Investigadores del equipo de la Universidad canadiense de Calgary, dirigido por autora principal del estudio y profesora asociada en el Departamento de Física y Astronomía de la Facultad de Ciencias Emma Spanswick, han avanzado en la comprensión de un misterioso fenómeno asociado a la aurora boreal, denominado "emisión de continuo estructurado". Esta peculiar mancha gris blanquecina que suele acompañar a las vibrantes auroras boreales ha desconcertado a los científicos durante décadas.
Spanswick destaca el marcado contraste visual entre los vibrantes verdes y rojos de las auroras y la emisión anómala de tonos grises del fondo. Describiendo la emisión continua estructurada como una fuente de calor persistente, la investigación revela que las interpretaciones anteriores de las auroras simplificaban en exceso estos complejos fenómenos, sugiriendo una comprensión más matizada de la dinámica atmosférica de la Tierra.
Los avances en la tecnología de las cámaras han sido cruciales para esta investigación, ya que han permitido a fotógrafos aficionados y profesionales captar imágenes en color real de las auroras. Esta evolución ha enriquecido el diálogo científico y ha permitido un mejor análisis de los datos.
El equipo también explora la relación entre las emisiones continuas estructuradas y Strong Thermal Emission Velocity Enhancement (Fuerte aumento de la velocidad de emisión térmica o STEVE, por sus siglas en inglés), observando que mientras STEVE aparece como una banda separada en el cielo, las manchas grises están intrínsecamente ligadas a los despliegues aurorales, lo que complica su identificación.
"Hay similitudes entre lo que estamos viendo ahora y STEVE. [El último] se manifiesta como esta estructura de tonos malvas o grises. Para ser sincera, la elevación del espectro entre ambas es muy similar, pero esta, debido a su asociación con la aurora dinámica, está casi incrustada en la aurora. Es más difícil de distinguir si te fijas en ella, mientras que STEVE está separada de la aurora: una gran banda que cruza el cielo", explica Spanswick.Estos hallazgos tienen implicaciones más amplias para la física atmosférica, ya que mejoran nuestra comprensión de las auroras, enriquecen la investigación climática y facilitan predicciones meteorológicas espaciales.
El estudio fue publicado en Nature Communications.
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