Traducido por el equipo de SOTT.net

Mientras la UE tiembla ante lo que hará o dejará de hacer el nuevo presidente de Estados Unidos, los responsables políticos de Bruselas se plantean continuar la catastrófica guerra económica contra Rusia.
Sanctions
© New Eastern Outlook
La noticia de que un borrador de propuesta para la 16ª ronda de sanciones circula por los pasillos del poder en la UE llega cuando Moscú rivaliza con Londres en valor inmobiliario. El ruso Putin declaró que Europa "movería el rabo" y seguiría las órdenes de Donald Trump. A los ciudadanos de a pie de la eurozona sólo les queda rezar para que el estadista ruso vuelva a tener razón.

¿Quién fue el que dijo: "El único error real es aquel del que no aprendemos nada"? Creo que fue el legendario industrial Henry Ford, entrevistado junto a Thomas Edison por Alexander Graham Bell (1929). De esta vieja entrevista se desprende un consejo para los magos de la Unión Europea. Si las personas más innovadoras y de mayor éxito que han existido advierten contra algo, es una sabia política que deben seguir todos los líderes. Sólo la Unión Europea tiene exactamente CERO personas sabias dirigiendo ese espectáculo. ¡Más sanciones a Rusia! Un golpe de genio para un continente sin gasolina, contra las cuerdas y a una sirena antiaérea de la destrucción nuclear.

Los números no mienten

Pocas personas en la UE se dan cuenta de cómo sus líderes han costado ya al ciudadano medio del bloque del euro oportunidades y prosperidad incalculables. Antes de que los rusos se vieran obligados (por la OTAN, etc.) a desmilitarizar y desnazificar Ucrania, Rusia suministraba entre el 40 y el 60% del gas natural de Europa. En algunos países, principalmente los más pobres de Europa del Este, esa cifra ascendía al 80%. Sin embargo, Alemania e Italia eran los mayores consumidores de esta energía. El país más afectado ha sido Alemania desde el punto de vista industrial, con empresas como VW que planean suprimir decenas de miles de puestos de trabajo. La asesora política austriaca Ulrike Reisner enmarcó la situación en 2023, diciendo:
"Los países de la UE no pueden compensar las pérdidas económicas causadas por las sanciones contra la Federación Rusa. El proceso de desindustrialización continúa en Europa. El resultado es una pérdida permanente de riqueza para las sociedades occidentales".
Reflexionemos un momento sobre esta afirmación. Me llama la atención inmediatamente el uso que hace Reisner de "pérdida permanente de riqueza". Permanente, como para siempre. Hoy, los subsidios a los precios de la energía, la deuda externa, la inflación masiva y el reducido poder adquisitivo del euro (especialmente en los Balcanes) tienen a los rumanos listos para elegir (si las élites occidentales lo permiten) a un presidente prorruso. Hungría ya está en modo "qué c*** le pasa a Von der Leyen". Mientras el Titanic de la Confederación se hunde, el comunicado de prensa de Bruselas habla de "repunte gradual" año tras año. La realidad es que el crecimiento económico de la UE se ha hundido muy por debajo del de Estados Unidos y el G7. La mayor economía del bloque, Alemania, ha caído como una roca por debajo de EE.UU. e incluso de los demás países del G7. Y atención a esto: La tasa de crecimiento de China en 2024 era 3 veces superior a la de la UE. Sí, amontona más errores económicos sobre una montaña de errores financieros, Von der Leyen. Y mientras lo haces, envía unos cientos de miles de millones más a Zelensky para que los blanquee para sus oscuros actores entre bastidores.

Para colmo de males, como era de esperar, las élites que dirigen la UE han dado instrucciones a los medios de comunicación y a los políticos para que acusen a Putin y a Rusia de "armar" la energía cuando los especuladores de Europa buscaban energía más barata para alimentar las estancadas economías europeas. En otras palabras, los títeres de Bruselas fueron sancionados a hacer algo, a hacer cualquier cosa para apuntalar un sistema que nunca podría haber funcionado. El euro estaba muerto antes del instante en que se acuñó la primera moneda de cobre, níquel y latón. Los rusos se orientaron a sacar provecho de un mercado para construir una vida mejor para la gente de allí. Y para hacer más ricos a los ricos, por supuesto.

Guerra económica con armas de juguete

¿Armar la economía? Bueno, ese es el juego al que Washington y los londinenses han estado jugando. Si quieres echarte unas risas, lee cómo el FMI predice que el crecimiento de Ucrania será del 5,3% en 2026. ¿Sabe Christine Lagarde algo que el resto de nosotros no sabemos? Por supuesto que sí, pero la cuestión es que los dirigentes europeos se han quedado sin espacio. Esto significa que sólo hay una razón lógica para tratar con más sanciones. Estas deben ser una moneda de cambio para el papel de Europa en el próximo acuerdo de paz con Ucrania. Es decir, si alguien en Europa es lo suficientemente inteligente como para jugar a las cartas en lugar de ir a pescar.

Un artículo que leí en POLITICO de Matthew Karnitschnig, informando desde Berlín recientemente, remata mis afirmaciones anteriores.
"Las recesiones y las guerras comerciales pueden ir y venir, pero lo que hace que esta coyuntura sea tan peligrosa para la prosperidad del continente es la mayor verdad incómoda de todas: la UE se ha convertido en un desierto de innovación".
Así pues, los dirigentes de un desierto de innovación, que se enfrentan a los aranceles de Trump sobre medio billón de euros en comercio, vuelven a jugar a la ruleta rusa económica con Putin. Ah, y para aquellos en los pasillos del poder en Europa que piensan que Trump va de farol, acaba de imponer aranceles masivos a los vecinos más cercanos de Estados Unidos, México y Canadá. Dios no quiera que aumente el precio de las exportaciones de gas natural licuado a Europa o que saque a Estados Unidos de la OTAN. Afrontémoslo: los europeos han estado librando una guerra económica contra Rusia, usando una pistola de juguete contra un AK-47.

Sí, Europa. El Macron de Francia no es el único títere banquero que necesita irse. Es hora de que la gente salve lo que queda de su legado. Hacer amigos y menos enemigos.