Traducido por el equipo de SOTT.net

La NASA ha estado observando una extraña anomalía en el campo magnético de la Tierra: una gigantesca región de menor intensidad magnética en los cielos del planeta, que se extiende entre Sudamérica y el suroeste de África.
The South Atlantic Anomaly.
© NASA Goddard/YouTubeLa anomalía del Atlántico Sur.
Este vasto fenómeno en desarrollo, denominado Anomalía del Atlántico Sur, lleva años intrigando y preocupando a los científicos, y quizá a nadie más que a los investigadores de la NASA.

Los satélites y las naves espaciales de la agencia espacial son especialmente vulnerables a la intensidad debilitada del campo magnético dentro de la anomalía, y a la consiguiente exposición a partículas cargadas procedentes del Sol.

La Anomalía del Atlántico Sur (AAS), que la NASA compara con una «abolladura» en el campo magnético de la Tierra, o una especie de «bache en el espacio», no suele afectar a la vida en la Tierra, pero no puede decirse lo mismo de las naves espaciales orbitales (incluida la Estación Espacial Internacional), que pasan directamente a través de la anomalía cuando giran alrededor del planeta a baja altitud en órbita terrestre.

Durante estos encuentros, la reducida intensidad del campo magnético dentro de la anomalía significa que los sistemas tecnológicos a bordo de los satélites pueden cortocircuitarse y funcionar mal si son golpeados por los protones de alta energía que emanan del Sol.


Por lo general, estos impactos aleatorios sólo producen fallos de bajo nivel, pero sí conllevan el riesgo de causar importantes pérdidas de datos, o incluso daños permanentes en componentes clave, amenazas que obligan a los operadores de satélites a apagar rutinariamente los sistemas de las naves espaciales antes de que éstas entren en la zona de la anomalía.

Mitigar esos riesgos en el espacio es una de las razones por las que la NASA está siguiendo la pista de la AAS; otra es que el misterio de la anomalía representa una gran oportunidad para investigar un fenómeno complejo y difícil de entender, y los amplios recursos y grupos de investigación de la NASA están especialmente bien equipados para estudiarlo.

«El campo magnético es en realidad una superposición de campos de muchas fuentes de corriente», explicó en 2020 el geofísico Terry Sabaka, del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt (Maryland).

Se considera que la fuente principal es un océano arremolinado de hierro fundido en el interior del núcleo externo de la Tierra, a miles de kilómetros bajo tierra. El movimiento de esa masa genera corrientes eléctricas que crean el campo magnético de la Tierra, pero no necesariamente de manera uniforme, según parece.

Se cree que un enorme depósito de roca densa llamado African Large Low Shear Velocity Province (Gran provincia africana de baja velocidad de cizalladura), situado a unos 2.900 kilómetros por debajo del continente africano, perturba la generación del campo, lo que provoca el espectacular efecto de debilitamiento, al que contribuye la inclinación del eje magnético del planeta.

«La AAS observada también puede interpretarse como una consecuencia del debilitamiento del dominio del campo dipolar en la región», dijo el geofísico y matemático de la NASA Goddard Weijia Kuang en 2020.

«Más específicamente, un campo localizado con polaridad invertida crece fuertemente en la región AAS, haciendo así que la intensidad del campo sea muy débil, más débil que la de las regiones circundantes.»
South Atlantic Anomaly
© Division of Geomagnetism, DTU SpaceDatos de satélite que sugieren que la AAS se está dividiendo.
Aunque hay muchas cosas que los científicos aún no entienden del todo sobre la anomalía y sus implicaciones, nuevos conocimientos arrojan luz continuamente sobre este extraño fenómeno.

Por ejemplo, un estudio dirigido por la heliofísica de la NASA Ashley Greeley en 2016 reveló que la AAS se desplaza lentamente, lo que fue confirmado por el seguimiento posterior desde CubeSats en una investigación publicada en 2021.

Sin embargo, no sólo se está moviendo. Y lo que es aún más sorprendente, el fenómeno parece estar en proceso de dividirse en dos: en 2020, los investigadores descubrieron que la AAS parecía estar dividiéndose en dos células distintas, cada una de las cuales representa un centro separado de intensidad magnética mínima dentro de la anomalía mayor.

Aún se desconoce lo que esto significa para el futuro de la AAS, pero en cualquier caso, hay pruebas que sugieren que la anomalía no es una aparición nueva.

Un estudio publicado en julio de 2020 sugiere que el fenómeno no es una rareza de los últimos tiempos, sino un acontecimiento magnético recurrente que puede haber afectado a la Tierra desde hace 11 millones de años.

De ser así, eso podría indicar que la Anomalía del Atlántico Sur no es un desencadenante o precursor del vuelco de todo el campo magnético del planeta, que es algo que ocurre realmente, si no durante cientos de miles de años cada vez.

Según un estudio más reciente publicado este año, la AAS también influye en las auroras que se ven en la Tierra.

Obviamente, aún quedan muchos interrogantes por resolver, pero con todo lo que está ocurriendo con esta gran rareza magnética, es bueno saber que la agencia espacial más poderosa del mundo la está observando tan de de cerca.

«Aunque la AAS se mueve lentamente, está experimentando algunos cambios en su morfología, por lo que también es importante que sigamos observándola mediante misiones continuas», dijo Sabaka.

«Porque eso es lo que nos ayuda a hacer modelos y predicciones».

Una versión anterior de este artículo se publicó en agosto de 2020.