En una extensa alocución, Donald Trump, presidente electo de EEUU, no descartó usar la fuerza militar para apoderarse de Groenlandia y el Canal de Panamá, añadiendo que son importantes para la seguridad económica del país. También anunció que cambiaría el nombre del Golfo de México y lo rebautizaría Golfo de América.
Donald Trump
© AP Photo / Evan Vucci
En una conferencia de prensa que se extendió durante más de una hora, realizada este 7 de enero en su club privado de Mar-a-Lago, Trump insistió en que buscará que Estados Unidos se apodere de Groenlandia — un territorio autónomo, pero bajo el control de Dinamarca — y también aseguró que quiere que el Canal de Panamá -gestionado por el país homónimo desde fines de los años 90- vuelva a estar bajo dominio estadounidense.

Pero no solo eso: también confirmó su intención de imponer aranceles a Canadá y México — a los que volvió a acusar de no hacer suficiente para frenar la migración ilegal y el narcotráfico — una vez que llegue al Gobierno, mientras que repitió su intención de querer anexar a su vecino del norte como el estado 51 de la Unión.

Con México estuvo lejos de mostrarse más conciliador, al opinar que estaba "en una situación delicada" ya que "esencialmente está dirigido por cárteles" [del narcotráfico].

Además, aunque rechazó el potencial uso de la fuerza contra Canadá, dijo que utilizará "la fuerza económica" contra Ottawa, a la que acusó de depender de Washington para su seguridad y no entregar nada a cambio. Una estrategia similar apuntaló para Dinamarca, amagando con la imposición de aranceles si no cedía Groenlandia.

Además, el republicano anunció que planea cambiar el nombre del "Golfo de México" por el de "Golfo de América".

"Un plan para contrarrestar un orden cada vez más multipolar"

Si bien, desde su arrolladora victoria electoral del 5 de noviembre del pasado año Trump ha acaparado la atención mediática con declaraciones de alto impacto, esta comparecencia ante las cámaras fue la más extensa desde su triunfo en las urnas, con lo que dejó entrever cuáles serán sus principales acciones una vez que vuelva a ocupar el Salón Oval.

En ese sentido, Carlos Manuel López Alvarado, experto en temas internacionales por la UNAM, dijo a Sputnik que la insistencia de Trump en apropiarse de Groenlandia y Canal de Panamá "refleja que la idea no es un capricho" sino "parte de un plan prioritario para contrarrestar un orden cada vez más multipolar, lo que explica su acusación de que China controla el canal, lo cual obviamente no es cierto".
"Muchos analistas, por la naturaleza de showman de Trump y el hecho de que, en el pasado, en su primer Gobierno, ya hubiese hablado de hacerse de Groenlandia y el Canal de Panamá y no pasara nada de eso, tomaron sus declaraciones como otra ocurrencia fantasiosa del republicano para mostrarse como un hombre fuerte", afirma el experto.
El experto advierte que por su trasfondo, estas amenazas deben ser tomadas "completamente en serio", esto luego del claro mandato obtenido en las urnas en las últimas elecciones y el poder casi absoluto que tendrá en EEUU una vez que regrese a la presidencia, controlando ambas cámaras del Congreso y con una mayoría conservadora en la Suprema Corte.

"La idea de recuperar el Canal de Panamá y quedarse Groenlandia, ya sea comprándola o a la fuerza, aunque puedan parecer ideas descabelladas, responden a un objetivo muy preciso de Trump de intentar aferrarse a un poderío tecnológico y geopolítico que el propio republicano dijo en campaña que EEUU había perdido", afirma el especialista.

"No son socios sino súbditos"

Sin embargo, López Alvarado señala que muchos aliados de EEUU deben estar viendo con preocupación que el presidente electo, con tal de alcanzar sus objetivos, no tiene problemas en ir contra naciones que supuestamente son socias de Washington, como Dinamarca y Panamá.

"En ese sentido, el anuncio de Trump va a ser un buen recordatorio para estos países que en realidad ellos no son socios sino súbditos de Washington y que el único interés de EEUU es el propio, lo cual debería de funcionar como alerta para muchos políticos que siguen creyendo que hacer todo lo que les dicta Washington será beneficioso para ellos", sentencia.


De todas formas, el analista dice no creer que Trump se anime a utilizar la fuerza contra Canadá o Dinamarca. Al respecto, destaca que la amenaza forma parte de un patrón clásico de Trump -incluso en sus años anterior como empresario de bienes raíces- de buscar colocarse en la posición de mayor fortaleza posibles para negociar.
"Sin dudas vamos a ver a un Trump más agresivo en este segundo mandato, dado que además las figuras del establishment republicano que estaban en su primer Gobierno en su mayoría ya no están más, o tienen una cuota de poder muy limitado. Pero habiendo dicho esto, creo que EEUU no tiene la capacidad militar de abrir varios frentes de lucha, por lo cual las amenazas de Trump, si bien no las interpreto como pura habladuría nada más, en mi opinión son su manera de decirle a otros países que es hora de sentarse a negociar, lo quieran o no", concluye.