La reciente declaración del presidente de EE.UU., Donald Trump, sobre la posibilidad de que su país tome el control de Gaza ha generado un rechazo generalizado en el mundo árabe y renovado la preocupación por una posible escalada del conflicto en la región.
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La declaración va en consonancia con la política de Trump desde que llegó a la Casa Blanca, expansionista, con intereses en Groenlandia, el Canal de Panamá e incluso Canadá. Además, el presidente estadounidense lanzó una amenaza a Irán; le advierte de que no atente contra su vida y le insta a no desarrollar un arma nuclear.

Un plan polémico

Durante una conferencia el martes por la noche, Trump sugirió que EE.UU. debería "tomar el control" de Gaza, devastada tras más de un año de guerra con Israel. Además, propuso el reasentamiento de los 2,2 millones de palestinos que aún habitan en el enclave.

Las reacciones no tardaron en llegar. Líderes palestinos y Estados árabes han condenado enérgicamente la propuesta, calificándola de inaceptable y advirtiendo sobre sus posibles consecuencias.

Rechazo de la comunidad palestina

Sami Abu Zuhri, dirigente de Hamás, aseguró que el pueblo de Gaza "no permitirá que estos planes se aprueben", describiendo las declaraciones de Trump como una "receta para el caos y la tensión en la región".

Por su parte, Hussein al-Sheikh, secretario general del comité ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), reafirmó el compromiso con una solución de dos Estados y rechazó cualquier intento de desplazamiento forzado del pueblo palestino, según publica Financial Times.

Preocupación en los países árabes

La propuesta de Trump ha reavivado recuerdos del éxodo palestino de 1948, conocido como la Nakba, que desencadenó décadas de inestabilidad en la región. Egipto y Jordania, que han rechazado anteriormente cualquier reasentamiento de refugiados palestinos, aún no han respondido a las declaraciones del exmandatario.

Además, la posibilidad de una intervención militar de EE.UU. en Gaza ha traído a la memoria la invasión y ocupación de Irak, un episodio que dañó significativamente la reputación de Washington en el mundo árabe.

Arabia Saudita endurece su postura

Uno de los mayores desafíos para la política exterior de Trump es su intento de normalizar relaciones entre Israel y los países árabes. Sin embargo, la ofensiva israelí en Gaza ha cambiado las dinámicas en la región.

Arabia Saudita, un actor clave en el Golfo, ha rechazado categóricamente el desplazamiento de los palestinos y ha condicionado cualquier acuerdo de paz con Israel a la creación de un Estado palestino independiente.

Un escenario incierto

Con el creciente rechazo del mundo árabe y el escepticismo de la comunidad internacional, la propuesta de Trump parece destinada a aumentar la tensión en Medio Oriente en lugar de aliviarla. A medida que la región sigue enfrentando un frágil equilibrio, el impacto de estas declaraciones podría marcar el futuro de la política estadounidense en la zona.