observaron pequeños terremotos y una notable deformación del suelo.

Estos indicios apuntaban a la circulación de fluidos calientes bajo la superficie. Cuando estos fluidos calientes y ácidos interactúan con la calcita de las rocas, pueden liberar dióxido de carbono adicional.

Estudios anteriores con testigos de perforación de las rocas locales revelaron que la calcita presente tiene una composición similar a la de los gases emitidos.

Basándose en esta información, el equipo de Buono estimó que entre el 20% y el 40% del dióxido de carbono del cráter de Solfatara procede de la descomposición de la calcita en las rocas que lo albergan.

Los Campos Flegreos tienen una larga historia volcánica, con una actividad que se remonta a unos 40.000 años. La erupción más reciente se produjo en 1538.

Desde la década de 1950, la región ha experimentado varias fases de agitación, lo que nos recuerda que la geología de la Tierra está siempre en movimiento.

¿Por qué esto es importante?

Comprender el origen de las emisiones de dióxido de carbono en las regiones volcánicas es crucial para la seguridad pública y la vigilancia del medio ambiente.

Al distinguir entre los gases liberados por el magma y los procedentes de otros procesos, los científicos pueden predecir mejor la actividad volcánica y evaluar los riesgos potenciales.

La investigación de Buono no sólo arroja luz sobre las complejas interacciones bajo los Campos Flegreos, sino que también proporciona herramientas que podrían aplicarse a otras zonas volcánicas.

Como señala, «nuestro objetivo es proporcionar una herramienta para discriminar mejor la contribución del dióxido de carbono magmático y no magmático que también pueda aplicarse a otros sistemas.»

El cráter Solfatara y el futuro

En resumen, averiguar qué ocurre realmente bajo los Campos Flegreos y el cráter Solfatara es algo muy importante, no sólo para los aficionados a la ciencia, sino para todos los habitantes de la Tierra.

El equipo de Buono ha demostrado que el aumento de las emisiones de dióxido de carbono no se debe únicamente al magma que asciende. Una buena parte de ese gas procede de fluidos calientes que interactúan con rocas subterráneas ricas en calcita.

Este tipo de información es muy valiosa porque nos ayuda a vigilar más de cerca la actividad volcánica y, lo que es más importante, a mantener a salvo a la población.

De cara al futuro, es fundamental vigilar estas emisiones y conocer sus fuentes. Al saber si el dióxido de carbono procede del magma o de la interacción de las rocas, los científicos pueden predecir mejor lo que está por venir.

Los Campos Flegreos son un vívido recordatorio de que nuestro planeta está siempre en movimiento. Científicos como Buono seguirán desentrañando los misterios que se esconden bajo nuestros pies, ayudándonos a comprender el dinámico planeta que llamamos hogar.

El estudio completo se publicó en la revista Geology.